La hormiga loca se establece en Cataluña: así es su impacto a tres niveles

La reaparición de la hormiga loca en Cataluña ha generado un revuelo en el ámbito científico y ambiental. Esta especie, conocida por su capacidad invasora y su comportamiento errático, se creía erradicada después de un esfuerzo conjunto por parte de las autoridades catalanas en 2021. Sin embargo, nuevos focos han surgido en lugares emblemáticos de Barcelona, como Montjuïc y Plaza Catalunya.

La primera señal de la presencia de esta especie invasora se remonta al año 2021, cuando fue avistada en una rotonda del Puerto de Barcelona. Las condiciones de temperatura y humedad en este lugar ofrecían un entorno propicio para su reproducción, según los análisis del responsable técnico de la empresa de bioseguridad BioNet, Roger Vila. A pesar de los esfuerzos iniciales por erradicar la colonia identificada, la hormiga loca ha logrado establecerse en nuevas ubicaciones dentro de la ciudad.

Un invasor inesperado

La hormiga loca es una especie que se encuentra en muchas partes del mundo, aunque su origen exacto sigue siendo desconocido. Su apodo no se debe a su agresividad, sino a su peculiar forma de desplazarse, dando tumbos a izquierda y derecha, en contraste con el movimiento rectilíneo de la mayoría de las especies de hormigas. A pesar de su comportamiento errático, no se considera una especie particularmente agresiva hacia otras hormigas autóctonas.

La presencia de la hormiga loca plantea desafíos únicos para la gestión ambiental en Cataluña. A diferencia de otras especies invasoras, no representa una amenaza directa para los edificios o la infraestructura eléctrica. Sin embargo, su capacidad para adaptarse a diferentes entornos y su rápida reproducción pueden tener consecuencias negativas para el ecosistema local. Aunque su impacto no sea inmediatamente evidente, la presencia continua de esta especie invasora podría alterar el equilibrio natural de la región.

En Cataluña, se han detectado siete de las 12 especies de hormigas invasoras que reconocen las normativas estatales y europeas, aunque únicamente dos de ellas se han catalogado como establecidas en el territorio, la hormiga argentina y la hormiga 'invasora de jardines'.

La decisión de cómo abordar esta invasión genera debate entre los expertos. Mientras algunos abogan por aprender a coexistir con la especie, otros, como el catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Pino, instan a una acción más enérgica. Según Pino, la detección temprana y la erradicación son clave para evitar consecuencias más graves en el futuro.

Roger Vila, por otro lado, sostiene que la hormiga loca ya está establecida en Cataluña y que es difícil erradicarla por completo. En su opinión, la mejor estrategia es aprender a convivir con esta especie invasora y permitir que el ecosistema se adapte a su presencia. Sin embargo, esta postura plantea desafíos adicionales en términos de gestión ambiental y conservación de la biodiversidad.

¿Cómo es la hormiga loca?

Según informaciones del Gobierno de España, la paratrechina longicorniss es una especie monomórfica. Las obreras son relativamente pequeñas, de 2.3 a 3 mm de longitud. La cabeza, tórax, peciolo y gáster son de color marrón oscuro o negruzco, y el cuerpo presenta a menudo una débil irisación azulada.

El cuerpo presenta largas, gruesas, dispersas y erectas o suberectas setas (“pelos”), de color grisáceo o blanquecino. El peciolo tiene forma de cuña, con la base amplia y una ligera inclinación hacia delante. Las patas son extraordinariamente largas, al igual que las antenas.

Se trata de una hormiga de movimientos muy rápidos y erráticos, lo que le ha reportado el apelativo de hormiga loca.

Se trata de una especie omnívora oportunista, depredadora y carroñera, consume insectos vivos o muertos, melaza, semillas, frutos, etc. Es una especie muy adaptable, que vive tanto en ambientes secos como húmedos. 

El impacto de la hormiga loca