Los entresijos del único día “bonito” de la legislatura
Todos los ministros de Unidas Podemos han aplaudido al rey, sus diputados no.
“Pareces de Nuevas Generaciones con el traje”. Comentario de Teodoro García Egea (PP) al flamante ministro de Consumo, Alberto Garzón. Día de tiros largos en el Congreso. Solemne apertura de las Cortes Generales, con los reyes como grandes invitados y entrando, como marcan la tradición y las grandes ocasiones, por la Puerta de los Leones.
Una mañana política diferente, con batallón de honor en la puerta y hasta desfile militar. Todos guapos para ver a los monarcas y sus hijas: hasta lentejuelas, trajes para ir a una boda y hasta una capa por parte de un diputado de Vox. Todas las Españas resumidas en hora y media de sesión.
Casi todos los diputados y senadores, a escuchar las palabras del rey de España. Y a la vez vivir un momento histórico: se sentaban por primera vez en el banco azul de la primera fila los miembros de Unidas Podemos en el primer Gobierno de coalición desde la II República. De hecho, el más madrugador en entrar en el Hemiciclo era Pablo Iglesias, que ocupaba la tercera silla como vicepresidente segundo del Gobierno. Flashes, flashes.
Y todas las miradas en saber qué harían Iglesias, Alberto Garzón, Irene Montero, Yolanda Díaz y Manuel Castells durante el discurso del rey. Pues señoras y señores: protocolo puro y duro, nada de extravagancias y aplausos a su majestad y a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, cuando ha gritado “Viva la Constitución, viva el rey”. Y ha salido de ellos, no había ninguna instrucción desde la Moncloa con directrices sobre la actitud, según explican fuentes del Ejecutivo.
Sus diputados morados han seguido su hoja de rutas a medias: sí se han levantado tras las palabras del monarca, pero no han aplaudido la mayoría. Un monarca tiene por primera vez en frente en una sesión solemne a ministros comunistas pilotando parte del país. Y, por otro lado, a la ultraderecha sentada en la bancada como tercera fuerza
El mensaje que traía Felipe VI para sus señorías: “España no puede ser de unos contra otros. Debe de ser de todos y para todos”. Pero todos, todos, no estaban. No se han sentado a escucharlo los parlamentarios de ERC, Junts, BNG, Bildu y BNG. Una hora antes de que pisaran los reyes, la princesa de Asturias y la infanta Sofía la Carrera de San Jerónimo, el equipo capitaneado por Gabriel Rufián cruzaba el patio y leía un manifiesto en la sala de prensa: “No tenemos rey”.
Ponían la espinita a una mañana de pompa y boato, de caballos. De baldaquino cubriendo las puertas del Congreso. Tanto The Crown... pues aquí también se saben hacer las cosas bien sobre las moquetas. Eso sí, siempre todo muy alfonsino. “Posiblemente el único día bonito que tendrá la legislatura”, como resume un diputado del PSOE.
Y es que la legislatura no va a ser nada, pero nada, solemne. Hoy había oropel, pero se han visto también momentos bajos. Varios diputados de Vox llegaban con ánimo de liarla otra vez y han entrado raudos. El objetivo: ocupar, como ya hicieron en otras sesiones, las primeras filas, justo detrás de Pedro Sánchez. Foto y bronca buscaban.
Esa orden contradecía al protocolo: que permite sentarse al diputado donde quiera pero siempre dentro de los espacios reservados para su grupo parlamentario. La resistencia socialista la encarnaba en los primeros minutos José Zaragoza, como ya pasó la otra vez. Y siempre muy espabilado y como miembro de la dirección del PSOE en la Cámara Baja el jienense Felipe Sicilia, al que ya muchos ven llamado a grandes despachos en el futuro, se plantaba en la primera fila de pie para tapar a los miembros de Vox. Crecía la tensión, y tan solo faltaban veinte minutos para la llegada de los monarcas. Al final, el portavoz de la ultraderecha, Iván Espinosa de los Monteros, llamaba a los suyos a retirarse. La Reconquista la ganaba el PSOE.
Javier Ortega Smith lo comentaba luego con aires de enfado y casi enrojecido de rabia con Espinosa de los Monteros y Macarena Olona en el otro lado del Hemiciclo. Ellos son los que manejan en las sombras el día a día de partido de Santiago Abascal. Un socialista lo decía en el patio al finalizar el desfile: “Para ser gente de orden, son muy gamberros”.
Vuelta a las palabras del rey y comentarios a la salida. Un discurso “magnífico”, según fuentes de la dirección del PP. En el PSOE resaltan el lado “institucional” de Felipe VI y sus llamadas al diálogo entre los partidos político. En Unidas Podemos no quieren hacer comentarios. Y críticas han llegado desde Más Madrid, ya que para los de Íñigo Errejón no se ha hablado de temas como el cambio climático o asuntos sociales y se ha puesto por encima un mensaje para los partidos y los políticos.
Al aplausómetro. Sus señorías, en pie, han dado palmas durante cuatro minutos (de 12.35 a 12.39), y han parado al pedirlo el rey con un gesto. Un minutos más que en la anterior sesión solemne de apertura. Felipe VI no se podrá quejar.
