Bienvenido a la ciudad de Ho Chi Minh
Posicionado en el medio del bulevar en una de las principales avenidas de la ciudad, miro hacia todos los lados posibles, tomo mi foto mental en 360 grados. Respiro profundo, escucho, observo, siento. Sí, hay algo raro, esta ciudad tiene dos colores, como si en una paleta tuviésemos pinturas amarillas y azules mezcladas con pinceladas, pero sin transformarse en verde. Porque a mi alrededor se ve perfecto, hay dos culturas, la oriental y occidental, y conviven en todo y todos.
Ho Chi Minh es para mí la ciudad de los contrastes. Un lugar que te pone la piel de gallina por la carga cultural e histórica que posee y que tiene la capacidad de mezclar rascacielos futurescos y autos deportivos último modelo con marañas de cables en los postes de luz y costumbres cavernícolas heredadas de la guerra.
Segunda ciudad en importancia después de Hanoi, capital del país, se encuentra bien al sur de Vietnam, justo al norte del Río Mekong (que tal vez te suene de las películas de Rambo). Ho Chi Minh es enorme, 14 millones de habitantes en su área metropolitana, pero no deja de ser en varios aspectos un convencional pueblo asiático. En la ciudad conviven grandes edificios que parecen recortes de Miami con oleadas de scooters tocando bocina y entrecruzándose entre sí y entre nosotros cuando cruzamos las calles sin semáforos. Por momentos, te sentís como el clásico jueguito del sapo que cruza las avenidas.
Coloridos botes en el delta del Río Mekong le dan el toque de contraste a la foto de la ciudad y te llevan a ver la introducción a la realidad detrás de los edificios, el verdadero pueblo vietnamita. Uno en donde culturalmente aún queda la herencia más fea de la guerra, las costumbres, como la de ver en bares convencionales -no cabarets- a hombres mayores norteamericanos sentar en su regazo a las meseras. Esa escena que se repitió muchas veces en mi estadía no dejaba de sorprenderme, y ante mi pregunta, la respuesta siempre fue "es normal", "es una costumbre". En mi cabeza, esas respuestas se traducían a "es cultural" y "es triste".
Esta zona del sudeste asiático fue un área en conflicto durante casi toda su historia, pero la más reciente pone como protagonista a Ho Chi Minh en una de las guerras tal vez más conocidas para los occidentales, la Guerra de Vietnam. En resumen, este conflicto dividió al país en norte y sur (algo similar a lo que hoy es Corea). El primero se centralizaba en Hanoi, lindero a China, y defendía el comunismo. El sur, con capital en Saigón, defendía la democracia occidental con bandera norteamericana. La guerra finaliza en el '75 cuando EEUU decide retirarse y cae Saigón. Con el triunfo del norte, esta ciudad es renombrada como Ho Chi Minh en memoria al dirigente comunista, aunque sus ciudadanos todavía siguen diciéndole Saigón.
De este pedacito de historia al sur le quedó la peor parte y es inevitable sentir la herencia cuando caminás por la ciudad, porque cada rincón te hace saber qué es lo que pasó, cuánta gente murió, cómo, y, sobre todo, quién ganó. La ex-Saigón es como una gran valla publicitaria que te cuenta dos cosas, que el pueblo vietnamita sufrió mucho y que EEUU fracasó.
Es imposible y poco recomendable recorrer la zona y escapar a la historia, así que decidí abrazarla. Me compré el libro de Phan Thi Kim Phuc, más conocida como "la niña del napalm" por la famosa fotografía, y comenzó el recorrido que promueve el turismo oficial del país. Una caminata por el Museo de Guerra (Bao Tang Chung Tich) para conocer los vestigios de las batallas. Recorrer el delta del río Mekong en bote y continuar con una visita a pueblos flotantes. Viajar y adentrarse en la selva para descubrir los túneles de Cu Chi y gatear unos metros dentro de ellos (si tienes algo de claustrofobia, no lo hagas). Y por supuesto, conocer un poco de la noche vietnamita recorriendo bares, comiendo rico y conociendo gente amigable.
Descubrir el sur de Vietnam fue una experiencia muy enriquecedora, y hacerlo con el libro "The Girl in the Picture" en la mano, es una excelente idea para viajar al pasado y entender, a tu manera, todos y cada uno de los contrastes culturales que sorprenden de Ho Chi Minh City.