Los gritos de las entrañas de la tierra

Los gritos de las entrañas de la tierra

Los seísmos provocados por el Castor frente a la costa de Vinarós son la protesta de un planeta que ya ha aguantado demasiado de esa especie: una de las 8.700.000 que la habitan, pero que en su afán de expandirse empezó destrozando su corteza y ahora manipula sus entrañas.

Son los gritos de la Tierra. Un Basta ya que hace mover los cimientos de las casas, cambia las cosas de sitio y nos hace temblar de miedo. Los seísmos provocados por el macro-proyecto Castor frente a la costa de Vinarós (Castellón) son la protesta de un planeta vivo que ya ha aguantado demasiado de esa especie: una de las 8.700.000 que la habitan, pero que en su afán de expandirse empezó destrozando su corteza y ahora manipula sus entrañas, agujereando, extrayendo o cambiando de sitio lo que dentro tiene.

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Plataforma de Castor, desde la costa. Foto: EFE

Este depósito subterráneo de gas natural, por cierto también traído del fondo de la Tierra, pero en Argelia, ocupa el lugar de otro recurso, petróleo, explotado en los años 70, coincidiendo con el primer boom del consumo de combustibles fósiles en este país. El agujero quedó vacío justo sobre una falla activa de 50 kilómetros de largo, situada junto a muchas otras más pequeñas y conocidas desde hace tanto tiempo que algunos ya las han olvidado.

¿Son peligrosas esas fallas? Pues para el Instituto Geológico y Minero de España (IGME, del Ministerio de Industria) sí lo son. Pero para el Instituto Geográfico Nacional (IGN, del Ministerio de Fomento y encargado del mapa de riesgos sísmicos) es otra cosa. Por eso, éste organismo dio su aprobación en 2009 para rellenar con 1.900 millones de metros cúbicos de gas ese agujero el mar, asunto que ha requerido una infraestructura de 1.600 millones de euros.

La diferencia entre ambos mapas de riesgo me la explica un investigador del IGME que oculta su nombre. Para poder usarlo, sin crearle problemas, tendría que llamar al Ministerio a pedir permiso, enviar un cuestionario, esperar respuesta... y luego ya me dirían si hablaba con él o con quien ellos quisieran, y si me contestaba a todo, o no. Así funcionan ahora las cosas. Antes, como periodista, no tenía tantos problemas para que los expertos me informaran de cuestiones técnicas como ésta.

Para empezar me explica la diferencia entre un mapa de peligrosidad (el que recoge la probabilidad de que haya un seísmo en un periodo de tiempo) y el de riesgo (que multiplica la peligrosidad por la vulnerabilidad de casas, personas, infraestructuras, etc).

El mapa del IGN (que autorizó la plataforma CASTOR) recoge el riesgo en función de los terremotos históricos, los que han tenido lugar en los últimos 500 años y pueden volver a repetirse. Con sólo mirarlo es evidente que Granada, Murcia y el Pirineo oriental son las zonas con más riesgo. El mar no se contempla.

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Pero el mapa del IGME, cuya última edición es de 2011, es mucho más amplio, pues recoge todas la fallas activas (que son las que provocan los terremotos al moverse) desde hace 2,6 millones de años. Incluidas en el mar. "En España, las fallas, que son grietas en la corteza terrestre en los límites de las placas tectónicas, se mueven muy lentamente. Unos cinco milímetros al año, frente a los 38 milímetros en Japón, por ello el tiempo de retorno, es decir, el transcurrido de un seísmo a otro, es muy largo. Miles de años, o decenas de miles. Que el plazo sea largo, que no esté registrado históricamente, no quiere decir que nunca vaya a haber un seísmo en una zona determinada", argumenta el experto anónimo del IGME. ¿Y cómo saben que en un lugar hubo o no un terremoto? Pues buscando fracturas en el terreno, licuefacciones del suelo, en definitiva estructuras geológicas que así lo atestiguan, incluso indagando en los yacimientos prehistóricos. Un trabajo en el que llevan 30 años y que requeriría más medios de los que disponen, aunque ya sabemos cómo andan las inversiones en ciencia en este país. De hecho, es el que las centrales nucleares tuvieron en cuenta para su construcción.

