Los lemas sin censura de la campaña de Madrid
¿Te imaginas que en los carteles electorales los candidatos pusieran realmente lo que te quieren decir? Hemos hecho ese ejercicio por ellos, con el fin de echar una sonrisa antes de ir a votar y darle otra vuelta más a la decisión final.
PP: Barra libre
En Madrid hay barra libre para hacer lo que nos da la gana. Eso sí, apáñatelas como puedas y no te quejes ni le pidas nada al gobierno popular. Más que “Libertad”, el lema redondo es “Barra Libre” para el partido que ha basado toda su estrategia en no dejar a los madrileños sin su ración de alcohol diaria y se ha emborrachado de triunfalismo tanto o más que Enrique López —su consejero de Justicia, condenado por saltarse semáforos y cuadriplicar la tasa de alcoholemia—.
Madrid es la viva imagen del libertinaje, esa idea de una ciudad que no está hecha para cumplir ninguna ley, porque para eso somos el centro de España y del Universo por derecho propio. Ayuso presume de ir por libre y no ve la necesidad de que las ayudas lleguen a los pequeños empresarios, como ha sucedido en todas las demás comunidades. Se ha convertido en la heroína de la hora feliz y ahora pide cobrárselo en votos.
PSOE: Iñaki no, el otro
El hermano de Iñaki Gabilondo ha jugado tanto a ser un señor invisible de tan educado, que son pocos a los que les sale su nombre de pila a la primera y tienen que recurrir a su parentesco con el conocido periodista para identificarle. Lleva tanto tiempo siendo el otro, que lo ha acabado asumiendo. Entre el votante de izquierdas se le ha echado de menos mientras Ayuso convertía Madrid en una de las ciudades más afectadas por el covid, con una economía menguante.
Los socialistas tienen un serio problema en Madrid, no logran gobernar ni a la de tres, aunque ganen. Gabilondo ganó hace dos años. Para justificar la falta de un liderazgo que enganche, se autoengañan con la teoría de que Madrid es muy de derechas. Si Carmena lo logró, que al fin y al cabo era una señora a la que no conocía nadie hasta ese momento, quizá deberían analizar con profundidad qué falla en los candidatos socialistas para que despierten tan poco interés.
Ciudadanos: Qué te cuesta
Haz el favor, no me dejes sin votos. Eso es lo que realmente debería pedir Ciudadanos, un voto sincero para evitar quedar fuera de la Asamblea. Salta a la vista el parecido de Edmundo Bal con Juan Cuesta, de Aquí no hay quien viva, un hombre pacífico que pone todo su empeño en ser presidente de la comunidad de vecinos. Solo por eso habría que darles una segunda oportunidad. Además, tiene su mérito haberse quitado de encima a Toni Cantó.
“No dejes que Inés Arrimadas se convierta en Rosa Díez”, sería otra opción para imprimir en los carteles. El problema de Ciudadanos es que ha pasado sin pena ni gloria y que cometió el error de hacerse la foto de Colón y luego regaló sus votos territoriales al PP para que gobernará sin obtener nada a cambio, excepto deslealtad.
Más Madrid: Cura Sana Culito de Rana
La anestesióloga Mónica García se ha convertido en la mujer que ha hecho frente a Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid, convirtiéndose en su principal dolor de cabeza. Siempre sonriente pero firme, con la autoridad que le da haber estado en el hospital durante los momentos más duros de la pandemia y conocer de primera mano la realidad tras los escalofriantes datos.
Con la mascarilla en la mano, queda claro a donde se dirige su mensaje. La salud, la salud y la salud. En lugar de “Lo que de verdad importa” podían haber sido más claros y atreverse con un “Cura sana, culito de rana”, que lo entiende todo el mundo y te retrotrae a la seguridad que sentías en la infancia cuando escuchas la cantinela de boca de un adulto protector.
Vox: En Madrid sobra gentuza
“El golpe que necesita Madrid”, podría haber sido su otro lema en lugar de “Protege Madrid”, que es el que han usado. Porque si de algo presume la tropa de Abascal es de no tener pelos en la lengua. Tienen tan pocos, que hasta en su propio cartel han puesto dos micrófonos a su líder nacional y ninguno a su candidata a la comunidad de Madrid, Rocío Monasterio. Que quede claro quién es el que tiene voz y voto, el hombre siempre.
El partido ultra no oculta que su objetiva es echar de Madrid a toda la gentuza que no deja de señalar aunque luego les pida el voto. Los menas (menores extranjeros no acompañados) se han convertido en un símbolo de esa gentuza —palabra muy extendida entre el votante de extrema derecha— a la que quieren devolver a donde sea que haya que mandarles. Ya sean homosexuales, rojos o inmigrantes. Ahí cabe cualquiera que no comulgue con el totalitarismo que sueñan imponer.
Podemos: No me pueden ver
Pablo Iglesias es listo, un axioma tan asentado que nadie se atreve a cuestionarlo, ya seas de izquierdas o de derechas. Sin embargo, el golpe de efecto de abandonar el Gobierno y presentarse por Madrid no duró ni una semana, quizá porque resulta ser el político peor valorado entre los líderes de otros partidos, tanto en el ámbito nacional como en el territorial. Su poder de seducción se lo ido cargando él mismo en los pocos años que lleva en política. Así que para no quitarse votantes de encima, el partido ha decidido prescindir de su cara. Hay otra lectura alternativa y es que es tan popular que no necesita poner su rostro en un cartel, ni tan siquiera su nombre. Basta con una calle en modo verbena de la Paloma, qué si hay que ser castizos, se es aunque no luzcan el traje de chulapos.