Y también algunas maldades. ¿Qué te ha parecido que los ministros de UP aplaudiesen todos al rey?, preguntan a un miembro de Génova 13. Respuesta: “Por la forma que lo hacían algunos parecía un fandanguillo de Huelva”. “Una auténtica conversión”, decía otro ‘popular’ sobre las palmas de Iglesias. Otro comentario sarcástico que hacía un parlamentario de derechas: “Castells ha puesto el abrigo como si fuera un capote”.
Ya pasó en la promesa de los cargos en Zarzuela: los miembros de Unidas Podemos no quieren hacer un ruido innecesario y dar barra libre a los detractores que claman por las esquinas de España que ha llegado el Apocalipsis. Eso sí, en sus solapas el pin del triángulo rojo con mensaje antifascista.
Por cierto, ya se van viendo dinámicas internas y algunas pandillas de Gobierno. Sánchez e Iglesias intercambiaban opiniones poco antes de que empezaran los discursos, con Carmen Calvo también participando. Menos feeling se veía entre el vicepresidente segundo y la tercera, Nadia Calviño, senta a su izquierda. El ‘morado’ despachaba al poco con mucho cariño con la cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Muy solicitada esta última por algunos diputados para hacerse luego una foto en la puerta.
Acabadas las palabras, había una conversación larga entre Sánchez y su ministro de Agricultura, Luis Planas. No se podía escuchar, pero todo apunta a la grave situación que hay en el campo y las protestas que están recorriendo toda España. Cerca de ellos, el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, comentaba la jugada con Felipe Sicilia.
¿Y Ciudadanos? Pues muy diluidos sus diputados. No hacen ya ni ruido. Ahora inmersos en su intento de fusionarse con el PP en las listas del País Vasco, Galicia y Cataluña para las siguientes elecciones. Están ya a punto de caramelo para caer en las redes del España Suma del PP. Pero, ojo, según fuentes populares, tienen que hablar y producirse la unión en aquellos sitios donde hay “problemas”. En esta categoría, para el PP, no entran los dominios de Alberto Núñez Feijóo.
Quien no tenía tampoco muy buena cara este lunes era José Luis Ábalos, ministro de Transporte. Rostro de circunstancia y una imagen que no tiene nada que ver con su habitual actitud en el Congreso de los Diputados. Casi a la vez de la sesión, se cortaba el tráfico aéreo por drones en Barajas. Un lugar que precisamente no le trae ahora buenos recuerdos al ‘número tres’ del PSOE por la polémica del tránsito de la vicepresidenta venezolana.
Hoy solo estaba permitido que hablaran dentro el rey y Batet. La presidenta del Congreso, sabiendo lo que va a venir, ha pedido consenso y respeto a sus señorías: “En el Parlamento no existe el enemigo”. Y con toques literarios ha querido decirlo, citando palabras de Hermón a Creonte en la Antígona de Sófocles y recordando a Bernard Crick, político británico. Ha tenido un gesto con la princesa de Asturias, de la que ha recordado unas palabras en su primer discurso. La hija mayor de los reyes la ha mirado y sonreído, con un toque de rubor.
Leonor y Sofía no eran nuevas en estos lares, ya que vivieron la apertura tras la repetición electoral de 2016. Pero hoy ocupan un papel más destacado, al tener ya agenda. La princesa miraba más hacia los oradores y sonreía, mientras que la infanta casi no parpadeaba mirando directamente a sus señorías en el Hemiciclo. ¡Cuidado con los móviles! No los de Casa Real. Alguien se lo ha dejado encendido mientras hablaba el rey y ha sonado a todo trapo una cancioncilla. Algunos diputados se han despistado y comentado entre risas al oído en las filas de arriba.
Arriba, arriba, con altura. Hay que fijarse también en la tribuna de invitados. Por allí andaban el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y las presidentas de Madrid y La Rioja, Isabel Díaz Ayuso y Concha Andreu, respectivamente. Figuras importantes cerca de nuestro parlamentario y que presidieron el Congreso como Luisa Fernanda Rudi, Federico Trillo y Jesús Posada. No se puede despistar nadie un segundo, que por allí andaban a la vez María Teresa Fernández de la Vega, presidenta del Consejo de Estado, y Miquel Roca, uno de los padres de la Constitución.
Lo que en el PP no querían escuchar para nada este lunes era sobre la información de la Cadena Ser de que el Gobierno de Mariano Rajoy gastó 500.000 euros de los fondos reservados para la operación Kitchen para espiar a Luis Bárcenas. Esa solemnidad, para otro día. En el patio sí pedían explicaciones los portavoces del PSOE, Adriana Lastra, y de Unidas Podemos, Pablo Echenique.
Los discursos solemnes del rey y Batet parece que se los llevará el viento cuando arranquen las sesiones de control. Los diputados y senadores está preparados para una batalla ruda. No es lo mismo el Congreso cuando se retira el baldaquino.
Pd: Y tras el desfile Cristina Narbona y algunas otras señorías se han caído en la escalera de acceso. Ha habido hasta rotura de ligamentos. ¡Para salir corriendo!