Un hombre se enfrenta a pena de prisión por rebajar considerablemente las facturas de calefacción de su casa
No solicitó el permiso de construcción para el aislamiento exterior de su casa, instalado hace seis años con una inversión de 16.000 euros.

Clive Ryan, residente de Dublín, se encuentra en medio de una batalla legal con las autoridades locales después de haber realizado una mejora en la eficiencia energética de su hogar, que ahora lo ha dejado amenazado con una posible sentencia de prisión.
Hace siete años, junto a su esposa Samantha, Clive decidió mejorar la eficiencia de su casa construida en 1975, que sufría de corrientes de aire y altos costes de calefacción. En ese entonces, la pareja invirtió en la instalación de aislamiento exterior, nuevas ventanas y una caldera más eficiente. El costo total de la reforma fue de 16.000 euros, pero la familia recibió una subvención de 4.000 euros por parte de la Autoridad de Energía Sostenible de Irlanda.
Sin embargo, un incidente ocurrido en marzo del año pasado cambió la situación para la familia Ryan. Un inspector del Consejo del Condado de Dublín del Sur se presentó en su puerta y les informó que debían solicitar permisos retroactivos para el aislamiento exterior, algo que nunca se mencionó cuando realizaron la reforma hace más de seis años. Clive se sorprendió ante la solicitud, ya que, hasta ese momento, nadie había planteado que se necesitara un permiso de construcción. La única explicación que se le ocurrió fue que alguien había denunciado su casa al ayuntamiento.
Clive se dirigió nuevamente a la empresa que había realizado el trabajo, Churchfield Home Services, quienes también estaban sorprendidos por la solicitud del permiso retroactivo. La empresa procedió a realizar la solicitud, pero las cosas se complicaron aún más cuando, en diciembre, Clive y su esposa recibieron una carta del ayuntamiento en la que se les amenazaba con una multa de 5.000 euros y/o prisión, además de exigirles que retiraran el aislamiento y restauraran la fachada de la casa al estado original. Si no cumplían con estas órdenes, el consejo se encargaría de retirar el aislamiento, dejando a los Ryan responsables de los costos.
Clive afirma que no puede entender cómo, después de haber realizado una reforma que, en su opinión, debería haber sido un paso positivo hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética, se encuentra ahora enfrentando posibles sanciones graves. La familia Ryan se siente víctima de una burocracia que no les avisó a tiempo de la necesidad de permisos, y se encuentran luchando para resolver una situación que nunca imaginaron. A pesar de ello, las solicitudes previas han sido rechazadas, y ahora están esperando una tercera respuesta, mientras continúan bajo la amenaza de una sanción severa.