Johnson se agarra a su 'manual de resistencia' y se niega a dimitir ante sus ministros opositores
El 'premier' se queda cada vez más aislado, entre decenas de dimisiones en su entorno. Pero insiste en que no va a dejar el cargo e incluso ha fulminado al titular de Vivienda.
Aislado, abandonado y, por contra, cada vez más agarrado a su silla. Boris Johnson ha logrado sobrevivir políticamente a uno de sus días más negros (que no son pocos) desde que se convirtió en el premier británico. Ni las cerca de 40 dimisiones en su entorno más cercano ni las quejas directas de varios ministros le han cambiado el paso. Dice que no se va, que aún tiene que cumplir con los “compromisos” pactados con la sociedad.
La tormenta interna a la que se enfrenta Johnson podría durar horas, días o... con ‘BoJo’, todo es posible. En repetidas ocasiones ha insistido en que no habrá dimisión. Tampoco, un adelanto electoral “que no está en la cabeza de nadie”, como ha respondido a los diputados que le han espetado este miércoles que qué más tiene que pasar para que se marche. El escándalo de haber recuperado para el Ejecutivo al conservador Chris Pincher, a sabiendas de que había sido investigado por conducta sexual inapropiada, ha reventado la poca calma que aún mantenía el líder tory.
Johnson está perfectamente acostumbrado a las emociones fuertes, quizás por ello resista la presión actual. Hace justo un mes, el 6 de junio, salió airoso de una moción de confianza, una suerte de censura impulsada por los suyos. Si bien la victoria fue clara, el resultado dejó un Partido Conservador roto, cuyos pocos cimientos han vuelto a saltar esta semana, con el deseo de los más contrarios de intentar una nueva moción.
Una pelea política cara a cara
Las protestas de este 6 de julio han sido numerosas, tanto públicas como privadas. A última hora de la tarde, un grupo de ministros ha pedido al premier que renuncie, en un intento de presión colectiva que ha conseguido apaciguar, al menos de momento.
El plan de los opositores internos era celebrar una reunión grupal. Una especie de ’todos contra uno, que Johnson ha logrado convertir en encuentros personales, uno por uno, para hacerse más fuertes, como ha adelantado la BBC. Por ello, el 10 de Downing Street se ha convertido en un hervidero de personalidades y medios en las últimas horas.
Entre los que le han pedido su ‘cabeza’ a la cara están Grant Shapps (Transportes), Priti Patel (Interior), los recién nombrados titulares de Finanzas, Nadhim Zahawi y Sanidad, Michelle Donelan, y Anne-Marie Trevelyan (Comercio Internacional). Otro peso pesado, Michael Gove, titular de Cohesión Territorial y Vivienda, ya había pedido lo mismo horas antes, igual que el responsable de Empresa, Kwasi Kwarteng, y el encargado de de Irlanda del Norte, Brandon Lewis.
Michael Gove, cesado
Boris se ha aplicado la fórmula, en términos figurados, de morir matando y, tras el posicionamiento de Gove ha optado por sacar de su Ejecutivo a este peso pesado, según han adelantado diversos medios nacionales.
Una fuente del Gobierno citada por el Financial Times reconocía este miércoles que Gove, uno de los ministros inicialmente más cercanos a Johnson, visitó al “premier” en su residencia para comunicarle que se le ha terminado el tiempo al frente del gobierno y del partido. “Michael (Gove) esencialmente le dijo que es momento de marcharse, que se ha terminado (su etapa como primer ministro)”, ha revelado la fuente.
En la amalgama de disgustos para el primer ministro, le queda el pequeño consuelo de que no está solo. A lo largo de la tarde también ha recibido algún apoyo personal de los pocos ministros que aún le son fieles, como el responsable de los asuntos del Brexit, Jacob Rees-Mogg, o la encargada de Cultura, Nadine Dorries. Son las escasas buenas noticias a las que se agarra un Johnson cada vez más solo, también dentro de su equipo de Gobierno y asesores.
Más y más y más rechazos
La salida en la tarde del martes de los titulares de Finanzas y Salud abrió la puerta a una cascada de altos cargos que han dicho ‘basta’ a compartir gabinete con Johnson. En 24 horas, la cuenta de salidas roza los 40, entre ellos nombres relevantes, como los secretarios de Estado de Infancia y Familia (Will Quince); Educación (Robin Walker); Finanzas (John Glen); Vivienda (Stuart Andrew), Igualdad y Gobierno Local (Kemi Badenoch); Nivelación, Unión y Constitución (Neil O’Brien); Educación (Alex Burghart); Industria (Lee Rowley) y Medios, Datos e Infraestructura Digital (Julia Lopez). La lista, añadidos asesores y trabajadores de menor rango, es inmensa.
A última hora de este miércoles el titular de la cartera de Gales, Simon Hart, ha presentado también su dimisión. En una carta que él mismo ha difundido a través de sus redes sociales, Hart señala que trató “desesperadamente” de seguir en el Gobierno, pero que no le “quedó otra opción” que presentar su renuncia.
En la misiva, le dice a Johnson que tanto él como otros compañeros del gabinete han intentado “en público y privado” ayudarle a enderezar el barco, pero siente “con tristeza” que ya han pasado el punto en el que eso era posible.
Pero él mantiene su idea fija, de momento. “El trabajo de un primer ministro en tiempos difíciles, en circunstancias en las que se le ha dado un mandato colosal —en referencia a su abrumadora mayoría absoluta de diciembre de 2019—, es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, ha señalado Johnson, que de momento sigue. Pero la última tormenta en el Ejecutivo británico está lejos de calmarse.