Sin embargo, la normativa actual considera únicamente el mapa del IGN en los estudios de impacto ambiental. De ahí que en su día dijera que frente a Vinarós no había riesgo sísmico, algo que cuadra muy poco con 300 microseísmos y sobre todo con el de de 4,2 grados de magnitud que hizo saltar la alarma.

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Mapa del IGME de 2011.

Ahora, hay geólogos que defienden un cambio en la ley: si tenemos un mapa más completo usémoslo. Recuerdan que "los seísmos en la península no se producen por estadísticas matemáticas de 500". "Que se sorprendan ahora, cuando la falla Amposta está cartografiada desde 2006 por Héctor Perea y también las que están al lado se conocían, es de traca", apuntan.

LAS CONSENCUENCIAS

Pero ¿y ahora qué? Pues ahora varias consecuencias: por un lado, que si la empresa tenía todos los permisos, los 1.600 millones de euros los acabaremos pagando todos, es decir, el Estado que tanto racanea en Educación, Sanidad, Cultura o Ciencia.

Y lo que es peor: aunque se haya parado la actividad, el riesgo continúa. Acaba de presentarse un informe científico, por el grupo Ecologistas en Acción, que plantea el peligro que supondría un escape del gas que ya está inyectado en el subsuelo del mar. Elaborado por Miguel de las Doblas, del Instituto de Geociencias de Madrid, IGEO (CSIC-UCM), y por Antonio Jesús Galindo, experto en Navegación Marítima, en este documento se afirma que con tanto alterar las profundidades de la Tierra sacando petróleo, rellenando con agua de mar, vaciandolo después, metiendo gas...) al final ese combustible comprimido puede fisurar y romper el techo del almacén subterráneo de gas, que saldría violentamente hacia el exterior desde una profundidad de 1.200 metros.

Y cuando ésto ocurre se generan volcanes de barro, deslizamientos submarinos, etc, que, recuerdan en Ecologistas, causarían la muerte de muchas especies marinas, sin contar con el riesgo de explosiones y quien sabe si nuevos seísmos, aún más grandes de los que ha habido hasta ahora, afortunadamente sin causar daños a bienes ni a personas. Tampoco hay que remontarse tanto en el tiempo: la plataforma Deepwater Horizon de BP en el Golfo de México se inició por una fuga de gas metano, como señala la organización en el argumento de la denuncia que han puesto en la Fiscalía de Tarragona.

Por otro lado, otros técnicos aconsejan no sacarlo por si se daña el equilibro de la estructura, lo cual me deja perpleja porque se supone que era un almacén, de donde un día habría que sacarlo... El lunes 14 de octubre, en una reunión en el Instituto de Ingeniería, mientras el presidente de la empresa ESCAL UGS responsable de Castor, Recaredo del Potro, se esforzaba en recalcar que la estructura es sólida, los geólogos plateaban sus dudas. Que si se puede derrumbar el techo del depósito, que si la falla podría haber alcanzado su límite de energía, pero no se sabe....

Es patético que mientras esto ocurre en Levante, en el Senado, con nocturnidad, no se sabe si con alevosía, se aprobara un día, a medianoche, de la pasada semana, dar vía libre al fracking en todo el territorio (curiosamente, el PP legisló en Cantabria lo contrario, no se aclaran). Y en el Parlamento vasco también se autorizaba en espacios naturales. Para los que no lo recuerden, consiste en extraer gas natural acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas, generalmente o margosas mediante la realización de cientos de pozos en los que se inyectan millones de litros de agua cargados con un cóctel químico y tóxico para extraerlo.

No me extraña que la Tierra está harta. Cansada de soportar desmanes que se ceban en sus entrañas. Hastiada de los humanos. Total, ella no nos necesita. Ahí está, desde hace 4.540 millones de años. Lo malo es que nosotros sí la necesitamos, y tal como es.

Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora, Laboratorio para Sapiens.

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Soy periodista de divulgación científica y ambiental, también interesada en temas de índole social. Durante 21 años he trabajado en el diario 'El Mundo', hasta que llegó el último ERE. Ahora, colaboro con 'Reserva Natural', de RNE 5, el periódico 'Escuela', la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente y otros medios como 'freelance', a la espera de tiempos mejores. Autora del blog Laboratorio para Sapiens.

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