Greenpeace despliega una pancarta en Madrid contra la "fiesta del consumismo"
En el Black Friday o Viernes Negro y su relación con la crisis climática.
Unos 30 activistas de Greenpeace se han encaramado este viernes a la fachada de un edificio comercial de la Gran Vía madrileña, donde han desplegado una pancarta de 180 metros cuadrados para denunciar la “fiesta del consumismo” en el Black Friday o Viernes Negro y su relación con la crisis climática.
Celia Ojeda, responsable de la campaña de Consumo de la organización ecologista, ha explicado que “esta moda que hemos importado de EEUU -que se caracteriza por importantes descuentos en todo tipo de productos- es el pico del iceberg del consumo, del que participamos masiva y compulsivamente”.
“Cada español se va a gastar hoy una media de 300 euros en siete u ocho productos -fundamentalmente moda- que no usará nunca, simplemente por el mero fervor consumista”, ha denunciado la portavoz de Greenpeace.
Greenpeace mantendrá esta acción de protesta pacífica “el tiempo que sea necesario” y llevará a cabo otras iniciativas en esta zona comercial de Madrid, para hacer “un claro llamamiento a los gobiernos que van a estar en la Cumbre del Clima (COP25) a partir del 2 de diciembre sobre lo mucho que hay que trabajar contra la crisis climática”.
Celia Ojeda ha recordado que, según los últimos datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, en el año 2017 la industria textil generó más de 600 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por habitante, lo que la convierte en la segunda más contaminante a nivel internacional.
“Es urgente que en días como hoy y en todos los demás días del año las personas empiecen a consumir menos y los gobiernos a obligar a las empresas y a las marcas a producir menos y no ser cómplices de estos picos de consumo, que a este ritmo harán necesarios tres planetas como este en 2050”, ha sentenciado.
Los activistas de Greenpeace, que se encuentran encaramados a un andamio en el número 29 de la Gran Vía situado a una altura correspondiente a una quinta planta, “han entrado tranquilamente y de forma pacífica”, ha asegurado Ojeda, y su intención es “llamar la atención tanto del público como de los gobernantes”.
La pancarta, que muestra un planeta “enfadado” junto a una etiqueta de “prohibido Black Friday” quiere visualizar los impactos, no sólo ambientales, también sociales que tiene este tipo de consumo, que produce a costes muy bajos con el consiguiente impacto sobre las clases trabajadoras más vulnerables, denuncia Greenpeace.
“A partir de la próxima semana tendremos en Madrid a los líderes de todos los países del mundo hablando de soluciones para la emergencia climática a la que ya nos enfrentamos -ha subrayado la portavoz- y por ello les instamos a evitar que días como este se sigan celebrando a nivel internacional”.