Reivindicar justicia para los afectados de los bulos del 11M: "El día de las elecciones solo decían la verdad los terroristas"
'Voces del 11-M recoge testimonios de víctimas, periodistas y policías que sufrieron las mentiras de la teoría de la conspiración del 11M
Uno de cada tres españoles siguen pensando que ETA tuvo algo que ver con los atentados del 11M. Veinte años de mentira, sostenida por políticos, periodistas y medios de comunicación que pusieron incluso en riesgo que se celebrara el macrojuicio que juzgó los hechos.
La sombra sobre la verdad, la única verdad sigue vigente. Por ello, cuando se cumplen veinte años de los atentados que acabaron con la vida de 193 personas y causaron 2.057 heridos, son muchas las voces que reclaman y reivindican a las personas que sufrieron en primera persona ataques, delitos de odio, despidos e, incluso, un dolor jamás curado causando el suicidio de un familiar al no poder soportar la campaña de odio que Federico Jiménez Losantos lanzaba cada mañana valiéndose de su micrófono.
Sobre ello habla Víctor Sampedro, escritor e investigador y catedrático de universidad en comunicación política que no ha soltado nunca de la mano a las otras víctimas de los terribles atentados a través del libro 'Voces del 11M', cuyos beneficios van a ir destinados íntegramente a la Asociación Afectados 11M, que lleva veinte años viendo las espaldas a la administración.
Uno de cada tres españoles sigue creyendo que ETA tuvo algo que ver con el 11 M. ¿Por qué?
Ocurre porque las falacias que sin ningún fundamento se empezaron a decir justo en la mañana del 11 de marzo del 2004, en las horas de los atentados, no se han desmentido de plano. Muchos de sus portavoces de entonces han persistido en esas mentiras y no han cobrado ningún precio ni político en las urnas, ni tampoco mediático
En el libro hay dos versiones. Las víctimas dicen que siguen pagando el precio por las mentiras, pero los periodistas consideran que ya ha pasado y que ya no se puede inventar más
Hay una especie de responsabilidad de que lo que se dice pasa y que cuando pasa no ocurre nada. Pero no. Lo que se dice y lo que se dijo entonces tiene unas secuencias nefastas sobre lo que que eran las trayectorias personales. Hay gente muy herida psicológicamente además de las mutilaciones y con la carga de la pérdida de los seres queridos. Las mentiras tuvieron efectos desastrosos en las carreras de los funcionarios policiales que se enfrentaron a los conspiranoicos de frente por lealtad a su cuerpo, por juramento de servicio público.
Fueron terribles en los casos en los que se llegaron a producir delitos, incluso crímenes de odio por negar la autoría etarra de estos atentados. Esto es solo el daño que se produjo a nivel humano, que luego vino una división social profundísima. De hecho, la polarización que ahora vivimos nació entonces.
También produjo una deslegitimación de las instituciones. Las instituciones no están para acoger ni para difundir este tipo de mentiras, sino precisamente desentrañar qué errores podría haber ocurrido entonces, qué políticas se deberían de llevar a cabo y asegurar la convivencia y el diálogo social.
Pilar Majón dice en el libro que las víctimas recibieron una situación muy injusta porque estaban pagando por algo que sus familiares que murieron en los trenes no habían elegido morir pero ellos sí mentir.
Exactamente, la gente que cae el 11 de marzo de 2004 no quería morir y de hecho, ellos en sus discursos, en la asociación de afectados del 11M recuerdan todos los aniversarios que ellos no murieron, ni por la Constitución, ni por religión católica, ni por Europa, sino porque eran estudiantes, trabajadores e inmigrantes desprotegidos antes y después de la Guerra de Irak.
Se ha profundizado poco en los migrantes, que fueron los primeros en volver a los trenes tras las bombas.
Si las víctimas o afectados del yihaidismo son los grandes olvidados del terrorismo en España, los migrantes del 11M ya son literalmente inexistentes. Y digo literalmente porque no se conoce su número concreto. Muchos de ellos no tenían papeles de residencia y en consecuencia, no fueron a los hospitales, no fueran a ser detenidos antes que atendidos.
Esto tiene esta gravedad. A la gravedad de los sucesos de entonces creo que hay que añadir esta otra. Proposiltalmente yo no he incluido sus voces como modo de denuncia y de nulo protagonismo público que han tenido y de la nula empatía y solidaridad que hemos mostrado hacia ellos. Ellos fueron los primeros que heridos se metieron de nuevo en los trenes a ayudar a rescatar a los otros heridos.
En el libro se habla bastante y con bastante contundencia de personas como Manuel Cobo, Esperanza Aguirre o Eduardo Zaplana. ¿Por qué ese desprecio a las víctimas?
