Le ponen V.E.R.D.E.: qué hay detrás de las críticas de la ultraderecha a Felipe VI

Le ponen V.E.R.D.E.: qué hay detrás de las críticas de la ultraderecha a Felipe VI

El rey ha tenido que enfrentarse a una dura campaña en estos últimos meses por designar a Sánchez como candidato a la investidura o por sancionar la amnistía.

Pancarta contra el rey Felipe VI apartada de la cabecera de la manifestación de SCC contra la amnistía, en Barcelona.Europa Press

El pasado 8 de octubre, durante una manifestación en Barcelona a favor de la unidad de España, varias personas desplegaron una gran pancarta en la que se podía leer con total claridad: "Felipe VI, cómplice del golpe de Estado a las urnas, a la democracia y a la voluntad de los españoles".

Los Mossos d'Esquadra acabaron retirando de la marcha a quienes portaban dicho cartel, pero aquella imagen puede servir como mero ejemplo de lo que se ha ido cultivando en estos últimos meses en foros y espacios cercanos a la ultraderecha: una deslegitimación de la Corona y de la figura de Felipe VI para favorecer, a su vez, la ruptura del sistema democrático y de los valores constitucionales. 

Mientras la izquierda, especialmente en esta última década, ha sido tradicionalmente contestataria y crítica con la monarquía española, sectores de la derecha y la ultraderecha se han ido sumando a esta nueva corriente entre críticas a Felipe VI por no pararle los pies a Pedro Sánchez. Protestaron por designarle como candidato a la investidura en el mes de noviembre y también por sancionar la ley de amnistía para los implicados en el procés. Acciones, todas ellas, a las que el rey está obligado por mandato constitucional pero que han servido para alimentar una bola de desprestigio que ha hecho daño a la imagen de la Casa Real. 

La pancarta de Barcelona no ha sido la única que se ha podido ver en contra del rey en algunas de las manifestaciones convocadas contra la amnistía, algunas de ellas por el PP, a lo largo de todo el territorio nacional. Y en redes sociales han proliferado los ataques a su figura, con hashtags tan ocurrentes como "Felpudo VI", borrando la corona del escudo de España o poniendo una fotografía de Felipe VI boca abajo. 

Estos desafíos a la Corona no son casualidad, sino que proceden de una comunidad organizada integrada por colectivos que fluctúan entre el antiglobalismo, el negacionismo o el cuestionamiento del orden democrático. “Es un traidor y una rata rastrera”, "Para mí, el rey ha muerto", “Ha dejado de ser mi rey, ahora es el príncipe de las galletas de chocolate”, “Ha traicionado los valores de España” o “Ha firmado su propia destrucción” son sólo algunos de los mensajes que se pudieron leer en X, antes Twitter, el día que el rey designó a Sánchez como candidato a la investidura.

Conocidos agitadores dentro del espectro de la ultraderecha, como InfoVlogger o el ahora eurodiputado electo Alvise Pérez, alimentan esta campaña. De hecho, Pérez aseguró en su primera entrevista tras el 9-J que de nada servía la figura del rey si sancionaba la amnistía: "Si el Rey de España firma algo que es contrario al marco constitucional, no está cumpliendo su tarea. Y si esto ocurre, la pregunta obvia de los españoles es: ¿para qué sirve el Rey?". Además, el líder de Se Acabó la Fiesta insinuó que Felipe VI debería haber disuelto las Cortes e incluso abdicado antes de firmar la amnistía: "Si no hace eso, yo seré el primer antimonárquico de este país".

Vox siempre ha sido más cauto a la hora de criticar el papel constitucional del rey, pero sí ha exigido al monarca ciertos gestos para corroborar su disconformidad con leyes como la amnistía. La portavoz de los de Abascal en el Congreso, Pepa Millán, llegó a decir la semana pasada que los españoles se "sienten abandonados" en la lucha contra la medida de gracia y pidió al rey que actuara contra la norma. Diferentes medios fueron un poco más allá y, citando fuentes del partido, aseguraron que los dirigentes de Vox querían incluso que el rey se pronunciara contra la amnistía como lo hizo el 3 de octubre de 2017, tras la declaración unilateral de independencia de Cataluña. Algo también imposible, ya que la Constitución recoge en su artículo 64 que cualquier acto del monarca debe estar refrendado por el Gobierno.

