"Feliz 2007": de la bicicleta estática al agujero negro
Resulta sorprendente que cuando estamos a punto de entrar en el 2017 nos quieran vender género del 2012 como si fuera nuevo. El proceso ya no es que no se mueva del sitio, es que es un auténtico agujero negro por el que se van las energías, el tiempo y el dinero de todos los catalanes.
Foto: EFE
El pasado 23 de diciembre, Carme Forcadell, presidenta del Parment de Cataluña, despidió el último pleno del año deseándonos un feliz 2007. Se trataba, obviamente, de un lapsus linguae. Yo no puedo saber qué hay detrás de ese lapsus, pero al oírlo pensé que quizá su subconsciente se había retrotraído a un momento en el que tenía una vida más tranquila y no estaba envuelta en procesos judiciales.
Al margen de eso, el lapsus resulta, sin duda, una buena metáfora de la situación que está viviendo Cataluña y que no en vano Jordi Baeza bautizó como "procés infinit". Hasta ahora ha sido frecuente utilizar metáforas como la del día de la marmota, la rueda del hámster o la bicicleta estática, es decir, moverse para seguir siempre en el mismo sitio. Sin embargo, eso ya no es así, ya no estamos en el mismo sitio: ahora hemos vuelto para atrás, como se pudo ver de forma clara en la nueva cumbre sobre el derecho a decidir.
Y es que, por mucho que se empeñen, la reivindicación del derecho a decidir es muy temporada 2011-2012. De hecho, en 2013, Carme Forcadell, por aquel entonces presidenta de la ANC, no quiso que el lema de la manifestación de la Diada fuera sobre este tema porque, según sus propias palabras, "sería dar un paso atrás", ya que "tenemos claro que el derecho a decidir ya lo tenemos como pueblo".
Así, pues, con ese supuesto derecho que nadie en el mundo reconoce, convocaron un referéndum el 9 de noviembre de 2014 y, según ellos, lo ganaron. Evidentemente, no sirvió para nada, así que montaron unas elecciones a las que llamaron plebiscitarias que no eran más que unas simples elecciones autonómicas a las que les echaron épica: tenían que ser las últimas autonómicas y por eso su lema fue "el voto de tu vida". En aquella campaña, Oriol Junqueras clamaba contra la idea de un referéndum pactado porque, según sus propias palabras, "hacemos política rigurosa y no explicamos fantasías".
Según el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, ganaron esas elecciones "plebiscitarias" y, para que quedara claro, lo dijo en cuatro idiomas, haciendo un alarde de plurilingüismo de escuela privada que luego él y los suyos no permiten en las escuelas públicas: "hem guanyat, hemos ganado, we have won, nous avons gagné". Pues bien, según les habían prometido a sus votantes, ganar significaba declarar la independencia en marzo de 2017 (que luego pasó a julio por unos problemillas con la investidura) tras dedicar esos 18 meses a un proceso constituyente del que hace mucho que no oímos hablar.
En esa misma línea se expresaba días después Oriol Junqueras diciendo que "una vez celebradas las elecciones plebiscitarias del 27S, no tiene sentido un segundo referéndum de autodeterminación de Cataluña" y que sólo estaba dispuesto a estudiar su convocatoria si la comunidad internacional se lo pedía. Hasta donde yo sé, la comunidad internacional no ha dicho ni mu sobre el tema y, sin embargo, han realizado una nueva cumbre en la que han acordado, precisamente, convocar un referéndum.
El 9 de noviembre de 2015, Catalunya sí que es Pot presentó una propuesta de referéndum de secesión y tanto los diputados de ERC como los de Convergencia votaron en contra. El encargado de defender la postura de JxS fue Raül Romeva, y dijo que las elecciones del 27S eran el referéndum que no habían podido hacer de otra manera y declaró solemnemente "la obertura de un proceso constituyente no subordinado" y "la creación del Estado catalán independiente en forma de república". Y dijo que votaban en contra de la propuesta de hacer un referéndum porque "había quedado superada por los hechos".
El único referéndum posible entonces era el de la nueva Constitución de Cataluña una vez declarada la independencia, y así lo defendían en su programa electoral y en todas las tertulias y debates, no sólo del 27S sino también del 20D. De hecho, Gabriel Rufián insistía en que eran las últimas elecciones generales a las que presentaba ERC y que no iban a Madrid como diputados sino más bien como embajadores, porque el referéndum ya lo habían hecho, ya lo habían ganado y Cataluña ya era una república independiente. Al recoger su acta de diputado en enero de 2016, Rufián dijo que sólo pensaba estar en el parlamento de "un país vecino" 18 meses. El resto es de sobras conocido: seis meses después, ERC se volvió a presentar a unas elecciones generales y Cataluña sigue formando parte de una monarquía parlamentaria a día de hoy. Sólo nos queda por ver si Rufián, que se dedica a dar lecciones de ética a todo el mundo, cumplirá su palabra y en julio de 2017 dejará su acta en el Congreso o venderá sus ideales por un sueldo de diputado.
El corresponsal francés Henry de Laguérie resumió perfectamente lo que está pasando en su perfil de Twitter tras la cumbre del Pacto por el Derecho a Dedicir: "Después de haber prometido en 2015 la secesión para 2017, los independentistas vuelven atrás y defienden un referéndum acordado con el Estado". Un donde dije digo digo Diego en toda regla, vamos. Porque eso es lo que ha significado la nueva cumbre: un retroceso con el supuesto apoyo de la mayoría de la población cuando, en realidad, de los 83 participantes, 43 eran políticos y sólo había 22 mujeres. O sea, nada que ver con la composición real de la población de Cataluña. Pero claro, como queda bastante mal publicitar una reculada, decidieron que allí estaban representados los demócratas, aunque uno de los participantes fuera Carles Sastre, un antiguo terrorista de Terra Lliure condenado a 30 años de cárcel por ser coautor del asesinato de José María Bultó y a 18 más por pertenencia a banda armada. Curioso que Ada Colau se quiera fotografiar con alguien así.
Resulta sorprendente que cuando estamos a punto de entrar en el 2017 nos quieran vender género del 2012 como si fuera nuevo. El proceso ya no es que no se mueva del sitio, es que es un auténtico agujero negro por el que se van las energías, el tiempo y el dinero de todos los catalanes. Un agujero negro que ha devorado a políticos como Duran i Lleida o Pere Navarro por pedir un referéndum pactado. O sea, exactamente lo mismo que han pedido en la última cumbre y que hace tan sólo seis meses Gabriel Rufián consideraba "una mentira piadosa".
Ojalá el 2017 nos traiga sentido común, diálogo y la oportunidad de poder llevar a cabo políticas que de verdad mejoren la vida de todos los ciudadanos. En todo caso, ¡feliz 2017!