El desprecio tiene que ver con que estas víctimas, por el mero hecho de existir, lo que denunciaban era un nivel de incompetencia y de descoordinación total en la política de prevención de atentados de este tipo, que simple y llanamente conllevaría a una debacle electoral del Partido Popular y el fin de las carreras políticas de quienes entonces lo encabezaban. La mera presencia de Pilar Manjón o de unas víctimas que no se quieren llamar víctimas, sino afectados, no asumen el papel de plañideros y de comparsas de los discursos políticos.
Ellos todavía exigen un funeral de Estado laico que todavía no se ha producido en 20 años. Todavía exigen que las máximas autoridades del Estado reconozcan su existencia y sin ambages señalen que quienes les mataron, que sus verdugos eran Al Qaeda. Esta gente es sumamente incómoda porque denuncia su mera existencia, denuncia la falta de profesionalidad política y periodística, la falta de responsabilidad y la asunción. En el fondo denuncia una total y absoluta falta de empatía humana que se traduce en una ausencia de duelo colectivo y de acompañamiento a estos afectados.
Sorprende mucho el papel que tiene la de la Comunidad de Madrid donde directamente en intentan dividir a los afectados en dos. De hecho, no dan un solo fondo a la asociación mayoritaria y se encontraron con la respuesta de Aguirre diciendo que les ha "tocado la lotería" con las indemnizaciones.
Me cuesta mucho decir esto. Las diferentes familias del PP casi se diluyen aquí. Como dice uno de los testimonios, escogen antes el partido que la mínima rendición de cuentas de sus cargos, que siga el partido y que, por lo tanto, sea a costa de lo que sea.
La dejación de cuidados y de atención por parte de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid son especialmente sangrantes, valga este terrible adjetivo. Cuando uno repara en que las víctimas del yihadismo representan a una de cada dos víctimas mortales de todos los tipos de terrorismo en Madrid, la Asociación de Afectados, la asociación de Pilar Manjón, que se llama Asociación 11M Afectados del Terrorismo, tiene una un local social donde no hay cobertura telefónica y donde el lugar de acceso al local de reunión, en el que sólo caben diez personas, tienen unas escaleras que impiden que los discapacitados accedan. Mientras tanto, una organización minoritaria que desde el comienzo se hizo llamar Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M y últimamente se había transmutado en la Asociación de Víctimas del 11M, tiene todo respaldo institucional, tiene todo tipo de amparo, de locales, etcétera. Desde el momento cero sólo representó en el juicio a unas ocho víctimas mientras que la de afectados representaba a 1.800.
Hay víctimas muy incómodas. Hay víctimas que han rechazado desde el primer momento llamarse como tales. E insisto, han rechazado las prebendas del poder y han seguido denunciando las causas que llevaron a la muerte de sus seres queridos.
Este día 11 se cumplen 20 años de los atentados. ¿Cree que se está empezando a reconocer a las víctimas con gestos como el monumento de Atocha que se está reformando para que tenga otro significado y las víctimas se vean representadas?
Todos los testimonios concluyen en lo que me temo que va a ocurrir en este aniversario: la soledad de la Asociación 11M Afectados por el Terrorismo será mayor que nunca porque el día 11 coincide en un lunes. Sus actos comienzan a las 10:30. En ningún momento han sido consultados, amparados, no han recibido el contacto de ni una sola institución del Estado para ver si necesitan algún tipo de ayuda.
Están muy solos y el hecho mismo de que el monumento no esté acabado evidencia muy claramente la falta de asistencia y la falta de empatía y de solidaridad mínima.
También habla de que el PSOE tampoco se ha comportado con las víctimas del 11M y que incluso, como el caso del Tedax que habla en el libro, le decían que era mejor que no denunciara o que no desmintiera. ¿Por qué se mantuvo al margen en vez de hacer frente a la mentira?
Es muy difícil y muy arriesgado de juzgar las intenciones de nadie. El comportamiento del Partido Socialista Obrero Español de aquel tiempo fue obviamente no amparar la teoría de la conspiración y no repetirla, pero desde luego no plantarle cara, ni tampoco respaldar profesional jurídicamente a aquellos que las desmentían. ¿Y por qué se hizo esto? Yo imagino de una manera yo creo que bastante racional que de alguna manera, yo creo que bastante racional, que errores de calado como se produjeron entonces, pues afectaban obviamente a cargos que habían designado a gabinetes del PSOE. Respecto a la política antiterrorista y a la coordinación entre las distintas Fuerzas Armadas, había cierta responsabilidad también de los gestores previos del PSOE en no haber prevenido aquellos atentados.
