Carles Campuzano: "Estoy seguro de que veré la independencia de Cataluña"
Entrevista al nuevo portavoz del PDeCAT en el Congreso
"Han sido unos días muy complicados". Carles Campuzano lo dice en el despacho en el Congreso que heredó hace un par de semanas de Francesc Homs. Es el nuevo portavoz del PDeCAT tras la inhabilitación del exconseller por su participación en la consulta del 9-N. Él confiesa que hubiera hecho lo mismo si hubiera estado en su lugar.
Una de las cosas que más le han impactado, asegura, es la "frialdad" y la "rapidez" con la que se borró a Homs del Congreso -su eliminación en la web, el escaños vacante-. No es para él agradable ahora cuando se le acercan a felicitarle por su nuevo puesto.
Se convierte en el hombre fuerte en Madrid de la antigua Convergéncia en un momento clave, con la vista puesta en el hipotético referéndum de otoño y con la posibilidad sobre la mesa de un adelanto electoral en Cataluña. Tampoco vive su mejor momento la relación entre su partido y ERC. Le toca subir ahora más a la tribuna. Es la hora de aquel niño que se leía todos los periódicos y que hoy es un diputado que tiene en su particular altar político a Enric Prat de la Riba, Francesc Macià y Barack Obama.
¿Cómo lleva el nuevo puesto de portavoz del PDeCAT en el Congreso?
La situación por la que paso a ejercerlo es anómala e inédita. Es el resultado de la expulsión de la política de Homs por haber hecho posible que más de dos millones de personas el 9-N pudiesen opinar sobre el futuro de Cataluña. Es una situación en la que no puedo sentirme contento ni satisfecho por asumir la responsabilidad. Esto no ayuda para nada a resolver la cuestión catalana, añade más tensión y distancia.
La inhabilitación llega por desobedecer una orden del Tribunal Constitucional, ¿le parece bien que hiciese eso Homs? ¿Hubiera hecho lo mismo?
Yo presidí una mesa en aquella jornada, fui voluntario. Es evidente que si en esa época hubiera tenido responsabilidades en el Govern, hubiese ayudado a que más de dos millones de catalanes pudiesen opinar. Lo raro sería que no hubiésemos hecho lo posible para que esa voluntad democrática se expresase. Fuimos más de 40.000 voluntarios.
¿Habrá referéndum?
El compromiso sí, el compromiso del Gobierno es inequívoco. Y están trabajando en el compromiso de celebración del referéndum. Sobre eso no hay que tener ningún tipo de duda.
Dice compromiso, ¿pero tendremos referéndum, urnas en otoño?
La vocación del Gobierno es que haya urnas en otoño y que los catalanes puedan opinar y decidir. En eso estamos trabajando.
Hemos escuchado al vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, avalar una declaración unilateral de independencia en el caso de que no se permitiera el referéndum. ¿Qué le parecen esas palabras? ¿Las suscribe?
Hoy por hoy, nuestro esfuerzo debe ser concentrarnos en hacer el referéndum, crear las condiciones para que pueda hacerse. Insistir y defender que ese referéndum idealmente debe ser acordado con las instituciones del Estado. Hay que reforzar las mayorías políticas y sociales alrededor. El Pacto Nacional por el Referéndum es una plataforma cívica que agrupa desde los representantes de las medianas y pequeñas empresas hasta sindicatos y la mayoría de partidos soberanistas. Otros escenarios, pues en su momento habrá que analizarlos y valorarlos, pero centrarnos en el compromiso de celebración del referéndum.
¿Pero usted avalaría una declaración unilateral de independencia?
En su momento habrá que valorarlo, pero hoy nuestra responsabilidad política pasa por mantener ese compromiso y especialmente de los que tienen la responsabilidad de organizarlo, que son los miembros del Govern, empezando por el señor Junqueras.
La Moncloa ha repetido hasta la saciedad que no habrá referéndum. Entonces, ¿hacia dónde vamos?
Ahí tenemos un problema. La cuestión es que frente a una demanda, según las encuestas, de que el 70 o el 80% quiere el referéndum y que hay una mayoría amplísima en el Parlament, el Gobierno español debe ser capaz de entender que aquello que se hizo en el Reino Unido y Canadá de acordar las condiciones de un referéndum es posible en el actual marco de la Constitución. Nos avala la razón democrática.
Dice que el Gobierno "entienda", pero parece casi imposible que vaya a aceptar un referéndum. ¿Vamos a elecciones en Cataluña entonces?
