El pederasta Daniel Galván, ante el juez marroquí: "Vine a abusar de niños porque no cuestan caros"
Todo se compra y vende y, según Daniel Galván Viña, el pederasta que fue indultado por el rey de Marruecos, no por mucho dinero.
Durante el juicio, el pederasta condenado a 30 años de cárcel presumió de lo fácil que era llevar a cabo sus actividades delictivas. Ahora, aunque Mohamed VI revirtió el indulto, Galván se encuentra en paradero desconocido tras salir de Marruecos.
"¿Por qué viniste aquí a abusar de niños marroquíes?", le preguntó el juez. "Porque no cuestan caros y todo se consigue con dinero", respondió el pederasta, provocando la indignación de la sala en Kenitra (a 40 kilómetros al norte de Rabat, donde residía Galván), según coinciden los abogados de la acusación y la defensa contactados por Efe.
Durante una audiencia preliminar ante el procurador (fiscal), Galván, de 64 años, declaró que merecía "ser ejecutado" por todos los delitos que había cometido durante los casi nueve años que vivió en Marruecos, asegura Hamid Krairi, abogado de las tres familias (con seis víctimas) que estuvo presente en ese interrogatorio, aunque no hay otra fuente que pueda corroborarlo.
Krairi no solo es el letrado que llevó en 2010 a Galván ante la Justicia y que consiguió que en 2011 el tribunal le condenara a 30 años de cárcel por abuso de menores (la pena más dura dictada en Marruecos por un delito de estas características), sino que también es la persona que reveló hace seis días que el pederasta estaba en libertad tras una gracia real, lo que conmocionó al país entero.
"Un amigo que trabaja en el Tribunal de Apelación de Kenitra me llamó y me dijo: 'Hamid, la persona que metiste en prisión ha sido liberada'", comenta el abogado.
Su batalla contra el pederasta, cuya liberación ha indignado a la sociedad marroquí hasta el punto de empujar a Mohamed VI, por primera vez en la historia de la monarquía alauí, a revocar un indulto real, comenzó el 28 de noviembre de 2010.
Aquel día, un comerciante se presentó ante él con un dispositivo de memoria USB que contenía más de una veintena de fotos de niños en situaciones obscenas y que llegó a manos del vendedor a través de un vecino del pedófilo encargado de regar sus plantas y cuidar a su perro cuando se marchaba del país para renovar el visado de turista (válido durante tres meses), pues carecía de permiso de residencia.
"Llamó desde España a su vecino para decirle que tenía que ir a su casa y quemar los CDS que había en el armario, pero tras hacer lo que le había ordenado vio una llave USB que decidió vender", explica Krairi.
Tras ser contactado por el comerciante y ver el contenido del dispositivo, Krairi se personó ante el fiscal de Kenitra. Dos días después, el 30 de noviembre de 2010, Galván era arrestado.
El abogado defensor Mohamed Benyedu, quien el pasado miércoles mostró su sorpresa por el indulto, asegura que Galván, a quien considera un hombre aparentemente simpático, presenta "una doble personalidad".
SU ABOGADO: "ES UN PELIGRO"
"Es un hombre que representa un peligro no lo solo para la sociedad marroquí (...) y ni mi cliente ni yo solicitamos el indulto, pero lo que él sí pidió es un peritaje médico para ser trasladado a España", subraya Benyedu.
Galván desembarcó en Kenitra presentándose como un profesor jubilado que daba clases en Murcia y se compró dos casas en la ciudad.
Una tercera la mandó construir en el terreno de una mujer que conoció en el campo, en Sidi Yahia el-Garb, a las afueras de la urbe. Era una madre soltera (marginadas en la sociedad marroquí) de dos niñas, de 12 y 14 años.
"Cada vez que conocía a una familia conseguía integrarse completamente en ella. Los padres de los niños le confiaban a sus hijos", apunta Krairi, quien añade que la relación con las dos niñas de aquella mujer le acarrearía la primera denuncia por tentativa de violación en Marruecos, que consiguió eludir.
SEIS VÍCTIMAS QUE LO LLEVARON A LA CÁRCEL
El proceso se basó en seis víctimas, pero en las imágenes encontradas tras analizar los equipos electrónicos incautados en su casa se pudo identificar a once niños de los que había abusado.
En las imágenes, grabadas por él mismo, aparecían los menores y a veces la mano o el órgano sexual de un hombre.
Durante el proceso, los abogados que representaron a Galván alegaron que su cliente era esquizofrénico, tesis en la que se refugió el acusado, que en todo momento en el juicio habló en árabe y se identificó como un kurdo-iraquí cuya familia cristiana provenía de la ciudad de Basora.
Tras servir en Irak, Galván se trasladó a España en 1976, pero su rastro se pierde durante unos años, hasta que en 1996 (y hasta 2002) aparece como contratado en la Universidad de Murcia, donde impartía clases de árabe, según fuentes del centro docente.
El miércoles pasado, un día después de que el monarca le concediese el indulto, Galván visitó al procurador para anular la multa de 50.000 dirhams (unos 4.400 euros) que debía pagar a cada una de las víctimas.
No tuvo éxito porque el indulto no anula la indemnización económica.
Uno de sus apartamentos fue requisado para recompensar a las familias, que todavía no han visto un solo dirham, pero que sí han presenciado cómo el violador de sus hijos salía de la cárcel.