Bernardino León: "En Egipto, los moderados han perdido claramente la batalla"
En Egipto no hay bando bueno o bando malo, sino extremistas y moderados en cada uno, según Bernardino León (Málaga, 1964). A estos últimos trata de pegarse el enviado especial de la Unión Europea para el sur del Mediterráneo, uno de los diplomáticos internacionales más activos en el país. El embajador de la UE en la Primavera Árabe, que antes fue asesor de alto rango del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, insiste en destacar los matices, las múltiples aristas de un proceso de transición que todavía puede prosperar. Según repite desde que fue nombrado, nadie dijo que sería rápido ni sencillo. Tampoco lo fue en España o en Europa.
Una mayoría de egipcios quieren la democracia, votan islamista y al mismo tiempo confían en el Ejército, lo que podría parecer una paradoja. Manifestaciones masivas de millones de ciudadanos acabaron con Hosni Mubarak y millones de personas acabaron con el Gobierno de Mohamed Mursi. ¿Un golpe de Estado impresentable en democracia? León mide sus palabras salvo para reconocer que, al menos de momento, los moderados que él quiere sentar a negociar juntos están de capa caída en medio de una calma garantizada por la represión. A medio plazo, la mecha de la fragilidad económica depara insospechadas consecuencias.
-La represión ha hecho desaparecer a los miles de manifestantes de las calles y la atención mediática está ahora centrada en Siria. ¿Qué está pasando mientras tanto en Egipto?
La situación sigue siendo muy preocupante. Los elementos más duros de cada parte están adquiriendo más espacio frente a los moderados. En el Gobierno había partidarios del diálogo y otros que optaban por la represión. En las últimas semanas los moderados han perdido la batalla claramente en Egipto, algo que se ve en acontecimientos como la dimisión de Mohamed El Baradei. Todavía queda gente moderada, pero va perdiendo fuerza.
-De momento hay una apariencia de calma, de vuelta a la normalidad.
Probablemente la declaración del estado de emergencia, el toque de queda, la presencia de militares y policías en las calles consiga reducir las protestas y la presencia de gente en la calle, pero lejos de tener un efecto positivo en las causas, lo que va a hacer es agravarlas. A medio y a largo plazo, intentar mantener esta política sin tender puentes y buscar un acuerdo con los moderados no va a estabilizar la situación. Además, eso no enviará el mensaje adecuado a los inversores y a los turistas, que son los que tienen que solucionar los problemas económicos del país.
-¿Se radicalizarán también los Hermanos Musulmanes?
Se les está arrinconando, se les está dejando fuera del sistema, sin margen de maniobra. Los menos moderados se radicalizarán, harán política en la calle, en los barrios pobres en vez de en el Parlamento. No ayudará en nada a resolver los problemas económicos a los que a medio plazo se enfrenta Egipto.
-Egipto tenía problemas económicos antes de lo que la UE no llama golpe de Estado, pero…
[Interrumpe] No es que no le llame golpe. Siempre he dicho que dentro de todo lo que pasó hubo un golpe o una intervención militar, pero no sólo hubo eso. No se puede reducir la situación, interpretarla sólo así. Hay muchos millones de egipcios que creen que no debería irse a un sistema en el que tengan cabida los Hermanos Musulmanes, y eso es parte del problema. Hay una situación que es más compleja.
-¿Es mayoritario ese apoyo que tiene el Ejército?
Un porcentaje altísimo de los liberales que hicieron la revolución, los que estuvieron en las redes sociales, los que están por un sistema más a lo occidental, quiere que se excluya a los Hermanos Musulmanes al considerar que no tienen interés en llegar a un acuerdo sobre el modelo de sociedad sino imponer el suyo.
No sé si el apoyo al Ejército es mayoritario en Egipto, pero sí es muy importante. Una muestra de lo difícil que es la situación en Egipto es que la mayoría está por un sistema democrático, la mayoría ha votado islamista (Hermanos Musulmanes y salafistas)... y un 80% de la gente dice en las encuestas que la institución que más respeta en el país es el Ejército. El Ejército tiene un gran apoyo, aunque los últimos acontecimientos también están haciendo que algunos cambien de onda.
