Por qué hay que dejar de señalar a los que comen solos en el trabajo: "Me dijeron que no encajaba"
En ocasiones es por decisión propia, mientras que en otras es una situación de aislamiento.

Comer con los compañeros de trabajo o hacerlo solo es una decisión a la que se enfrenta todo aquel que trabaja en una oficina. No obstante, el hecho de comer solo en algunas ocasiones no está del todo bien visto por algunos responsables o compañeros.
La periodista especializada en empleo Chloé Marriault ha escrito un artículo en el medio francés Les Echos, donde recoge varios casos distintos de personas que comen solas en el trabajo recopilando cuál fue su decisión y dejando claro que sea cual sea el motivo hay que dejar de juzgarlas.
Por ejemplo, una de las entrevistadas asegura que come sola por su carácter introvertido y porque sus compañeros no le ofrecen comer con ella. "Me sentía juzgada por comer sola, me sentía incómoda. Además, las raras veces que fui al comedor con colegas, nunca vi a nadie sentado solo en una mesa", añade.
En un primer momento, esta mujer sí que comía con sus compañeros, pero dados sus vínculos anteriores dejaron de avisarla para comer por lo que suele hacerlo por el vecindario evitando ir a locales de comida cercanos o al comedor del edificio.
"Hoy, encontrarme sola almorzando me recuerda que no estoy integrada", explica sobre esta sensación que la lleva a teletrabajar. "Parecen muy lejanos los tiempos de su antiguo trabajo, «donde todos comían con todos, sin importar antigüedad ni rango", recuerda.
Lejos de ser algo banal, la psicóloga especialista en trabajo Marie Pezé asegura al citado medio que la hora del almuerzo es fundamental: "Durante el almuerzo, los empleados suelen tener conversaciones informales sobre los niños, las vacaciones, etc. No compartir estos momentos de convivencia refuerza el sentimiento de soledad".
Otro caso diferente recogido por Marriault es el de una trabajadora que iba a comer con sus compañeros y dejó de hacerlo por voluntad propia, recibiendo una negativa de la empresa. "A mí no me atraía pasar todos los almuerzos con chicos jóvenes hablando de fútbol y videojuegos", recuerda sobre la diferencia de edad entre ella y sus compañeros.
En este caso, el equipo de ventas la invitó a comer en una ocasión a lo que ella se negó porque prefería comer rápido y poder recoger a su hija de la escuela. "Me dijeron que no encajaba. De hecho, esta PYME quería ser como una gran familia y, para formar parte de ella, ¡tenías que hacer lo mismo que los demás!", se queja.
No obstante tanto Pezé como Marriault recuerdan que con la pandemia el momento de la comida se ha ido diversificando y ya no es una reunión como tal si no que hay quien aprovecha ese descanso para hacer deporte, comer rápido o dar un paseo.