Habrá que esperar a lo que suceda. Pero incluso, si me permite, el problema que tiene el Gobierno y el sistema político español es que, frente a una demanda mayoritaria de celebración de referéndum y una propuesta que formula un bloque muy amplio, no hay propuesta alternativa ni a una cosa ni a la otra. Solo hay una apelación a la ley, como si fuera inamovible. Todas las leyes son fruto del pacto político y aquí hay uno que se rompió con la sentencia del Estatut.
¿Por qué tendría que ser Cataluña independiente?
Hemos llegado a la conclusión de que autogobernándonos plenamente podríamos responder mejor a los desafíos que tenemos planteados como sociedad, como la integración en una economía global y abierta, el aumento de la desigualdad, el envejecimiento de la sociedad, el cambio tecnológico y climático. Países pequeños, con una dimensión demográfica parecida a Cataluña, como Suecia, Dinamarca, Noruega y Holanda están respondiendo de manera adecuada a esos desafíos. Queremos tener los instrumentos del Estado propio para garantizar a las generaciones futuras una sociedad abierta, integrada en la economía global y que sea justa y equitativa.
Habla de esos países, pero todo lo que hemos escuchado desde Bruselas y del Gobierno español es que si Cataluña se independizara, se quedaría fuera de la UE. ¿Ustedes garantizan que seguirían en la UE? ¿Pueden prometer eso?
Garantizamos que nuestra patria de destino es Europa y que nuestra aspiración es formar parte de aquellas sociedades que construyen el proyecto político europeo. Estamos convencidos de que si fuésemos un Estado independiente, se tardaría más o menos, pero que las condiciones de Cataluña son las condiciones políticas, económicas y sociales que te permiten permanecer en la UE. Sería raro que más de siete millones de ciudadanos que son hoy europeos dejasen de serlo.
¿Pero no hay una garantía absoluta de quedarse en la UE?
Como dice el clásico, la única garantía que tenemos es que pagamos impuestos y que nos vamos a morir. Lo que existe es el compromiso político, la vocación europeísta y el sentido común que te dice que Europa no expulsaría a siete millones de europeos.
Una cosa que choca es que el presidente catalán, Carles Puigdemont, viaja a Bruselas y Estados Unidos y no va a Madrid a pedir la independencia ante sus colegas autonómicos en la Conferencia de Presidentes.
Puigdemont le planteó a Rajoy que su participación sería con un orden del día específico para explicar esa posición. El presidente no quiso incorporar un punto específico.
¿Qué le pareció el comunicado de la embajada de Estados Unidos diciendo que Cataluña es un asunto interno de España?
También EEUU en el año 1981 habló de asunto interno con el golpe de Estado. La política internacional se caracteriza por ese pragmatismo. Lo relevante es que en el Congreso americano, en la subcomisión de asuntos europeos, se ha discutido sobre esta cuestión. Con mayor o menor intensidad, está en la agenda política. Estamos haciendo ese esfuerzo de explicarnos y, frente a eso, el propio Margallo reconocía que había tenido que gastar mucho dinero para provocar declaraciones de otros gobiernos para desmarcarse de las demandas catalanas. ¿Qué habrá ofrecido España al Gobierno de EEUU para reclamarle que efectúe ese comunicado?
Hay en marcha una operación Diálogo del Gobierno. Ahora es el portavoz del PDeCAT en Madrid, en el epicentro de la vida política, ¿con quién mantiene contactos en esa operación?
Esa operación murió antes de nacer y se frustró con aquel viaje del presidente Rajoy a Barcelona, donde contó los compromisos de inversión a los empresarios y al cabo de una semanas no se reflejaron en los presupuestos. Fue poco creíble desde el primer momento. Nuestra posición en el Congreso es ocuparnos de los intereses concretos de la sociedad catalana.
¿Cree aquello de 'España nos roba'?
Tenemos un problema de déficit permanente y estructural en Cataluña, en el País Valenciano y en Baleares. Los catalanes, por el nivel de impuestos que pagamos, no recibimos los servicios públicos e infraestructuras necesarias.
¿Cómo está la relación en Junts pel Sí? Parece que no se entienden muy bien ahora con ERC...
Estos días hemos tenido mucho ruido, pero lo fundamental es que el Gobierno de Cataluña comparte la necesidad de gobernar Cataluña y el compromiso de celebrar un referéndum. En esos elementos fundamentales, entiendo que el Govern está funcionando de manera adecuada.
Lo que ha vuelto a la vida política catalana es el tema de las escuchas y filtraciones. Se han conocido unas declaraciones en un almuerzo del 'número dos' de su partido, David Bonvehí, en las que aseguraba que "si el proceso acaba mal, presentamos un candidato autonomista". ¿Le atribuye a ERC la filtración?
