Feijóo, un 'fake' moderado muy de ultraderecha, en el Senado
Hasta ahora sabemos que no arrima el hombro para salir de la crisis, que prefiere pactar con la ultraderecha y que desea seguir tapando la corrupción en su partido en lugar de erradicarla.
Feijóo viene al Senado para tratar de interpretar un papel de político moderado. Pero de moderado tiene muy poco. Él se encuentra mucho más cómodo con planteamientos de ultraderecha pero disimulando. Feijóo es de los que tiran la piedra y esconden la mano.
De hecho, la primera decisión adoptada por Feijóo como líder nacional del PP fue pactar con Vox para que entrara a formar parte del gobierno de Castilla y León. Hoy esta región es la única en toda Europa donde gobierna la ultraderecha. Frente a ello, la derecha civilizada europea no pacta nunca con la extrema derecha, no cede espacios de libertad y de derechos.
También se ha unido a Vox para votar no al Plan Nacional contra los efectos económicos de la guerra en Ucrania. PP y Vox rechazaron bajar 20 céntimos el litro de combustible para todos los españoles y españolas, subir un 15% el Ingreso Mínimo Vital y que dos millones de familias tuviesen bono social. PP y Vox se negaron a 10.000 millones para empresas, pymes o autónomos, a 430 millones para agricultores, ganaderos y sector pesquero, así como a 1.000 millones para los transportistas. ¿Cuál de estas medidas no le gustaban?
¿Dónde está la moderación de Feijóo cuando en lugar de arrimar el hombro en estos momentos complicados, solo pretende que todo vaya mal? Feijóo repite una y otra vez que la política del Gobierno no funciona, pero miente y, lo peor, lo hace a sabiendas.
España tiene ahora más afiliados que nunca a la Seguridad Social, 20 millones de personas; se firman más contratos indefinidos que nunca, 700.000 el mes pasado; y tenemos el nivel de paro más bajo en abril desde 2008. Y por cierto si lo comparamos con cuando gobernaba el PP, hoy hay en nuestro país 1.100.000 afiliados más a la Seguridad Social que cuando Rajoy se fue, se firman 5 veces más contratos indefinidos y hay 252.000 parados menos.
La receta mágica de Feijóo es bajar impuestos. Pero el FMI, la UE y el Banco de España le han dicho que no es el momento de hacerlo. Además es curioso que el PP siempre pida bajar impuestos en oposición, pero cuando llegan al Gobierno los suben más que nunca. Rajoy los subió más de 50 veces.
Feijóo, pese a haberlo prometido, no deflactó nunca el IRPF en sus 14 años al frente del gobierno gallego como pide que se haga ahora.
Tampoco es realista cuando trata de trasladar la idea de debilidad del Gobierno ante la comunidad internacional. Hace poco, la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen, aseguró que España es el motor de Europa y que nuestra recuperación tiene bases sólidas.
El que dice ser moderado trata de cuestionar el crecimiento económico de España, a pesar de que somos uno de los países que más ha crecido en 2021, que más está creciendo en 2022 y que más crecerá en 2023. No sólo en la Unión Europea, también en los países que forman la OCDE. El crecimiento español es robusto.
El presidente Pedro Sánchez se deja la piel para buscar soluciones a los problemas de la gente, como el de alcanzar el hito histórico que supone el acuerdo con la UE para que la luz baje un 40% para familias y empresas, mientras el PP sigue con el horizonte bastante perdido.
Feijóo está todo el día hablando de la Constitución, pero sigue incumpliéndola al negarse a renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. Lo que parece que no cambia nunca y es parte de su marca PP, es la corrupción. A Feijóo se le acumulan los pillos, las libretitas y las explicaciones que esperamos que dé cuanto antes.
Su presencia en el Senado será una oportunidad de saber qué piensa. Hasta ahora sabemos que no arrima el hombro para salir de la crisis, que prefiere pactar con la ultraderecha y que desea seguir tapando la corrupción en su partido en lugar de erradicarla. Por mucho que los medios de la derecha traten de prepararle un traje a medida de hombre moderado, la realidad es que al día de hoy no da la talla como hombre de Estado ni como líder de una derecha moderada y centrada.