Rescatar a pymes y autónomos y a sus clientes: Sí se Puede

Rescatar a pymes y autónomos y a sus clientes: Sí se Puede

El PP y el PSOE no creen en España y los españoles. Esa y no otra es la razón por la cual apuestan por la reducción salarial y la atracción del capital extranjero como principal mecanismo de salida -en falso- de la crisis. Ya es hora de comenzar a creer en la generación más formada de nuestra historia, la que está levantando y sosteniendo las empresas de energía renovable en Alemania, la que investiga en las universidades nórdicas, la que innova en el sector sanitario británico.

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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, durante la reunión que ha mantenido con representantes de pymes y autónomos/EFE.

El desempleo estructural, crónico, condena a nuestro país a los dos dígitos de paro incluso en tiempo de bonanza. Estamos habituados a ver estos números con la misma normalidad que vemos noticias de algún dirigente detenido o de la policía entrando en alguna sede. Ambas escenas, ya naturales en el día a día de la gente, podrían y deberían ser hechos aislados e inconexos, así como podrían no serlo.

Apunta lamentablemente a la segunda hipótesis el sentido común. Los andaluces, por ejemplo, han podido ver cómo a los 1.600 millones de euros bajo la lupa de la justicia se suman otros 800 millones de euros que voluntariamente Susana Díaz ha dejado volar por su incapacidad de gestión de los recursos europeos para la promoción del empleo.

Sin entrar en los temas judiciales, sobre los que se tendrán que pronunciar los jueces a su debido tiempo, la incapacidad para la distribución de estos fondos no es, a mi juicio, la incapacidad más grave. Lo dramático es que el PSOE en España, y especialmente en Andalucía, ha sido incapaz de imaginar soluciones diferentes, de realizar propuestas concretas más allá de la pura cosmética. El plan de choque por el empleo, Plan Emple@Joven, Plan emple@30, Plan 45plus, Plan de ayuda a la contratación... han tenido nombres muy diferentes, pero dos elementos en común todos ellos: el fracaso a la hora de evitar que nuestra mejor gente, la generación más preparada, tenga que emigrar o mendigar horas de subempleo; y segundo, la carencia absoluta de rigor a la hora de abordar las causas estructurales del desempleo. Han sido chapa y pintura, para entendernos.

Frente a la proliferación de estos planes -ocurrencias, podría decir uno-, el sentido común parece haber quedado de lado. Un plan no demasiado complejo utilizando la sensatez como primer filtro -esto es, consultar a expertos, afectados, empresarios... ver dónde es más útil el esfuerzo y de qué manera- permitiría a cualquiera que quisiera enfrentar con seriedad el desempleo entender y atacar las bases de este drama aparentemente crónico. Y esto es lo que hemos hecho en Podemos, estableciendo un plan enmarcado en cinco puntos:

  • Acabar con los mecanismos de colocación clientelar de nuestros gestores públicos. Los directores generales de la Administración deberían ser aquellos con más herramientas y experiencia para abordar los problemas, no los más leales al partido que les coloca. Procesos de acceso basados en el mérito y la capacidad son, por tanto, esenciales.
  • El empleo en España reside fundamentalmente en las pequeñas y medianas empresas. Son estas las que emplean al 70% de los españoles, y son estas las más afectadas por la crisis. No se trata por tanto de rescatar bancos y rebajar la fiscalidad a las transnacionales, sino de rescatar pymes y autónomos. Para las primeras son esenciales reestructuraciones de deuda y acceso al crédito. Para los segundos, que sus aportaciones al fisco se vinculen con su volumen de facturación -el llamado modelo francés-.
  • Lo fundamental para un pequeño comercio es recuperar a la clientela. Es preciso, por tanto, mejorar el poder adquisitivo de las familias. La subida del salario mínimo interprofesional, la renta mínima garantizada de 600 euros y la compensación salarial para rentas salariales bajas (un 33% de los trabajadores españoles ingresa menos de 648 euros, y un 22% sigue siendo pobre aunque encuentre un empleo) para hacerlas llegar a 900 euros es el pilar central redistributivo que pondría a nuestra economía a crear empleo.
  • Un plan de reconversión industrial realista y eficaz en términos de empleabilidad. No se trata de financiar obra pública sin norte y sentido. ¿O es que soy el único que piensa que en estos últimos años se han hecho demasiadas rotondas y se han levantado y cerrado demasiadas zanjas con planes E y similares? El Plan de Transición Energética que propone Podemos llega para perdurar y cambiar nuestro país. Proponemos reformar nuestro parque de viviendas en clave de eficiencia energética, lo que requeriría de una palanca pública de menos del 1,5% del PIB y lograría generar empleo para 500.000 españoles en los dos primeros años -muchos del sector de la construcción, pero también en los sectores tractores de innovación tecnológica en materia de nuevas tecnologías, domótica y energías renovables- y nos acercaría a la independencia energética, reduciendo nuestra factura en un 30%.
  • La última, pero quizá la más importante, confiar en nuestra gente. Sólo quien cree en sí mismo se atreve a arriesgar, a innovar, a construir, a invertir. El PP y el PSOE no creen en España y los españoles. Esa y no otra es la razón por la cual apuestan por la reducción salarial y la atracción del capital extranjero como principal mecanismo de salida -en falso- de la crisis. Ya es hora de comenzar a creer en la generación más formada de nuestra historia, la que está levantando y sosteniendo las empresas de energía renovable en Alemania, la que investiga en las universidades nórdicas, la que innova en el sector sanitario británico. Podemos y debemos competir por arriba. Nuestro país es rico en los recursos estratégicos para el siglo XXI, como el sol y el viento. Está ubicado en una posición estratégica para conectarse con el mundo, a las puertas del continente africano, en inmejorables condiciones culturales para estrechar los vínculos con Iberoamérica y en la puerta del Mediterráneo.

Estos apuntes, muchos dirán, son mero sentido común. Pero por lo que se ve, éste, el común, entre nuestros gestores es el menos común de los sentidos.