Serpiente y halcón, el ataque más surrealista a una señora en su jardín: "Ayúdame, Jesús"
Alguien debería calcular las probabilidades de que ocurra esto, en serio.
No, el titular no hace referencia a futuras temporadas de Cobra Kai. Pongámonos en situación. Imagínense que están en su jardín o huerto realizando las labores habituales de un caluroso día de julio cuando, de repente, sufre un doble ataque animal. A priori, nada imposible o extraño en una vida repleta de casualidades. Ahora pongamos que el ataque viene del cielo. Extraño, pero no imposible. Pero, ¿y si les dicen que el ataque consiste en que, literalmente, ha 'llovido' una serpiente? Muy, pero que muy extraño. Pues aún hay más.
Se trata del casi surrealista ataque que vivió Peggy Jones, una vecina de Silsbee (Texas, EEUU) y que ha relatado en distintos medios como The Washington Post. En la que era una jornada más de trabajos en el jardín de su propiedad, esta señora de mediana edad se encontraba sobre un tractor cortando el césped, despreocupada, sin saber que el peligro se cernía sobre su cabeza. En forma de una serpiente de 1,2 metros de largo.
Sorprendida por la caída reptil, Jones tuvo tan mala fortuna que este optó por su método natural de defensa y se aferró a una de sus extremidades. "Una serpiente cayó del cielo y rápidamente se enroscó alrededor de mi antebrazo derecho", relató al rotativo estadounidense la texana, quien reconoce que mientras duró el ataque, no dejaba de repetir "¡Ayúdame, Jesús! ¡Por favor, ayúdame, Jesús!".
Y... entra en juego el halcón
Cuando parecía que la desgracia no podía ir a más, entró en juego el segundo protagonista animal de esta historia y, la explicación de que lloviese una serpiente del cielo. En apenas unos segundos, un halcón descendió en picado y se sumó al ataque. El ave rapaz entendió que Peggy estaba tratando de levantarle la presa con la que instantes antes luchaba en el aire. Y actuó como lógicamente lo haría cualquier otro animal de condiciones similares, comenzó a arañarla y picotearla para quitársela.
"Fue la experiencia más aterradora que he vivido", confesó la mujer al mencionado diario con sede en la capital estadounidense. No es de extrañar, puesto que de repente se vio en una situación de extrema violencia. Con una serpiente aferrada a ella que no dejaba de atacarla en el rostro, viendo incluso cómo sus embestidas chocaban contra sus gafas. Paralelamente, el halcón no cejaba en su empeño por hacerse con la presa, a pesar de que estaba dejando destrozado el antebrazo de la señora.
Temor por si las heridas eran venenosas
Jones no supo concretar el tiempo exacto que duró esta 'pelea' sobre su cuerpo. Fue su marido, Wendell, quien acudió tras escuchar los gritos y forcejeos -por cierto, acudió al lugar donde se registró el ataque sobre su cortadora de césped-. El esposo la trasladó a un centro médico cercano, a unos 15 minutos de distancia.
Allí le administraron antibióticos y procedieron a la limpieza y desinfección de las heridas y, afortunadamente, descubrieron que estas no eran venenosas. También que los daños en el brazo eran todos debidos al forcejeo del halcón. "Y solo agradezco a Dios que esté viva para contarla", reflexionaba Peggy Jones sobre un suceso del que alguien debería calculas las probabilidades de que suceda.