Una marcha contra la impunidad

Una marcha contra la impunidad

Está claro que el tema del proceso de paz tiene al pueblo colombiano dividido. Quienes lo apoyan son asociados con las FARC, y quienes se oponen son señalados como miembros de la ultraderecha. Las redes sociales han sido escenario de miles de batallas verbales donde son lanzados todo tipo de agravios entre unos y otros;

Las marchas ciudadanas se han replicado a lo largo y ancho de Estados Unidos y América Latina. El último ejemplo lo dieron 60 mil colombianos que se lanzaron a la calles recientemente en 15 ciudades de Colombia y el mundo, exigiendo "Paz sin Impunidad", y develando una gran preocupación por las concesiones que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos estaría negociando con el grupo terrorista de las FARC en las conversaciones de paz que se llevan a cabo en la Habana, Cuba.

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El movimiento Colombia Quiere organizó una marcha que surgió de un grupo de jóvenes, quienes han expresado que la movilización tiene como propósito denunciar internacionalmente a las FARC por haber ejecutado durante el proceso de paz 860 actos terroristas, dejando 1383 heridos y 427 militares y policías muertos; sin contar las 1014 víctimas de minas antipersonales, y más de 60 secuestros según la organización País Libre.

"Colombia Quiere" convocó a la marcha que, aunque tuvo un pobre apoyo de los medios de comunicación en Colombia, logró aglutinar a miles de personas a través de las redes sociales. Algunos medios locales que informaron sobre la marcha asociaron la movilización con el partido político del expresidente Álvaro Uribe, restándole el valor de movilización ciudadana.

Los organizadores de la marcha aseguran que no están en contra de la paz y que, por el contrario, lo único que le exigen al Gobierno es que la negociación se haga sin permitir la impunidad para los crímenes de lesa humanidad que han cometido las FARC durante más de 50 años, como secuestros, reclutamiento forzado de menores de edad y masacres.

Según la organización Colombia Quiere "en los diálogos de paz, el Gobierno, en vez de exigir la desmovilización del grupo terrorista, al parecer le ofrece la posibilidad de seguir existiendo como organización armada, con privilegios políticos, otorgamiento de tierras y perdón total para sus crímenes, a través de una Ley Marco para la Paz".

Lo cierto es que el proceso de paz avanza en Cuba, y según una encuesta realizada recientemente por Polimétrica, el 38 por ciento de los colombianos considera que una negociación política es la mejor solución para la lucha armada contra las FARC, mientras que el 57 por ciento considera que el actual proceso de paz no tendrá un fin positivo.

Por ahora, al parecer, la mayor preocupación para los críticos del proceso es que el Gobierno del presidente Santos decida amnistiar a las FARC, perdonando sus crímenes. De ser así, las penas y las extradiciones a las que se sometieron los cabecillas de las Autodefensas durante el proceso de paz en la época del presidente Uribe tendrían que ser revisadas y, de esa forma, habría que tratar los crímenes de todos los actores del conflicto bajo el mismo criterio, sin olvidar que ambos grupos cometieron a la vez delitos asociados con el narcotráfico.

Está claro que el tema del proceso de paz tiene al pueblo colombiano dividido. Quienes lo apoyan son asociados con las FARC, y quienes se oponen son señalados como miembros de la ultraderecha. Las redes sociales han sido escenario de miles de batallas verbales en donde son lanzados todo tipo de agravios entre unos y otros; incluso hasta algunos medios de comunicación han tomado partido favoreciendo o descalificando dependiendo de las alianzas.

Y mientras el tema de la marcha, "Paz sin impunidad", agrupó a los críticos del proceso, el foro internacional de víctimas del conflicto realizó una segunda sesión, en un intento por recoger la memoria histórica de los colombianos que tuvieron que abandonar el país por persecución de las FARC, el ELN, las Autodefensas, o por persecución política.

Las víctimas del conflicto que ahora residen en Estados Unidos, Europa y Asia se conectaron a través de internet en un foro virtual que duró 24 horas. Durante la experiencia, los participantes tuvieron la oportunidad de compartir sus historias personales dejando preguntas que serán transmitidas en la mesa de negociación de la Habana.

El presidente Santos, con una imagen desfavorable para el 53 por ciento, trata de persuadir al pueblo para llegar a una paz perdurable con las FARC. El 39 por ciento cree que el proceso de paz tendrá un final positivo, mientras que el 31 por ciento considera que es necesaria una derrota militar.

En los últimos días, las FARC han decretado un alto el fuego unilateral e indefinido. Aun así, mientras Colombia siga polarizada y no haya un consenso para juzgar a los victimarios, será muy difícil visualizar el futuro de esta generación que no conoce la paz.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Adriana Aristizábal es ex diplomática y ex cónsul de Cultura, Comunicaciones y Relaciones Públicas del Gobierno de Colombia. Tiene más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, Periodismo, Relaciones Públicas y Gobierno. Comenzó su carrera como reportera de guerra para CM& y RCN Televisión. Cubrió la guerra en Colombia desde el frente de batalla durante casi 7 años. En el 2003, publicó el bestseller, La Guaca de las Farc: Yo la encontré. En el 2004 se trasladó a Nueva York para comenzar una nueva carrera como diplomática. Como cónsul de Colombia, Adriana tuvo muchos logros y lanzó varias iniciativas exitosas, incluyendo la creación de la oficina de asuntos culturales, relaciones comunitarias, y relaciones públicas. Además, ayudó a crear el primer Festival Internacional de Cine Colombiano en New York. A lo largo de su carrera, ha sido reconocida por su dedicación, emprendimiento y logros. En el 2003, el Congreso de Colombia la premio por su trabajo como reportera de orden público; en el 2010, el Concejo de la ciudad de New York hizo un reconocimiento oficial a su contribución a la comunidad y en el 2014 recibió de El Diario La Prensa el premio Mujeres Destacadas por su contribución a las Artes y la Cultura en la ciudad de New York. Adriana es graduada de la Universidad de Fairleigh Dickinson, con dos Maestrías, en Diplomacia y Relaciones Internacionales y en Ciencias de la Administración; es licenciada por la facultad de Administración de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia y por la facultad de Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Además, tiene un Diploma oficial en Políticas de Información Global de Wroxton College, Inglaterra.