Destapadas las razones por lo que la gente sigue flirteando cuando tiene pareja
Las tentaciones se han multiplicado con las redes y ha surgido un nuevo concepto, el 'cookie jarring', el tener un tarro de galleras a mano para cuando quieres picar.
Tontear o ligar aunque se tenga pareja es todo un clásico en las discusiones de pareja. Aunque ello no suponga que ninguno de los dos vaya a liarse con otra persona. Aún respetando todas las opiniones al respecto, ya que es opción de cada cual tolerar esto o no en su relación de pareja, hay que decir los psicólogos especializados en terapias de pareja relacionan este impulso de coquetear en la búsqueda de validación y atención que tienen algunas personas, pero también en el deseo de explorar experiencias nuevas y emocionantes.
Este comportamiento, obviamente, también puede surgir como respuesta a la insatisfacción con la relación existente o como una especie de estrategia o salida para lidiar con un ambiente relacional tóxico. Cuando las relaciones están ya muy deterioradas, muchas personas acuden a estos flirteos, incluso de forma clara a los ojos de todos, para provocar un desenlace en su relación de ese momento, bien sea de forma consciente o inconscientes.
De lo que no cabe duda es de que la complejidas de las relaciones amorosas, especialmente en esta época en la que las reglas sociales y relacionales muchas veces están mucho más difusos que, por ejemplo, para nuestros abuelos. Y esto aderezado con la multiplicación de las tentaciones o de las opciones de conocer nuevas parejas a través de las redes sociales o el abanico de aplicaciones que nos ofrecen los tecnologías, además de facilidades para mantener en secreto o ser discretos en nuestros movimientos de flirteo tienen como resultado un cockail al que mucha gente no se puede resistir probar, aunque tenga una pareja con la que es más o menos feliz.
La consecuencia es que cuando una persona está en una relación y sigue flirteando con otras personas, puede generar dudas sobre la lealtad y compromiso hacia su pareja. Y los anglosajones, siempre los más avispados en poner nombre a estas cosas, ya hace tiempo que le han puesto nombre, el cookie jarring. Este concepto es una metáfora en la que se vincula el tener galletas (cookies) siempre en un tarro, para picar de vez e cuando si nos entra hambre (los flirteos con otras personas), con el hecho de que ya nos estamos “comiendo una galleta” (nuestra actual relación).
En realidad, cuando se hace referencia al cookie jarring, se supone que no nos estamos refiriendo mas que a los flirteos virtuales, en principio. Porque la cuestión es que si a la persona lo empieza a practicar le entra el gusanillo por esta novedad, entonces es cuando esta conducta se repite y, dado que se produce a espaldas de la pareja, pasa a tener consecuencias negativas para todos los que participan en esta especie de ruleta sentimental, con terceras, cuartas o quintas personas implicadas, que también pueden salir dañadas de estos juegos iniciados por un "monstruo de las galletas" que, por lo general, no dice la verdad, al menos completa, a ninguna de las galletas que se está comiendo.
Los psicólogos también relacionan el cookie jarring con el temor al compromiso. Como norma general, en el caso de algunas personas, y cuando la situación de una pareja empieza a ponerse seria y es el momento de dar un paso adelante, en otros casos. Además, también recuerdan estos expertos que en nuestra sociedad actual, marcada por la velocidad y la avanzada tecnología, muchas personas buscan emociones y diversidad en sus relaciones. Y esa búsqueda de novedad puede llevar a algunas personas a participar en el cookie jarring, incluso si ya están en una relación seria.
Es decir, que las infidelidades de toda la vida pasan a llamarse de otra manera y a ser más fáciles, para quien tengan la voluntad de cometerlas, claro está. Y la prevalencia de una cultura centrada en la gratificación instantánea y el individualismo también está siendo, hoy por hoy, determinante en la participación en este peligroso, para las relaciones estables, cookie jarring. En realidad no deja de ser un enfoque igual de egoísta que las infidelidades de toda la vida, por la vía que fuera, entendiendo por éstas, no un acuerdo con una pareja, sino la introducción del ocultamiento y la mentira en mitad de la relación de pareja. Es sobreponer la satisfacción individual, en definitiva, a la de la pareja. Algo, como decíamos, muy de estos tiempos cada vez más individualistas.
En cuanto a las soluciones, en el caso de quien se vea metido en el tarro de galletas y ya no sepa cómo salir, la receta que recomiendan los psicólogos pasa también por la de toda la vida: hablar, hablar y hablar con tu pareja. Sincerarte, y si la cosa va a mayores, acudir siempre a un terapeuta te hará bien, sobreviva o no tu pareja al juego en la que la has metido.