Cataluña y el vértigo de los 1-O
Dos años del referéndum ilegal: división independentista, sin solución al encaje y un otoño caliente por la sentencia.
Nadie durmió aquella noche en toda España. Vértigo, abismo, lágrimas. Con el epicentro en una Barcelona ensordecida por los helicópteros y las proclamas de los políticos independentistas de incumplir la resolución judicial. Al final hubo urnas. Y golpes de la policía y la guardia civil en unas imágenes de las que se avergonzó todo el mundo. ¿Cómo se podía haber llegado a eso?
Dos años de aquel fatídico 1-O. Los líderes independentistas empujaron hasta el precipicio con una consulta ilegal y advertidos por los tribunales y por el Gobierno. Y La Moncloa no consiguió frenar ese referéndum y controlar una situación con unos cuerpos y fuerzas de seguridad a los que se dejó a los pies de los caballos. En el juicio del 1-O ningún político se ha responsabilizado de aquel operativo.
El menú institucional de este martes será a las 11 en el Palau de la Generalitat para mostrar su “compromiso del primero de octubre” desde el Pati dels Tarongers, encabezando el acto Quim Torra y Pere Aragonés. Por la tarde, ERC ha convocado otro a las 18.30 horas en la plaza del 1-O de Fonollosa (Barcelona) con Aragonés, Roger Torrent y Gabriel Rufián. Habrá una concentración bajo el paraguas de la ANC frente a la cárcel de Lledoners sobre las 21.30 horas y una manifestación en Barcelona.
La sentencia que cambiará todo
¿Y cómo está Cataluña hoy? Esta efeméride se produce a la espera de la crucial sentencia del juicio del 1-O. El Tribunal Supremo tiene previsto publicar su fallo en esta primera quincena de octubre, y los jueces tratan en estos momentos de que se acuerde de la manera más unánime. El debate principal es si la condena será por rebelión -como pide la Fiscalía- o por sedición -la postura por la que optó la Abogacía del Estado-.
Una sentencia que esperan especialmente los políticos presos: Oriol Junqueras, Jordi Turrull, Josep Rull, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Joaquim Forn, Carme Forcadell y Dolors Bassa. Y cuyas consecuencias se harán patentes desde el primer momento.
Se esperan grandes movilizaciones en toda Cataluña. Y ya la ANC ha verbalizado su intención de organizar una marcha de tres días desde varios puntos de Cataluña, con destino final en Barcelona, con la intención de “colapsar la red viaria” en esta autonomía.
También ha trascendido este lunes que el sindicato independentista Intersindical-CSC ha convocado una huelga general en Cataluña para el viernes 11.
El papel de los CDR y el fantasma de la violencia
Pero esas movilizaciones empiezan a preocupar por si se tornan en violentas. Este 1-O llega marcado por la ‘Operación Judas’, que ha supuesto el ingreso en prisión de siete miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), al formar una organización “jerarquizada” para implantar la república catalana utilizando “cualquier vía, incluidas las violentas” -según el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón-.
Se trata de grupos descentralizados y sin cabezas visibles, lo que hace que su comportamiento sea imprevisible. La Guardia Civil les ha incautado manuales para la fabricación de explosivos y anotaciones sobre infraestructuras críticas y edificios públicos, como un cuartel de la Guardia Civil en Canovellas (Barcelona).
El líder de la Generalitat, Quim Torra, como dirigentes de Junts, ERC y la CUP están trasladando la idea de que se trata de una operación del Estado para intentar asimilar al independentismo con violencia. Desde Madrid, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido a los líderes secesionistas que “no juegue con fuego” y que condenen la violencia en todas sus formas, empezando por las que pueda haber entre sus filas. “Primero ley y luego diálogo”, ha recalcado durante la presentación de la precampaña de cara al 10-N. El Gobierno no descarta tener que volver a aplicar el 155.
Esta situación también coincide con una crisis dentro de los Mossos, que este mismo lunes han visto la dimisión de su director, Andreu Martínez, ante las tensiones que se prevén en las próximas semanas. El relevo será este mismo 1-O y el nuevo hombre fuerte será Pere Ferrer, mano derecha hasta ahora del conseller de Interior, Miquel Buch.
Y en este aniversario también se escucharán palabras allende los Pirineos. Principalmente desde Bruselas: en el extranjero hay seis dirigentes, empezando por Carles Puigdemont, que huyeron para no responder ante la Justicia española. Están también muy pendientes de la sentencia y a la espera de si el juez instructor, Pablo Llarena, decide de nuevo reactivar las euroórdenes de detención.
Según consta también en uno de los autos de prisión de los CDR, estos grupos se reunieron en secreto con la hermana de Carles Puigdemont para hacer de enlace seguro con Quim Torra, entregando “documentación sensible” mediante “comunicaciones seguras”. Anna Puigdemont ha negado este encuentro secreto.
Votar en tiempos revueltos
Y para más movimiento: todo esto en plena precampaña. Parte del 10-N se jugará en Cataluña, donde el PSOE espera tener un buen resultado y los independentistas mantendrán su propia partida interna. También hay una novedad muy interesante al decidir la CUP presentarse por primera vez al Congreso de los Diputados. Los sondeos actualmente prevén un batacazo de Cs y con un PP con representación mínima (ahora solo tiene un escaño por Cataluña en la figura de Cayetana Álvarez de Toledo).
El terremoto Más País no parece que pueda tener tanta fuerza en Cataluña. La nueva formación no ha cerrado una coalición con los ‘comuns’ de Ada Colau y está sopesando presentar lista por Barcelona -se sabrá esta semana-. Si lo hace, es con la idea de poder sumar más votos para lograr a nivel nacional un 5% que le permita formar grupo parlamentario (si tiene menos de 15 diputados).
Había muchos que vaticinaba que este otoño habría también elecciones anticipadas en Cataluña. Pero Torra y Junts no se muestran por la labor, frente a las ansias que dominan en ERC -que querría el sorpasso y la Presidencia de la Generalitat-. Las desavenencias en el independentismo son latentes en estos momentos y no se ha llegado todavía a acordar la respuesta unitaria que se busca de cara a la sentencia. En ERC prima ahora una vía más pragmática y una cierta vuelta al autonomismo, en tanto que Junts con Torra y Puigdemont sigue en posiciones más extremas.
En la oposición también se han producido cambios y Cs ahora está liderado en el Parlament por Lorena Roldán tras la marcha de Inés Arrimadas al Congreso. En un último giro han aprobado este lunes presentar una moción de censura contra Quim Torra, a pesar de no haber intentado los naranjas la investidura tras el 21-D. Tiene pocas perspectivas de salir adelante y parece un movimiento pensado en clave electoralista.
Pero hay otro juicio latente que puede acabar precisamente con la inhabilitación de Quim Torra. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha fijado para el 18 de noviembre el caso contra el president por no quitar a tiempo los lazos amarillos en la anterior campaña electoral. Y el mismo TSJC verá entre el 19 y el 22 de noviembre el juicio contra los miembros de la Mesa del Parlament.
Otro octubre en Cataluña. El vértigo de los 1-O.