Jaque al aceite de oliva
Nunca fue tan acertado llamarlo ‘oro líquido’ como ahora, ya que se ha puesto a precio de oro.
Problemas para el aceite de oliva. Su gran aumento de precio en los últimos tiempos comienza a repercutir seriamente en su nivel de ventas, lo que indica que el producto está cada vez más cerca de sumergirse en una profunda crisis.
En concreto, según los datos de la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), las ventas de aceite de oliva en el primer trimestre de 2023 han caído un 23%, hasta los 60,14 millones de litros.
De hecho, si el plazo de análisis se amplía a los últimos seis meses, las cifras señalan que las ventas del producto han disminuido un 13% en comparación con el mismo periodo de la campaña anterior.
En cuanto a las distintas categorías de aceite, todas ellas han visto cómo su volumen de negocio se ha reducido. Las ventas del aceite virgen extra han bajado un 14%, las del suave un 32%, las del intenso un 30% y las del virgen un 10%.
Altos precios que afectan a las ventas
Este frenazo en las ventas de aceite de oliva se debe, principalmente, al alto precio hasta el que ha ascendido el producto. Ese alza del coste se explica por la mala campaña del año 2022, que, debido a la sequía, fue en la que menos se produjo de los últimos diez años. Y la situación climática ni mucho menos ha mejorado de cara a la campaña de 2023.
A la sequía se ha unido la guerra de Ucrania, que ha provocado que un producto alternativo como el aceite de girasol también escasee y que ha incrementado los costes de producción que deben asumir los agricultores.
Por lo tanto, al importante recorte en la oferta de aceite de oliva, se une un incremento de la demanda. Y ese desequilibrio sólo puede ser solventado por un gran aumento en el precio del ‘oro líquido’.