-¿Quién es el socio fiable de la UE en Egipto, con quién puede negociar?
Los moderados de ambas partes, que deben buscar un acuerdo sobre el modelo de sociedad. En este momento, eso es muy complicado.
-¿Está trabajando la UE por la liberación de Mursi o los altos mandos de los Hermanos Musulmanes?
La UE ha insistido desde el primer momento en que no se puede detener a personas por su afiliación política. Hay unas acusaciones muy graves y de carácter criminal contra ellos, pero todos los indicios que tenemos nos hacen pensar que han sido detenidos y juzgados por razones políticas.
-¿Qué confianza se puede tener en un Gobierno que secuestra al presidente del país y libera a Mubarak?
Yo no establecería una conexión inmediata entre el poder judicial y el Gobierno. El poder judicial en Egipto ha sido siempre muy celoso de su independencia y tuvo muchos problemas con Morsi. No necesariamente está actuando al dictado de nadie, pero no tengo ninguna duda en decir que la decisión sobre Mubarak va a tener un efecto negativo.
-A veces da la sensación de que en España no hay una justicia independiente. Sorprende que sí exista en Egipto.
Lo que quiero decir es que no necesariamente hay una correlación directa entre unos y otros, independientemente de que es posible que estén actuando en paralelo. Durante la época de Mubarak, muchos jueces desafiaron al régimen y reivindicaron su espacio de acción autónomo. No tiene por qué haber una correa de transmisión directa. Eso no quiere decir que no nos parezca negativo.
-Los Gobiernos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait han puesto a disposición del Ejército 12.000 millones de dólares. Con ese apoyo y la represión de la oposición, ¿puede cronificarse esta aparente estabilidad?
De manera inmediata es una especie de salvavidas que les permite seguir adelante. A medio plazo, soy muy escéptico sobre si esa ayuda financiera compensará el daño para el turismo y la inversión. El país necesita una lluvia de apoyo financiero inmediato para resolver los desequilibrios, pero ni va a crear empleo ni va a traer inversión productiva al país, ni va a permitir que se recupere la pequeña y mediana empresa que depende del turismo.
"LAS TENSIONES EN SIRIA Y EGIPTO NO TIENEN RELACIÓN"
-¿Hay algún tipo de relación entre la tensión en Egipto y el estallido del último episodio en Siria?
No la hay. Ambos países viven procesos endógenos, con muy poca conexión entre ellos. No establecería ese vínculo.
-La UE parece relegada en la gestión del conflicto.
La UE tiene que estar en primera línea porque Siria es un país muy importante en el Mediterráneo. Esa es nuestra región y tenemos una responsabilidad. Del mismo modo que la hemos ejercido en Egipto o en Libia, debemos hacerlo en Siria. Además, el uso de armas químicas preocupa mucho a las sociedades europeas. La Alta Representante ya emitió un comunicado el día en que discutimos Egipto y está muy activa.
-¿Qué consecuencias tendría tanto para la operación como para la UE que el ataque no tuviese ninguna cobertura legal de los 28 o de la ONU?
Igual que ocurrió en Libia, hay que hacer todos los esfuerzos para intentar que haya algún tipo de cobertura de la ONU. Sólo cuando se haya podido excluir podría llegarse a la conclusión de que hay que actuar en un marco diferente. Pero vamos a intentarlo con rusos y chinos, con la paciencia que a veces es difícil tener, con una gradualidad que a veces es difícil de aceptar.
-En todo caso, está claro que el momento del diálogo, de petición a Assad para que ceda, está agotado.
-Todavía no está fehacientemente demostrado. Hace falta ver el informe de la ONU. Todo pasaría por un informe en el que los inspectores de la ONU certificasen que el régimen ha utilizado armas químicas contra la población civil. También hay que ver si eso es así.