Ni por mimos ni por regalos: nuevos estudios sentencian que esta es la abuela preferida por los nietos y nietas
Una investigación estadounidense concluye que los nietos heredan a través del óvulo más información genética de los progenitores maternos.
Las abuelas y los abuelos son una figura insustituible sin cuya ayuda muchas familias no podrían salir adelante. Tan sólo su presencia resulta un alivio, tanto por su apoyo físico como moral, y permiten en muchos casos a los hijos una conciliación laboral que de otra forma no sería posible.
Es habitual escuchar la expresión "los padres están para educar y los abuelos para malcriar" y esto se debe principalmente al rol que cada uno tiene asumido en sociedad. El trato de los padres hacia los hijos será más estricto, mientras que el de los abuelos será más afectuoso y consentidor.
Entre abuelos y nietos se establece una conexión muy especial que les acompañará el resto de sus vidas y que se hará aún más fuerte cuanto más tiempo pasen juntos.
Según un estudio del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos, existe una explicación científica al vínculo que se establece entre la abuela materna y todos sus nietos. La investigación prueba que los nietos heredan su información genética y su carácter.
Los óvulos transmiten más carga genética e información mitocondrial -los espermatozoides carecen de ella- y según el estudio, esto significa que hay muchas posibilidades de que nietos y abuelas maternas tengan un comportamiento y un temperamento más parecido.
La investigación se respalda en la teoría del ensayista chileno Alejandro Jodorowsky, quien sostiene que esta conexión especial se gesta desde que la abuela materna está embarazada de su hija.
Cuando una mujer se queda embarazada de una niña, antes de nacer ya tiene formados miles de ovocitos que contienen una gran carga genética de su madre y de su abuela.
Jodorowsky asegura, además, que los nietos y nietas no heredan de su abuela materna solo los genes, sino que en el ADN llevan también sus vivencias emocionales, que pueden seguir presentes aunque pase una generación. Pero eso ya no está demostrado.