¿Lleva Truss un collar de sumisa sexual? La última polémica sobre la 'premier' de Reino Unido
Un aro, una cadena y muchas especulaciones. Por si no tenía suficiente con una crisis de Gobierno...
La primera ministra de Reino Unido, la conservadora Liz Truss, ha empezado con mal pie su mandato: a los dos días de su toma de posesión muere Isabel II, luego le estalla una polémica sobre impuestos, los precios suben hasta provocar nuevas huelgas, como las de su antecesor, Boris Johnson, y hasta su partido se le revuelve y trata de echarla de Downing Street. En mitad de todo esto, tiene que hacer frente a otra polémica que nada tiene que ver con lo anterior, sino con sus joyas. En las redes sociales ha saltado la pregunta: ¿Lleva Truss un collar de sumisa sexual?
La premier es fiel a una serie de collares similares pero no iguales, sencillos, con un círculo central engarzado a una cadena de oro, más o menos gruesa, según el modelo, y las redes sociales han comenzado a afirmar que se trata del collar que una sumisa se pondría de día, fuera de casa, para anunciar discretamente que es propiedad de un dominante. Es lo que se conoce como collar BDSM, esto es, Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo, y Masoquismo, una serie de prácticas y aficiones relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidades no convencionales o alternativas, que reducimos, no siempre acertadamente, en sadomasoquismo.
Habitualmente, en las parejas que usan estos roles de dominante y dominado, este último emplea collares de metal o cuero cuando pasan tiempo juntas, pero también, en su vida cotidiana, pueden emplearlos para marcar sus preferencias. “Está emitiendo señales”, “no hay dudas”, “he usado collares de perro más sutiles”, se lee en las publicaciones que afirman que Truss es una de ellos. Al parecer, el círculo de oro es un símbolo que se inspira en La historia de O, un libro erótico que es un clásico, publicado por Pauline Reage en 1954.
“No hacemos comentarios”, dicen en la oficina de Truss cuando los medios locales le han preguntado por el tema. Lo que es cierto es que la primera ministra sigue llevando estos collares sin problema. Se puso uno de ellos el día que fue a ver a Isabel II y tomó posesión de su cargo y, también, en su primer encuentro con el presidente de EEUU, Joe Biden. La conspiración del collar le trae al pairo a una mujer de 47 años conocida por su pulcritud en el vestir y que tiene afición por los collares, por rachas: lo mismo pasa meses poniéndose perlas que hojitas plateadas que cuentas de colores o cruces.
The Telegraph es el diario más serio de cuantos han reparado en el collar y explica que podría tratarse de un regalo de su esposo, el contable Hugh O’Leary. También trata de buscarle un significado al insistente círculo, “un compañero constante en su camino de ascenso a la cima”:
Sea un símbolo sadomaso o un cómodo accesorio para colgarse las gafas, lo cierto es que el collar ha rescatado la vida sentimental de Truss. Tuvo una relación extramatrimonial con el parlamentario Mark Field, un líder de los tories casado y miembro clave del Gabinete en la sombra de David Cameron, que comenzó en 2004 y duró 18 meses. A él le costó el matrimonio. Y en 2017, el nombre de Truss salió en una lista de 36 parlamentarios a los se se había investigado por su conducta sexual en la Cámara, en su caso, por tener relaciones con “investigadores masculinos”. Estas alegaciones no fueron confirmadas.
Y a todo esto, si Truss fuera sumisa, ¿qué?