Varufakis dice que da 'la bienvenida' al odio de sus socios del Eurogrupo
Genio y figura. El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, no pierde una oportunidad para llamar la atención y darle pescozones a sus opositores. Ahora, ha reconocido que existe una clara animadversión de sus colegas del Eurogrupo hacia él y en su cuenta personal de Twitter escribió hoy que da "la bienvenida a su odio".
Este es el mensaje:
"Son unánimes en su odio hacia mí. Y yo doy la bienvenida a su odio", escribió el ministro parafraseando una expresión del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt durante un discurso, en 1936, en Nueva York, durante la campaña de las elecciones presidenciales.
Roosevelt respondía así a los que durante la Gran Depresión que estalló en Estados Unidos en 1929 y se prolongó durante la década de los años treinta habían puesto sus ganancias personales por encima del bienestar social.
Según han descrito a los medios diversos ministros que participaron en el Eurogrupo de Riga, en Letonia, el viernes, el ambiente fue de extrema animadversión y presión hacia Varufakis.
OPTIMISMO FRENTE A EXIGENCIAS
Mientras que algunos ministros como el español, Luis de Guindos, fueron unánimes en su crítica a la falta de avances en las negociaciones con Grecia, Varufakis optó por dar una visión algo más optimista de la situación.
En la conferencia de prensa posterior al Eurogrupo, Varufakis confirmó que persisten "diferencias" entre Atenas y sus acreedores pero resaltó la convergencia alcanzada en las últimas semanas.
"Miramos las últimas semanas y lo que vemos es convergencia. No tenemos una convergencia completa pero confiamos en que podemos tenerla", dijo Varufakis.
Los escollos principales continúan siendo la negativa de Atenas a liberalizar el despido y a bajar las pensiones, así como a permitir los desahucios hipotecarios.
Estos tres puntos forman parte del catálogo exigido por los acreedores dentro del segundo programa de rescate, que el anterior Gobierno del conservador Andonis Samarás también se negó a aplicar, lo que condujo al estancamiento de las negociaciones y a que desde agosto pasado Atenas no haya logrado el desembolso de los 72.000 millones de euros pendientes.