Los terribles efectos de negar la violencia machista: "Los hombres sienten menos rechazo social"
Desdeñar la violencia de género a un mero "concepto ideológico" empodera a algunos hombres y genera un efecto de imitación
Los discursos de algunos partidos políticos cuestionando la violencia machista tienen un efecto directo en la sociedad y en las cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Así lo señala el exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, en un reciente estudio en el que también alerta de que este 'negacionismo' empodera a algunos hombres y genera un efecto de imitación.
El mes de julio ha sido, de nuevo, terriblemente negativo en lo que respecta al número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Ocho en total si se confirma finalmente el de una joven de 22 años de Utrera (Sevilla) que recibió el pasado lunes varios golpes en la cabeza con un martillo. En lo que va de año, el número de muertes asciende a 31, un 15% más que en 2022 a estas alturas del año.
Las alarmantes cifras han llevado este martes al ministerio de Igualdad a celebrar un comité de crisis para evaluar la dramática situación. La Delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, ha alertado de que "el verano es una época comprometida para las mujeres que sufren maltrato" y ha pedido a la sociedad "estar especialmente alerta ante la violencia de género más extrema".
Efectivamente, julio es el mes en el que más muertes por violencia de género se producen, seguido de agosto y diciembre. En 2010 y 2019 se contabilizaron hasta diez fallecidas, mientras que en 2015 fueron nueve.
El número de llamadas al 016, teléfono de atención a las víctimas por malos tratos, también se ha incrementado de forma notable en estos dos años. En agosto del año pasado, en plenas vacaciones, alcanzó su pico máximo con 10.415 comunicaciones. En mayo de este año, último con cifras disponibles, fueron 9.209, un 4% más que en ese mismo mes de 2022, cuando fueron 8.851.
Pese a estos apabullantes datos, la violencia machista sigue siendo un asunto de debate para algunas formaciones. Durante la campaña de las elecciones generales del 23-J, el presidente de Vox, Santiago Abascal, rechazó usar el término 'violencia de género' al considerar que se trata de un "concepto ideológico" y apostó más bien por emplear el término "violencia intrafamiliar".
Así se expresó también el número dos de la lista de Vox por Valencia en las elecciones autonómicas del 28-M, José María Llanos, que sostuvo justo después de rubricarse el pacto de investidura de PP y Vox en la región que "las víctimas son víctimas y los delincuentes son delincuentes, sean hombres, mujeres, dependientes, ancianos o niños". Sus declaraciones fueron rápidamente censuradas por el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que señaló que la violencia de género "existe" y "es una lacra".
Sin embargo, el PP ha acabado eliminando la concejalía de Igualdad en una de cada tres grandes ciudades en las que gobierna con apoyo de Vox y en muchas otras donde las mantiene mezcla sus competencias con otras o han pasado a estar en manos de los de Abascal. La afrenta es tal que PP y Vox pretenden cambiar, por ejemplo, el nombre de la Casa de Acogida de Víctimas de Violencia de Género en Ciudad Real para llamarla simplemente “Casa de Acogida” y hasta dirigentes de la ultraderecha se desvincularon hace tres semanas de una pancarta en Les Corts de València que aunó al resto de partidos en repulsa por el asesinato de una mujer de 38 años en Antella, una de las ocho fallecidas de este mes.
Estos gestos públicos, según el estudio llevado a cabo por Miguel Lorente, alientan un negacionismo que empodera al maltratador y genera un efecto imitación. "Ahora hay hombres pensando en matar a sus mujeres que se sienten reforzados porque ven a otros hacerlo. Es un factor más que se alimenta del negacionismo de la violencia machista", asegura en una entrevista en EFE.
Como muestra de esta tendencia, el exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género señala que en los últimos cinco años el numero de hombres que se suicidan después de asesinar a sus parejas ha caído 7,3 puntos, lo que ha vinculado a un descenso del rechazo social. "Cuando el agresor percibe que va a tener un rechazo, lo resuelve con el suicidio. Pero esta salida ha descendido porque ve que su entorno no lo va a apoyar, pero sí va a encontrar justificación o van a minimizar la gravedad de lo que ha hecho", explica.
Esa percepción social también influye en las víctimas, en la desconfianza para interponer una denuncia y en la invisibilización de esta lacra. Prueba de ello es que, según el último estudio del CIS, sólo el 2,9% de los españoles sitúa la violencia de género entre los tres principales problemas que acucian a España. Al otro lado, la dura realidad: según la macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, una de cada dos mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por el mero hecho de ser mujeres.
Carmen León, jurista especialista en Violencia de Género, comparte el diagnóstico de Lorente y advierte de que ese 'negacionismo' está calando especialmente entre la gente más joven de nuestro país. "Normalizan conductas de control sobre sus parejas como tener su contraseña de una red social y la palabra 'feminismo' en sí ya les genera un absoluto rechazo. Si hay partidos que les dicen que nieguen estas formas de violencia y se rían de estas conductas que consideramos micromachismos, sus adeptos acaban normalizando sus discursos y les dan legitimidad", asegura la experta a El HuffPost.
Para León, negar esta lacra trae consigo de forma directa cuestionar que se destinen recursos públicos para ayudar a estas mujeres y combatir este tipo de violencia. "Los llamados chiringuitos feministas, según Vox", denuncia. Y advierte: "Cuanto más se legitime estos comportamientos violentos en la sociedad, más casos seguirán dándose".