A vueltas con la Ley D´Hondt: ¿qué otros sistemas electorales existen y por qué no se aplican en España?
D´Hondt, D´Hare, Sainte-Laguë y una reclamación histórica de partidos en la noche electoral.
No hay noche electoral que se precie en la que a) todos los partidos han ganado algo y b) si alguien no ha ganado, se queje de la ley electoral. Y mucho nos tememos que este 28-M vuelvan a vivirse estas escenas en los hoteles y sedes de los partidos.
Las protestas por el reparto de escaños y el valor de los votos es un clásico en la política española. También entre partidos que cuando han tocado poder ya no han querido cambiar la manida Ley D´Hondt. Un apellido que suena con cada llamada a las urnas.
Es la fórmula más habitual y la empleada en la política española para el reparto de escaños. Aunque la Constitución no obliga a su elección es la elegida par las nacionales, autonómicas, municipales, así como las europeas. Así se decidió en 1977, para cobijar la primeras elecciones generales en democracia tras la dictadura. Esto es, casi un siglo después de que el matemático francés Victor D´Hondt sacase a la luz su particular método.
Metidos en 2023, su trabajo sigue condicionando la política española, entre recurrentes quejas, pero no es, ni mucho menos la única existente. Entre las recurrentes alternativas aparecen las fórmulas de Sainte-Laguë o el llamado Cociente D´Hare.
Cómo funciona la Ley D´Hondt
Bajo la premisa no oficial de que cada voto no vale lo mismo en cada territorio, la actual ley excluye de la representación a cualquier candidatura que no alcance el 3% en generales o 5% en las territoriales. Por ello, una mera décima de punto puede cambiar todo un parlamento y el juego de mayorías.
Entre las formaciones que superen ese corte se procede a hacer un cociente entre los votos obtenidos y el número de escaños en juego. Así, si una provincia otorga cuatro escaños, se dividirían los votos logrados por cada partido por cada uno de los escaños existentes (división por 1, por 2, por 3 y por 4). Eso da lugar a una tabla de numerosos cocientes de mayor a menor.
Siguiendo con este ejemplo de cuatro escaños, estos serían para los cuatro cocientes más altos, dejando sin ningún valor los restantes que sean inferiores. De ahí que se hable de 'peleas' por un diputado más o menos en unos pocos votos.
Esta fórmula premia la presencia fuerte en cada circunscripción y penaliza a partidos de implantación nacional sin un tirón especial en una zona concreta, por ello vienen buena parte de las quejas de formaciones como UPyD e Izquierda Unida o Ciudadanos. Incluso de PACMA, entidad extraparlamentaria que podría tocar la Cámara Baja de aplicarse un modelo distinto.
La Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, que sostiene los procesos electorales se ha visto modificada en algunos aspectos, como el reparto territorial de escaños en el Congreso y Senado o en la reciente supresión del voto rogado. Sin embargo, pensar en un cambio de fórmula para conceder los escaños es poco menos que imposible, dada la negativa de las fuerzas mayoritarias a nivel estatal y autonómico.
Pero... ya que estamos en campaña electoral, toca hablar de los otros grandes modelos.
Qué diferencias presentan otras fórmulas con respecto a D´Hondt
Fórmulas hay muchas, pero no demasiadas son populares. Entre las que sí, los sistemas ´Hare y el Sainte-Laguë, usados en territorios vecinos.
El modelo Sainte-Laguë, usado en Alemania y naciones escandinavas, divide el número de votos emitidos para cada partido entre el número de cargos electos con los que cuenta cada circunscripción, igual que D´Hondt. Pero como diferencia sólo utiliza divisores impares.
Así, si en una circunscripción se otorgan 20 escaños, se dividen los votos de cada partido, pero por divisores impares consecutivos: 1, 3, 5, 7, 9... así hasta completar los 20 mayores cocientes, repartidos entre las distintas formaciones.
Este resultado aporta una representatividad más variada que el método D´Hondt y resta sobrerrepresentación a los grandes bloques, favoreciendo la irrupción de nuevas fuerzas, lo que acerca más el resultado de porcentaje de votos y escaños obtenidos... pero añade inestabilidad a los parlamentos, tradicional argumento de las formaciones mayoritarias para argumentar su inmovilismo.
Por su parte, el Cociente D´Hare, usado en Italia o Grecia, es reclamado como una división supuestamente más pura de los votos. Si unas elecciones otorgan 20 escaños, se divide el total de votos registrados (pongamos de ejemplo 1.000.000) entre 20.
Siguiendo este caso el resultado marca 50.000 votos para lograr un escaño. Todos los partidos que superen esa cifra tendrían por tanto representación, multiplicada según las veces que superen dicha cantidad; si una formación recibe 220.000 votos le corresponden 4 escaños.
Sin embargo, las cuentas no son exactas y habrá 'residuos' de votos sin representación a priori. Por ello, los últimos escaños se entregan a los residuos más altos y que más se aproximen a la cifra de 50.000. Así, si un partido ha recibido 99.000 votos, en principio sólo obtendría un edil, pero con el voto de residuo (49.000) alcanzaría el segundo.
Un maremágnum de cifras, análisis... y seguramente este domingo de quejas de aquellos a los que no les salgan las cuentas.