Estupefacción por el hallazgo de un naufragio repleto de oro en mitad del desierto

Estupefacción por el hallazgo de un naufragio repleto de oro en mitad del desierto

Curiosamente, fue hallado por un minero mientras buscaban diamantes.

Una persona sostiene algunas de las monedas halladas.Amy Toensing/Getty Images

Uno de los hallazgos más curiosos de la historia ya prometía con su carta de presentación de los hechos. Mientras un minero buscaba diamantes en medio del desierto, se acabó topando con los restos de lo que después se sabría que era el naufragio de un galeón de hace la friolera de 500 años.

Se trata de la historia que rodea al buque luso Bom Jesus, que en 1533 zarpó del puerto de Lisboa acompañado de un puñado de mercantes en busca de fortuna comercial en aguas del Índico. Pero nunca regresó a puerto portugués. De hecho, tampoco llegó a ese océano donde querían echarle el guante a sedas y especias.

Tras hacerse con todo un cargamento de marfil, a base de colmillos de elefante adquiridos en el Golfo de Guinea, una gran tormenta en el suroeste de África acabó con el galeón perdido de las embarcaciones que le acompañaban y hundido en el mar. No se volvió a saber nada del paradero de esta nave. Hasta 2008.

Lingotes, colmillos de marfil y miles de monedas

En ese año, un operario halló los restos de este singular pecio bajo la tierra de una laguna artificial dragada. Tras este descubrimiento las autoridades ordenaron una excavación arqueológica en la que se halló un auténtico tesoro del pasado: cañones, cientos de lingotes de plomo, cobre y estaño, 100 colmillos de elefante y miles de monedas de oro y plata. Ni un solo diamante, claro, pero gracias a estas últimas y su acuñación -con efigie de Juan III de Portugal (1521-1557)- se vinculó con el Bom Jesus

  Algunas de las monedas halladas en el interior del naufragio.Amy Toensing via Getty Images

Ni un céntimo del tesoro para la empresa

Titania
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Santander

Cabe destacar que la empresa minera en cuestión, De Beers, no vio ninguna ganancia de los millones de dólares en los que están valorados los restos y objetos hallados. La legislación doméstica establece que los hallazgos realizados en la costa del país pertenecen al Estado. Y la otra parte, es decir, Portugal, realizó un gesto simbólico a Namibia renunciando al derecho a reclamar el patrimonio que hoy descansa en el Museo Nacional de Namibia.