¿Yanquis en Morón de la Frontera?
Pues sí, soldados y aviones norteamericanos en la base aérea de Morón, de utilización conjunta hispano-norteamericana, a 60 km de Sevilla. No va a haber más remedio. Y habrá más de los que desde hace años están. Probablemente pasarán de los 850 militares actuales a 3.000. La polémica está servida.
Pues sí, soldados y aviones norteamericanos en la base aérea de Morón, de utilización conjunta hispano-norteamericana, a 60 km de Sevilla. No va a haber más remedio. Y habrá más de los que desde hace años están. Probablemente pasarán de los 850 militares actuales a 3.000. La polémica está servida. Del yankees go home a la conveniencia e incluso necesidad de una buena relación con el amigo americano. Hace décadas existieron razones para esgrimir el primer eslogan, por ejemplo cuando apoyaron el derrocamiento del constitucional y democráticamente elegido presidente de Chile, Salvador Allende, o cuando intervenían en Centroamérica y consideraban a esta como su patio trasero.
Pero el panorama ha cambiado drásticamente. Por un lado, la guerra fría ya no está vigente, al menos en los términos dramáticos vividos durante décadas tras la Segunda Guerra Mundial, y la globalización es una realidad que obliga a considerar determinadas situaciones y acciones de modo distinto. Globalizado se halla Occidente y también Rusia y China. Sin embargo, el matiz a destacar es que también lo está el fundamentalismo islámico, pero no el teórico y doctrinal (cada cual tiene derecho a practicar sus creencias, por muy sui generis que sean, siempre que no pretenda imponerlas, extenderlas, globalizarlas por la fuerza bruta, militar, terrorista), sino el radicalismo islámico agresivo y militarista. Por supuesto, me refiero al Estado Islámico, a Al Qaeda (a quien incluso las acciones bárbaras del anterior le parecen excesivas) y a las diversas variantes de uno y otra, crecientemente operativas en Oriente Medio, África, Magreb y Mashrek. Y acaban de volver a actuar, brutalmente, en París.
Es el Estado Islámico quien ha declarado la guerra, la guerra del terror. Y hay que reaccionar con firmeza, pero con sabiduría, análisis escrupuloso de la situación y capacidad de discernir la parte y el todo. No se puede identificar mecánicamente a la umma -la comunidad islámica de los creyentes repartida por el mundo- con los asesinos de la matanza de París y de otras de similar patente. Sería un trágico error que fuéramos incapaces de ver que, entre los millones de franceses de fe musulmana, es una ínfima minoría la apuntada a la barbarie. No obstante, es sumamente importante que la mayoría islámica se organice, difunda, instruya y actúe para aislar a los criminales y, en estrecha colaboración con las autoridades de la República francesa, avance hacia la liquidación de quienes pretenden por la fuerza, no precisamente por la predicación, convertir a Europa (no sólo a España) en una nueva Al Andalus, desprovista empero de valores positivos que sin duda aquella tuvo. Similar estrategia debe seguirse en toda Europa.
Hay, no obstante, que añadir en este sentido otras consideraciones. Por un lado, la coordinación de los gobiernos europeos para enfrentarse a la situación debe ser mucho más activa y eficaz. Los servicios de inteligencia deben ser reforzados y aumentada su especialización en el campo que tratamos. Soy consciente de la dificultad de obtener más fondos a causa de la crisis económica, fondos que, lógicamente, muchos reclaman deben ser destinados al estado del bienestar, pero, aún a costa de exagerar un poco, llamo la atención sobre el hecho de que si la movilización no se realiza en serio corremos el riesgo de perder bienestar y estado.
Por otro lado, la actividad y coordinación que lleva a cabo la Unión Europea tiene lugar sólo en los ámbitos de inteligencia, policía y vigilancia de fronteras. No a nivel militar. Auténtica capacidad militar la poseen en Occidente sólo EEUU, Reino Unido y Francia. Y aquí viene a colación Morón de la Frontera. Según comunicado oficial del Gobierno de España, la principal misión de los marines estacionados en la base es "la ejecución de operaciones de respuesta ante crisis, contingencias de ámbito limitado y operaciones logísticas para proteger a ciudadanos norteamericanos, instalaciones y otro personal que se designe en regiones del norte y oeste de África".
Echemos un vistazo a los argumentos de quienes se oponen no ya a la bases USA en España, sino también en el mundo. Hay incluso dentro de los propios EEUU una corriente de opinión no muy significativa que aduce que las bases son una reliquia de la guerra fría y que los contribuyentes no tienen por qué pagar por la defensa de Alemania, España o cualquier otro país europeo. Pero comentaristas próximos al gobierno sostienen que se trata de una falsa premisa y, lisa e indisimuladamente, afirman que las tropas no están en Europa para proteger a los europeos sino ante todo para proteger los intereses norteamericanos en la región. Y la Heritage Foundation añade que "las guarniciones en Europa no son ya las fortalezas de la guerra fría, sino las bases de operaciones de primera línea del siglo XXI".
Hay asimismo reacciones más estridentes, de carácter estrambótico-estrafalario, también minoritarias. Por ejemplo, la de la trotskista Cuarta Internacional, quien, a propósito del auge de las barbaridades cometidas por los terroristas islámicos de Boko Haram en Nigeria, clama en su World Socialist Web Site que "la guerra total contra Boko Haram es una advertencia a la clase obrera" y que "la afirmación de que la intervención imperialista en Nigeria ayudará a salvar vidas es una mentira reaccionaria". Convencida se halla la Cuarta de que estamos ante "los esfuerzos de EEUU de construir un collar de bases militares a lo largo del Cuerno de Africa, el Sahel y África occidental para controlar los recursos minerales del continente y contener - si no excluir- a China en Africa".
Verdad es que las prácticamente únicas dos potencias en el mundo de hoy, EEUU y China, persiguen garantizarse esos recursos. Para ello, China dispone de su propio "collar de perlas". Bases, en principio no militares, pero con capacidad de rápida adaptación a esa función, que van desde Somalia a Myanmar-Birmania y que incluyen Maldivas, Bangladesh, Sri Lanka y Pakistán.
Acerquémonos más a Morón. Pablo Iglesias, de Podemos, se alinea contra la presencia yanqui en España porque "atenta contra nuestra soberanía". Pero, como escribe en El País José Enrique de Ayala, experto en asuntos europeos de la Fundación Alternativas, "pretender una soberanía absoluta de España en solitario es utópico... porque el primer requisito de la soberanía es tener la capacidad de ejercerla". A lo que, personalmente, añado: en función de que no disponemos (la UE en cuanto tal tampoco) de la capacidad militar para ejercerla en un momento dado, teniendo en cuenta que el Estado islámico, al menos por ahora, continúa su avance dentro y fuera de Europa (atentados aquí y acciones militares allí), considerando que ya está presente y activo en zonas de Libia y que pretende destruir la única democracia surgida de la "primavera árabe", la tunecina, y necesitando la umma tiempo para derrotar a los terroristas en su propio seno y convencer a Occidente de que islam y democracia son compatibles, por todo ello me inclino a favor de la presencia militar USA en la base de Morón. Eso sí, con las garantías de diversa índole que el gobierno español debe exigir y nuestro parlamento supervisar.