Como consecuencia del seísmo, edificios e infraestructuras han sufrido daños de diversos grados, provocando cortes de agua, electricidad y carreteras. Ha habido una réplica de 5,5 grados cuyas consecuencias aún no se conocen.
Zonas rurales poco desatendidas y sin servicios sufren ahora repetidos temblores, sobre sus edificios hechos harina, mientras Rabat cierra la puerta a la llegada de ayuda humanitaria de países como Francia o Alemania.
Más de la mitad de los 2.122 muertos registrados por el momento fueron en esas localidades de la provincia de Al Haouz, en el sur de Marrakech, donde los testimonios se repiten: pueblos destrozados y complicadas vías de ayuda.