La ola de Mas
El sonido de las campanas se cuela por los arcos de la galería Gótica del Palau de la Generalitat. Artur Mas comparece solo. Lleva una hora y cincuenta dos minutos frente a las cámaras. Solo, sin el respaldo de sus hasta ahora compañeros de viaje del 9-N. Se desvela el misterio, su 'plan b'.
En la mente tiene una consulta “anticipada”, una idea que hasta ahora no había esbozado porque seguía insistiendo oficialmente en la celebración de la convocada por decreto. Rubricada por él mismo el pasado 27 de septiembre. Pero esta vez no ha habido ‘selfies’ con el papel que llamaba a los catalanes a votar, sino que esta vez este martes el president ha confirmado que renunciaba a celebrar esta votación en los términos que había oficializado días antes.
Todo ha llegado después de que se rompiera la unidad entre los partidos proconsulta (CIU, ERC, ICV-EUiA y la CUP). Si días antes se hacían una foto de familia en el Palau de la Generalitat, este lunes en otro palau, el de Pedralbes, el consenso se resquebrajaba como la porcelana fina.
Mas asumía ante sus socios del 9-N que no se podía celebrar la consulta en los términos previstos tras la suspensión cautelar por parte del Tribunal Constitucional. Les pidió una posición clara y saltaron. Algunos se sintieron engañados, otros decepcionados, otros utilizados.
Pasadas las 10.00 horas Mas ha avanzado que sigue “adelante”, pero con un sucedáneo de consulta, con una evolución descafeinada, con una idea que ahora solo defiende el president. ¿Qué le pasa por la cabeza? ¿Qué siente? El mismo lo ha confesado. Ante la gran "ola" que le viene encima ha decidido sumergirse, "pasar por debajo" y seguir nadando.
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LA SUMERSIÓN MEDITERRÁNEA DE MAS
Esa sumersión mediterránea de Mas pasa por sacar las urnas y las papeletas el próximo 9 de noviembre en una “consulta anticipada”. Se trata de una votación organizada por la Generalitat en locales de esta administración para así controlar todo lo que pueda el proceso.
Están llamados todos los catalanes mayores de 16 años que deberán registrarse el mismo día de la votación. Para poner en marcha esta pseudoconsulta quiere contar con unos 20.000 voluntarios, según ha informado Mas, que confía el éxito a la participación de los ciudadanos.
Si antes hablaba de leyes y decretos, el presidente del Govern ha dejado en el aire las cuestiones legales. Se ha limitado a decir que existen marcos “preexistentes” y ha apoyado su argumentación administrativa en que la autonomía tiene competencias en el “fomento de la participación ciudadana”. Esta vez no va a firmar un decreto, ha añadido, para evitar que La Moncloa pueda impugnar ante el Tribunal Constitucional. No quiere dar “pistas”.
En esta complicada voltereta hacia atrás que ha dado este martes bajo el agua barcelonesa ha desarrollado un nuevo estilo de natación territorial. Después de la consulta “anticipada” deberá llegar la “definitiva”, que se articularía a través de unas elecciones plebiscitarias.
Este concepto de Mas pasa por unos comicios en los que las fuerzas soberanistas deberían concurrir en una misma lista con un programa común. Es decir, deberían luchar por el voto de manera conjunta fuerzas conservadoras como CiU con otras orgullosas de su izquierdismo como ERC. Su razonamiento es que al no ser posible la consulta en el actual juego de fuerzas de la política española, este debería tomar cuerpo en una elecciones.
A partir de ahí, si se consiguiera una mayoría absoluta, comenzaría un proceso constituyente. Una propuesta a la que falta la base de la columna: el consenso. A algunos, ha confesado Mas, les da “pereza” llegar a este punto de frente común.
Eso sí, ante la ola que le llega rechaza subirse al caballo blanco cual Neptuno en su carro y hacer caso de ERC, que en un primer momento le pidió la declaración unilateral de independencia.
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“Dependerá de ellos”. Mas tiene la vista puesta en ERC, el partido que le da sustento para que pueda transitar por el Palau de la Generalitat. Oriol Junqueras ha admitido que la opción del Govern no le gusta y ha mostrado su esperanza en que en algún momento el president vuelva al consenso anterior.
A pesar de que no es el escenario en el que se siente cómodo, Oriol Junqueras -que sería el próximo president de la Generalitat si se celebraran elecciones, según las últimas encuestas-, ha dicho que va a ayudar con todas sus fuerzas en la “consulta anticipada”.
La solución de Cataluña, a juicio de Junqueras, pasa por la independencia que debería llegar a través de unas elecciones tras no ser posible el referéndum. “Las cosas buenas, mejor no hacerlas esperar”, ha advertido el político que nació en el barrio barcelonés de Sant Andreu.
Mas no pierde ni un segundo de vista a Junqueras. Adelantar las elecciones supondría casi de facto entregar el liderazgo de la comunidad directamente a ERC. Todavía Mas dice en público que quiere agotar la legislatura. Pero con el consenso roto, el equilibrio parece casi imposible para que CiU logre superar todos los retos que tiene hasta 2016 -año en el que tendrían que celebrarse los comicios autonómicos- con unos presupuestos que no saldrían sin el apoyo de Esquerra.
LOS “ADVERSARIOS” DE SECANO
Y siempre hay que buscar a un enemigo para sobrevivir políticamente. Mas ha advertido solemnemente que el “adversario” de los catalanes y el culpable de que no puedan votar es el Estado español.
Desde esta tierra de interior llega precisamente la ola que criticaba Mas. Sentado en el pantalán de La Moncloa, el Gobierno ya ha avisado de que va a estudiar la “ocurrencia” del Govern y volverá a impugnar ante el Tribunal Constitucional la consulta mermada presentada por el president.
Esta vez el recurso no lo tendría que preparar Alberto Ruiz-Gallardón, sino el nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, que ha tenido este martes el mayor protagonismo de su vida al ser la primera voz del Gobierno que ha contestado a Artur Mas tras su comparecencia.
"Los gobiernos autonómicos pueden celebrar consultas en el ámbito de sus competencias, pero si la consulta excede ese ámbito volvería a incurrir en vicios de inconstitucionalidad y volvería a ser impugnada", ha trasladado Catalá a la Generalitat a través de los medios de comunicación.
A primera hora de la jornada había sido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que había calificado de “excelente” noticia la retirada de la consulta decretada, pero todavía no había escuchado a Mas. “A veces las noticias excelentes duran apenas unas horas”, ha dicho el jefe del Ejecutivo autonómico en referencia al líder del PP.
El Gobierno va de la mano en su ‘no’ a Mas con el PSOE. El líder de los socialdemócratas españoles, Pedro Sánchez, ha vuelto a insistir en que las dos administraciones tienen que sentarse a hablar y que se debe emprender una reforma de la Constitución para lograr el encaje de Cataluña. El president precisamente ha descartado propulsar un cambio en la Carta Magna desde la plaza de Sant Jaume al considerar que este paso lo debería dar la Administración central.
Mas ha visto la ola desde el Palau. Pero ahora le toca bajar la escalinata, caminar hacia la Barceloneta, esquivar a los turistas que buscan su happy hour de sangría y sumergirse. Ya lo cantaba Manel: "Al mar, al mar". Él quiere pasarla por debajo solo. A veces se consigue, y otras veces el mar te golpea.