Rosalía Iglesias, mujer de Bárcenas, declara que firmaba sin mirar lo que le pedía su marido
Una de las cuentas en Suiza estaba a su nombre, pero ella no sabía nada. La mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, ha comparecido ante el juez para tratar de explicar el origen de la fortuna que atesoraban en Suiza. Iglesias ha asegurado que confiaba plenamente en todas las gestiones que llevaba a cabo su marido y por eso firmaba todo lo que le decía que tenía que firmar, sin mirar lo que el extesorero del PP le ponía delante.
Con estas explicaciones peregrinas, ha justificado los contratos por la venta ficticia de obras de arte con las que el extesorero del PP blanqueó más de medio millón de euros. Iglesias ha reconocido que era su firma aunque no recordaba por qué la estampó en el documento. "No me acuerdo", ha señalado en varias ocasiones según fuentes de la acusación presentes en la declaración.
Iglesias ha asegurado que el contrato de venta de uno de los cuadros se firmó "hace cinco años". Sin embargo, el primer cuadro, por el que Mackinley aseguró haber cobrado 1.000 dólares como intermediaria, estaba fechado el 14 de noviembre de 2004 y el segundo, por el que percibió otros 500, el 19 de enero de 2006.
En un momento de la declaración Iglesias se ha puesto nerviosa tras captar una mirada que se intercambiaron sus abogados Alfonso Trallero y Miguel Bajo y ha comunicado al juez su intención de no seguir declarando, según han informado las acusaciones presentes en la vista.
Tras declarar durante 45 minutos, Iglesias ha abandonado la Audiencia Nacional al no haber pedido ninguna de las partes medidas cautelares para ella y sin esperar al resultado de la vistilla en la que se ha pedido prisión para su marido.
Al abandonar la Audiencia ha sido increpada al grito de "ladrona", a lo que ha respondido con una sonrisa antes de subirse al coche.
BENEFICIARIA DE UNA DE LAS CUENTAS
Bárcenas siempre ha tratado de exculpar a su mujer negando que tuviera conocimiento de sus cuentas en Suiza, pero la última comisión rogatoria sobre sus fondos en la entidad Lombard Odier (que llegaron a ser de más de 26 millones), ha revelado no solo que le acompañó en alguno de los numerosos viajes que hizo para ingresar efectivo, sino que era beneficiaria de una de esas cuentas.
Antes de tener esta documentación, Ruz ya había citado al matrimonio por el presunto intento de engañar al juzgado con unos contratos de compraventa de unos cuadros, supuestamente propiedad de Rosalía Iglesias y valorados en 560.000 euros, que no "reflejarían la realidad", lo que le valió a ambos la imputación de tres nuevos delitos: falsedad documental, estafa procesal en grado de tentativa y blanqueo de capitales.