La OCDE confirma el peor comportamiento de la economía española
España sufre un frenazo may de lo esperado...
La economía española está experimentando una desaceleración más acentuada que otras economías que, en principio, estaban comportándose de forma más irregular, según los indicadores sintéticos que ofrece la OCDE. Una situación que pone en evidencia la irrelevancia de un discurso progresista que prometía un mejor comportamiento de la economía española.
Como venimos diciendo desde hace meses, la desaceleración de la economía española no es un problema reciente, pues ya desde 2015 hemos estado viendo sucesivas revisiones del PIB y una mayor moderación de los crecimientos. De acuerdo con las tasas reales de crecimiento que ha ido cosechando el país, así como las previstas para años posteriores, estamos ante una clara tendencia de desaceleración subyacente, con indicadores que reflejan un riesgo latente para una economía que se encuentra cada vez más debilitada.
Sin embargo, aquellas economías que, como Alemania, mostraban una desaceleración más acentuada –llegando a prever recesiones en el crecimiento–, de acuerdo con estos indicadores sintéticos de los que hablamos, así como las previsiones de crecimiento futuro, muestran un nuevo alza, con unos crecimientos más moderados, pero dentro de la línea de lo esperado y considerado como estable. Sin embargo, el ejemplo no es del todo bueno, pues, con España, Alemania también ha mostrado un comportamiento en el indicador más pesimista que el resto de países.
Para ponernos en situación, el indicador CLI es un compuesto de indicadores que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en los que tratan de agregarse determinadas magnitudes, siendo el fin de esto el de poder sacar una aproximación –casi en tiempo real– sobre los crecimientos previstos para las distintas economías. De acuerdo con el indicador, España muestra un nivel cercano al 98,58; mientras que el mes anterior registraba un 98,8. Ante esto, estamos ante una contracción de 0,22 puntos en el indicador; muy distante de los niveles que presentaba la economía española hace un año.
Aunque la economía española se haya dejado 1,37 puntos en un año, la economía europea, en su conjunto, muestra una contracción de 1,38 puntos en el indicador promedio y en contraste con el año predecesor. Como digo, una tendencia que en España es similar al promedio de la Unión Europea, pero que, respecto al promedio de los países que integran la OCDE, se encuentra muy distante de los 1,10 puntos que se ha dejado el promedio de esta organización en lo que va de año. La debilidad de la economía es una realidad, por lo que negarlo sería una clara necedad en materia de análisis.
Con esto, la economía española se sumerge de lleno en una desaceleración que ya iban mostrando otros indicadores macroeconómicos como el empleo, la industria o el consumo. Una desaceleración que, en el caso de España, seguimos sin poder afrontar por la falta de un gobierno que impulse las reformas, tanto a nivel coyuntural como estructural, que necesita la economía española para tratar de paliar la situación, sin incurrir en un mayor, y posible, deterioro de la situación nacional.
Un deterioro que también es más distante del que refleja el promedio de la Unión Europea. De acuerdo con el registro, la UE también ha mostrado signos de debilidad, aunque, en su promedio, más leves que España. De acuerdo con el contraste que refleja la variación de ambos meses, el promedio europeo ha decrecido un 0,10 en el indicador. Un deterioro previsto, pero que destaca respecto a España por estar en niveles inferiores, y muy distantes, de los que recoge la economía española.
En resumen, el escenario económico a nivel global presenta un rumbo bastante negativo para los próximos meses. Un escenario de economías más debilitadas que en los meses anteriores y con la amenaza de posibles recesiones. Una situación que, como digo, engloba a toda la economía en su conjunto, pero que pone de manifiesto los riesgos que, hasta ahora, se han estado negando por parte del que, hasta hace unas semanas, era el Gobierno en funciones del país. No obstante, la realidad de los indicadores acaba, como siempre, mostrando una realidad difícil de negar.