Orion se queda en tierra: la cápsula de la NASA tendrá que esperar al viernes
La agencia espacial estadounidense (NASA) suspendió hoy el lanzamiento de la cápsula Orion, diseñada para explorar el espacio profundo, en el que era su primer vuelo de prueba no tripulado que podría realizarse en las próximas 24 horas.
Después de cuatro retrasos, el último por un problema en el cohete propulsor Delta IV, la NASA pospuso hasta mañana viernes, a las 7.05 hora local (12.05 GMT, una hora más en la España peninsular), el intento de lanzar la cápsula con la que la agencia espacial quiere volver a liderar la exploración espacial.
Tres minutos antes del lanzamiento, la agencia espacial de EEUU detectó que una de las válvulas de combustible y drenaje del cohete Delta IV no se cerró correctamente y, pese a los intentos de solventar el problema a tiempo, se consideró "más prudente" posponerlo.
El vuelo estaba inicialmente previsto para las 07.05 (12.05 GMT) de hoy pero se pospuso en el último momento debido a que un barco entró en aguas cercanas a la zona del lanzamiento en la costa de Cabo Cañaveral (Florida). Los siguientes aplazamientos se debieron, en dos ocasiones, al viento y, por último, al problema en el Delta IV.
La NASA contaba con una horquilla de dos horas y media para el lanzamiento, en las que, según sus cálculos, se daban las condiciones para la partida del cohete con la cápsula Orion a bordo.
Orion, diseñada para realizar viajes tripulados más lejos de la órbita terrestre baja y para llegar en el futuro a destinos como Marte, partirá a bordo de un cohete Delta IV, de la compañía United Launch Alliance (ULA), desde la plataforma 37 del complejo de lanzamiento espacial de la base de Cabo Cañaveral.
DOS VUELTAS A LA TIERRA
La cápsula dará dos vueltas a la Tierra a una distancia de 5.793 kilómetros del planeta, unas 15 veces más lejos que la distancia a la Estación Espacial Internacional (EEI), en un recorrido que durará unas cuatro horas y que servirá para analizar sus sistemas y, en particular, el escudo térmico que la protege. El vuelo servirá para demostrar las capacidades de la nave en las funciones de entrada, descenso y aterrizaje, y recoger datos del rendimiento del escudo térmico, la dirección y la navegación, que pueden influir en el diseño final del vehículo.
Será la primera misión de una nave diseñada para ser tripulada por humanos en viajes al espacio profundo desde el programa Apolo, que, entre 1969 y 1972, realizó numerosos viajes a la Luna.
Precisamente, la cápsula fue diseñada inicialmente dentro del programa Constellation, con el que la NASA esperaba poner nuevamente al hombre en la Luna en 2020, pero el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, canceló el proyecto en 2010 por su alto coste.
La cápsula tiene capacidad para transportar a cuatro astronautas, uno más que las naves del programa Apolo y, aunque se asemeja por su forma, es un 30% mayor que su predecesora. Equipada con tecnología punta, se espera que pueda realizar vuelos de carga y tripulados, aunque la primera prueba con humanos no está prevista hasta 2021.
Con esta nave, la NASA tendrá de nuevo un vehículo propio para enviar al espacio a sus astronautas, ya que, desde que retiró en 2011 su flota de transbordadores, depende de las naves rusas Soyuz para hacer los relevos en la Estación Espacial Internacional. Aunque en principio su misión no será hacer viajes a la EEI, la agencia estadounidense podrá volver a mostrarse a la cabeza de la exploración espacial