De la "necesidad" al "cariño", por qué el ucraniano se ha puesto de moda
Varias responsables de centros de enseñanza explican los detalles del auge de este idioma en España, que va mucho más allá de las familias de acogida.
Щиро дякую, Іспанія o, lo que es lo mismo, “muchas gracias, España”. Es el mensaje de cariño que comparten Svitlana, María, Jorge y Yuliya, cuatro responsables de centros de enseñanza de ucraniano que han visto cómo su lengua ha despertado un interés inimaginable semanas atrás a raíz de la invasión rusa.
Como explica María a El HuffPost “mucha gente se ha enterado ahora que existe nuestro país”, explica, con el convencimiento de que este idioma de origen eslavo y grafías desconocidas en Occidente tiene mucho futuro.
El boom de su aprendizaje se debe a una mezcla de factores, exponen las tres encargadas. La necesidad de tantos hogares de acogida y refugiados que llegan; la oportunidad ante un país obligado a reconstruirse y la solidaridad, como la que se ha desatado en España desde que Putin ordenó la invasión.
Pero esto ni es una mera sensación ni es exclusiva de España. Hace semanas, la plataforma de enseñanza de idiomas online Duolingo confirmaba que la cantidad de usuarios que se habían apuntado a sus cursos de ucraniano se había disparado un 577% a nivel mundial. Y en países fronterizos como Polonia, paradero de casi tres de los más de cinco millones de refugiados, el aumento se cuantificaba en un 2677%.
La urgencia humanitaria se une a la curiosidad por conocer un idioma ‘nuevo’ para países como España. Svitlana, directora del colegio ucraniano Nashe Maybutne en Madrid detalla que tienen una mayoría de alumnos menores de edad, pero también adultos, repartidos en un 50-50 entre españoles y ucranianos. Algunos vienen, cuenta, “por conocer la cultura de un país que ahora está en las noticias; otros por futuros negocios, pero también por comunicarse con sus familias de acogida por la crisis de refugiados”. “Por eso trabajamos también en sesiones conjuntas niños-adultos, para favorecer esa integración”.
Su centro ya mira más allá. “Desbordados por la demanda”, han preparado un proyecto más ambicioso, un curso online para todo el público que gestiona junto a la entidad Dos Tierras, Dos Soles en Canarias, de la que es responsable de enseñanza de idiomas María.
Esta profesora asume que “la guerra lo ha cambiado todo y ahora hay un interés evidente en el ucraniano”. “Es una lengua de futuro, todos tenemos la fe de que Ucrania será un país más ‘puesto’ en el mundo y en ese escenario saber hablar su lengua puede dar ventajas”.
Pero María no solo habla de alumnos españoles, que se acercan por “curiosidad cultural, cariño o solidaridad” al país europeo, sino incluso de ciudadanos ucranianos. “Tenemos ahora mismo unas 30 personas que, siendo de Ucrania, apenas lo hablan porque proceden de zonas donde domina el ruso”.
Jorge, antiguo profesor en la Universidad en Rivne y afincado desde hace “mucho” en Valencia, plantea otro factor. “Cada persona tiene sus propios motivos, pero añade los que quieren aprender ucraniano para ir allí a ayudar o para comunicarse por internet con gente de allí”. “Es otro modo de ayudar”, añade este encargado de la Asociación U-Armonía, donde desarrolla un proyecto de enseñanza “distinto”.
Lo enfoca a adultos, principalmente familias de acogida o ucranianos rusoparlantes, pero tampoco se cierra puertas a enseñanzas a vecinos porque sí nota más cercanía a su lengua. Para su método, explica, “enseña a adultos como si fueran niños”. Lo hace con un método basado en “la memoria, la asociación de ideas y un repertorio limitado de unas 500-1.000 palabras con las que puedes defenderte en el 90% de las situaciones”, detalla.
Todos hablan de un crecimiento del interés y a ese aumento le pone cifras Yuliya Dovgopolam, encargada de la Associació d’Ucraïnesos a Catalunya ‘Txervona Kalyna’ en Barcelona. Allí, detalla, “hemos triplicado la asistencia a nuestras clases y ahora nos movemos en unos 150 alumnos”. Su caso es diferente, porque centran su trabajo en refugiados, pero reconoce que han recibido varias solicitudes de clases particulares y están planteando abrir cursos para todos, algo “impensable” antes de la invasión de Putin.
Como a sus compañeras, le han llegado oleadas de cariño y solidaridad. En el caso de la Associació, sus cursos se desarrollan en un instituto público de la ciudad condal. “Desde el primer momento se acercó gente, joven, también ancianitos, para ayudar pero también con curiosidad, con ganas de aprender nuestra cultura”, confiesa.
Ni siquiera la dificultad de un idioma radicalmente diferente al castellano frena el ansia por aprender una lengua que reconoce “de moda”. “Sinceramente, es un idioma muy difícil para un extranjero, por lo que cualquier intento por aprenderlo lo tenemos que aplaudir”. “Intentamos proteger nuestro idioma de la influencia del ruso”, sostiene, citando el ejemplo de la Universidad Politécnica de Lviv (Leópolis), cuyos cursos de verano no dejan de subir el interés.
Todo comenzó con Volodimir Zelenski y su Slava Ukraini (“Gloria a Ucrania”) que se ha hecho lema de la resistencia contra Rusia. Ahora, el ucraniano ha llegado para quedarse.