  El rey recibe a Santiago Abascal en ZarzuelaGetty Images

El historiador y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya Jaume Claret cree que esta campaña contra el rey entre sectores de la ultraderecha forma parte del juego de la "antipolítica". "En España estamos entrando en unos caminos inexplorados donde ya todo vale para hacer caer al contrario. Hasta cuestionar la figura del rey o los mandatos que son constitucionales", asegura a preguntas de El HuffPost. 

Claret subraya que el papel de Felipe VI es el de un jefe de Estado "que reina, pero no gobierna, y tiene una serie de limitaciones". De ahí que su figura sea más vulnerable y sólo le permita operar entre bambalinas. "El rey sólo se manifiesta a través de sus discursos,  que son aprobados por el Ejecutivo. Por tanto, su hoja de servicio público es escasa porque no se le permite tener otra presencia. Ha quedado limitado a ser el último recurso. Puede que algunos prefirieran que adoptara un papel más de árbitro, pero nunca debería ejercerlo de forma pública porque no se lo permite la Constitución", asegura.

Angie Calero, corresponsal de Casa del Rey en el diario ABC, cree que las decisiones que toma Felipe VI no deberían ser cuestionadas por la opinión pública porque "no se sale ni un milímetro de lo que dicta la Constitución". "Todo lo que hace lo consensúa con juristas expertos. Todo está muy estudiado y medido. Pero que la sociedad debata sobre ello es bueno, sobre todo si sirve para que la gente sea más consciente de sus atribuciones como rey de España", asegura.

Calero no cree, en todo caso, que esta campaña de la ultraderecha contra la monarquía perjudique la imagen de la Corona. "Todos los sociólogos coinciden en que en tiempos de inestabilidad política, la Monarquía se consolida en la sociedad como un valor refugio, un resorte que mantiene inalterables los cimientos del Estado. Y, desde mi punto de vista, creo que es así. Hay bastante consenso en torno a la figura de Felipe VI y la percepción que yo tengo es que hay menos críticos hacia la Corona de lo que parece. Los tiempos que le han tocado vivir a Felipe VI en el plano político no son los de su padre y tampoco ha ayudado la crisis institucional derivada de las actuaciones de Juan Carlos I. Eso ha llevado a que surgieran más voces críticas. Pero en estos diez años Felipe VI ha afianzado su papel como jefe del Estado, ha demostrado que las cosas se pueden hacer de otra manera y que la Corona velará siempre por los intereses de los españoles", señala. 

  Felipe González, junto a Juan Carlos I en 1984Sygma via Getty Images

En todo caso, el historiador Jaume Claret cree falsa la idea de que la derecha española ha apoyado tradicionalmente más al rey que la izquierda. "La derecha no ha sido especialmente monárquica. Cuando Franco decide que sea Juan Carlos quien le suceda, hubo muchas tensiones dentro del régimen porque gente de la Falange no quería volver a la monarquía.  Por tanto, podemos decir que una parte de la derecha no se ha sentido siempre cómoda con la monarquía y otra la apoya casi de forma accidental. Por eso, Juan Carlos I encontró más respaldo en el PSOE y en otros partidos de izquierda durante los primeros años de la democracia", asegura. 

Para Claret, la monarquía puede tener problemas para consolidarse sino consigue demostrar su utilidad y ganar peso en la vida política. "Juan Carlos I tuvo la suerte de tener que hacer fente al 23-F y supo entenderse con toda la izquierda. Felipe VI necesita reconstruir su base social porque la legitimidad, dado que no la sacas de las urnas, tarda mucho en conseguirse", concluye.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es