Prefiero pensar que una tontería de semejante tamaño no la ha realizado ninguna persona de ERC. Me parece infantil y pueril que alguien se dedique a grabar una conversación en una mesa de al lado durante una comida. Deseo que no haya sucedido.
¿Quién ha sido entonces?
Ni idea. Pero es un episodio que más allá de haber sido noticia durante Semana Santa no puede tener demasiado recorrido.
No parece tanto episodio lo que se dice de que piensan en un candidato "autonomista" para unas elecciones...
Cualquier persona normal, en su vida, reflexiona sobre escenarios, posibilidades y cuestiones que pueden pasar. No hay que darle más relevancia. El Govern y la mayoría del Parlament están centrados en lo que están centrados y es lo relevante. En su momento, cuando toque y en función de los escenarios que existan, habrá que tomar las decisiones, y si hay elecciones en Cataluña, quién desea el PDeCat que sea su candidato. Habrá que activar en su momento los procesos internos a través de unas primarias. Pero ese no es el debate hoy.
En las últimas encuestas, los catalanes se muestran a favor mayoritariamente de una opción pactada. ¿Estarían dispuestos a llevar adelante un referéndum no pactado?
Entre el 70 y el 80% quiere un referéndum y lo dicen los que están por la independencia y los que no. La salida lógica es acordar las condiciones. Hay que centrarse en ese compromiso.
¿Quién sería el mejor candidato del PDeCAT en unas autonómicas?
En cualquier elección que pudiéramos tener en los próximos tiempos, por suerte, hay un amplio espectro de personas que podrían encabezar la lista. Si hubiese más de una persona, habrá que organizar unas primarias. Pero es una cuestión que aún no nos planteamos.
El hecho de no citar a Carles Puigdemont, ¿es por algún motivo?
No. Puigdemont, que hubiese sido el candidato ideal, decidió renunciar a presentar su candidatura. No comparto esa decisión, pero es libre de administrar su vida.
¿Usted se lo plantea?
No, ni mucho menos. Mi tarea es ya más que suficiente en estos tiempos tan interesantes y complejos.
Las encuestas reflejan un sorpasso de ERC a la antigua Convergència. Esta escalada se produce de manera paralela a la intensificación del proceso soberanista. ¿Les han comido la tarta electoral?
El país ha cambiado. Y en toda Europa, no es un fenómeno solo catalán. Los mapas políticos están en transformación y los sistemas de partido reflejan los cambios en las sociedades. El reto del PDeCAT es ser capaz de hacer una oferta de centro político amplio y hacerla crecer. Las encuestas nos dan una situación no tan buena como nos gustaría, pero estamos convencidos de que tenemos un proyecto que puede ser atractivo para la mayoría de catalanes.
¿Le da miedo electoralmente el nuevo partido de los 'comunes'?
Son el resultado principalmente de tres cosas: la crisis del PSC, a reinvención del programa político de ICV y de EUiA y unos años de percepción de que el reparto de la crisis era injusto. Nuestro reto es poner en evidencia que esta propuesta no es nada nueva y que es el viejo programa de Izquierda Unida. Además, es más retórica que real.
Hablemos de corrupción. ¿Qué sintió al escuchar la declaración de Fèlix Millet por el caso Palau? ¿Les han afectado electoralmente esos casos?
Evidentemente, la corrupción nos ha afectado, como a otras fuerzas. De ahí, el compromiso de la nueva dirección de ser inequívocos en esta materia. Las declaraciones de Millet provocan tristeza.
Aquí no comparten con ERC grupo. ¿Cómo se compite contra Gabriel Rufián por ser la voz del independentismo en el Hemiciclo?
No tenemos vocación de competir con nadie, sino de defender nuestras ideas y programa, haciéndolo a nuestra manera seria, rigurosa y muy pegada a la realidad.
Vive unos días a la semana aquí en Madrid. ¿Qué le dicen los otros diputados? ¿Usted a ellos? ¿Ha convencido a alguno?
En estos años las cosas han ido evolucionando y la idea de que los catalanes deben decidir en la intimidad hay más personas que te la reconocen y que la naturaleza del problema político no es estrictamente económica, también. Otra cosa es que puedan compartir que la solución es la independencia.
¿Usted cree que verá la independencia?
Estoy seguro que sí. El sino de los tiempos y las dinámicas de la globalización tienden a reforzar que las sociedades que mejor se adaptan al entorno de la nueva época son relativamente pequeñas y homogéneas. Cataluña tiene esas condiciones.