El Ejército de Myanmar toma el control del país tras arrestar a Aung San Suu Kyi
La Premio Nobel y sus compañeros están retenidos, denunciados por los militares que no reconocen el resultado de las elecciones de noviembre.
El Ejército de Myanmar (Birmania) arrestó esta pasada madrugada a un número indeterminado de políticos, miembros del partido gobernante y líderes civiles tras una semana de rumores sobre un posible golpe de Estado militar. Ha declarado el estado de emergencia durante un año y se ha hecho con el poder en un golpe de estado en toda regla.
Familiares de algunos de los detenidos, entre ellos prominentes miembros del Partido Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezado por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, informaron de las detenciones, mientras las líneas de teléfono y comunicaciones permanecen cortadas, aunque todavía funciona internet.
Los soldados también tomaron el control de la cadena de televisión pública MRTV, apuntó el medio en un mensaje de Facebook al que miles de usuarios respondieron con las etiquetas “salvar a Birmania” y “Necesitamos democracia”, entre otras.
Efectivos castrenses también se personaron en una de las compañías de telecomunicación que opera en el país.
El poderoso Ejército de Birmania, que mediante una sucesión de juntas militares gobernó el país durante casi medio siglo, rechazó el sábado los rumores y garantizó en un comunicado su compromiso con la defensa de la Constitución.
La Premio Nobel ha reclamado a la población que se oponga a la asonada y “resista con firmeza”, según un comunicado publicado por su partido y difundido por Reuters.
Protesta por las elecciones
De esta forma, el Ejército sofocó temporalmente los rumores de golpe que se han ido intensificando desde que el pasado martes el portavoz militar Zaw Min Tun se negara a descartar la toma del poder por parte del Ejército tras denunciar supuestas irregularidades en las elecciones legislativas del pasado 8 de noviembre.
La aplastante victoria electoral de Suu Kyi demostró su gran popularidad en Birmania, a pesar de su mala reputación internacional por las políticas contra la minoría rohinyá, a la que gran parte se le niega la ciudadanía y el voto, entre otros derechos.
El miércoles, el jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, señaló en un discurso ante el personal castrense que se debería abolir la Constitución si esta no se cumple, lo que había sido interpretado como una amenaza velada en un país que estuvo sometido a una dictadura militar entre 1962 y 2011, cuando se inició la transición hacia la democracia.
Las supuestas irregularidades fueron denunciadas en primer lugar por el Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), la antigua formación gubernamental creada por la anterior junta militar antes de disolverse.
La Comisión Electoral ha negado el fraude electoral en los comicios de noviembre, ganados con una mayoría aplastante por la Liga Nacional para la Democracia al conseguir el 83% de los 476 asientos del Legislativo.
El USDP fue el gran perdedor de las elecciones, al lograr solo 33 escaños, y se ha negado a aceptar los resultados, llegando a pedir que se celebren nuevos comicios organizados por el Ejército.
Los militares, que redactaron la actual Constitución en un plan de ruta para lograr una “democracia disciplinada”, cuentan con grandes poderes en el país, ya que ostentan el 25% de los escaños del Parlamento y los influyentes Ministerios del Interior, Fronteras y Defensa.
Condena internacional
El paso dado por los militares ha cosechado, de inmediato, la condena de las principales potencias internacionales. La Casa Blanca dijo este domingo estar “alarmada” por los acontecimientos y pidió a los militares que liberen a los políticos detenidos y se adhieran a los principios democráticos y advirtió de que tomarán “acciones” si usurpan el poder.
En un comunicado emitido esta noche, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que están “alarmados por las informaciones de que los militares birmanos han dado pasos para minar la transición democrática en el país” y confirmó que el presidente Joe Biden ha sido informado sobre los últimos acontecimientos, incluida la detención de Aung San Suu Kyi.
“Reafirmamos nuestro fuerte apoyo a las instituciones democráticas birmanas y, en coordinación con nuestros socios regionales, urgimos a los militares y a todos las otras partes a adherirse a las normas democráticas y al imperio de la ley y a liberar a los detenidos hoy”, añade el comunicado.
Australia e India han manifestado también su malestar y reclaman la vuelta a la legalidad. Llaman a “respetar la ley y la democracia” y a la liberación de los políticos “ilegalmente” retenidos.