También la fuerza del bando conspiranoico era brutal. Era tener un enemigo enfrente que podía amenazar muy mucho la pervivencia del gobierno de Zapatero. Yo creo que se producen dinámicas muy semejantes a las que ahora asistimos, donde hay un frente mediático muy escorado hacia un espectro ideológico que además polariza enormemente en la Comunidad de Madrid y al Partido Popular se lo lleva detrás para cargar contra el Gobierno central y contra la periferia soberanista.
Ese ecosistema mediático madrileño, tan peculiar que en el fondo es una jungla con muchísimos medios subvencionados, con muchísimos medios que en el fondo actúan como prensa de partido de la administración de turno, nació entonces.
El Parlamento ha querido legislar la imposibilidad de que determinados autodenominados periodistas boicotean literalmente lo que son las ruedas de prensa en el Congreso. El pseudoperiodismo mercenario actúa sin ningún tipo de límite y se ha normalizado esta deslegitimación total y absoluta del adversario político.
No dejamos de escuchar etiquetas de "terrorista" o "golpista" que no se justifican bajo ningún concepto. Asistimos a un escenario de pseudoperiodistas mercenarios y de políticos mendaces.
Se hacía necesario en el 20 aniversario recuperar las voces en el 20 aniversario de aquellas personas que expresaron una verdad colectiva. Su valor reside en que siendo tan diferentes, siendo incluso opuestos a nivel ideológico, coinciden en lo fundamental y aportan una memoria de compromiso democrático con la verdad que creo que tenemos que recuperar, por lo menos a nivel ciudadano.
Se dice en el libro que Pedro Sánchez sufre en la actualidad que sufrió José Luis Rodríguez Zapatero tras las elecciones.
La polarización tiene un objetivo que es fundamental, que es cerrar filas. Cuando señalas un enemigo y le imputas además el tipo de crímenes y de bulos de los que estamos hablando, lo que haces es crear un grupo muy homogéneo de seguidores que además, llevados por el ardor guerrero, son capaces de tragar casi con cualquier embuste y sostener de manera militante, reproducirlo y crear una falsa opinión pública.
Es una falsa opinión pública primero porque está mal informada y segundo, porque se hace mayoritaria, pura y simplemente porque grita más. Este es el esquema que se ha implantado parece que el gobierno actual y sus aliados parece que han asumido que la única manera de responder a ese embate es también deslegitimar al adversario y a los partidos que le impugnan de esta manera también, restándole total legitimidad y apelando a un origen franquista que, con excepción de Vox, no está justificado actualmente. Volver a llamar franquista a dirigentes o seguidores tanto del partido Popular o de Ciudadanos no está justificado
También la polarización es la elusión de responsabilidades. Cuando alguien se mete en una guerra y manda a sus huestes a una guerra muy probablemente lo que está es encubriendo son errores de calado o eximiéndose de toda una serie de excesos o justificando toda una serie de excesos que va a perpetrar a partir de entonces. Es el todo vale, es el tú más y es el, en el fondo, dividir la sociedad y degradarla moralmente para empujarla a una involución.
Los que más agitan y agitaban la bandera de España son los que iban contra la Policía y una sentencia judicial.
Claro. Los dos testimonios del libro de los dos policías que fueron perseguidos por desmentir los duros conspiranoicos lo que revelan es que quien más invocaba la Constitución, los que más invocaban a España eran los que ponían más en peligro al Estado de Derecho y que más denigraba la imagen internacional de España.
Los conspiranoicos casi impiden que hubiera un macrojuicio y unos responsables porque impregnaban las principales pruebas que eran los explosivos, que ligaban otras pruebas y que llevaban directamente a los que perpetraron este atentado. Si subieran se hubieran llevado el gato al agua, como dirían ellos, no habría habido responsables, ni castigo al peo acto terrorista en suelo europeo el comisario jefe de los Tedax eran alabadas en los congresos internacionales a los que iban los responsables de lucha antiterrorista. Porque sin necesidad de cárceles secretas, de torturas, como ocurrió con el 11S, aquí se identificó a la gente. El 11M era un proceso, que era complicado por la magnitud, pero que no ofrecía especial duda respecto a como proceder o al sumario. Hubo errores porque aquel atentado fue, como decimos, una matanza masiva descomunal, pero fueron magnificados y además imputados como delitos de lesa humanidad. Es decir, manipular unas bombas que crean a casi 200 muertos y casi 2000 heridos es imputar a un policía un delito de lesa humanidad. No se puede llegar más lejos, de igual manera que no puedes desacreditar a un adversario político con peor losa que la que sostiene que ha atentado o ha dejado de atentar contra la ciudadanía tras la cual se encontraban sus votantes.
Pero estos responsables no han tenido ningún tipo de reproche y siguen teniendo reconocimiento social.
Están los consejos de administración de las principales empresas del Ibex 35, están comandando algunos de los Think Tanks y algunos de los centros de pensamiento con mayor influencia en este país, están compareciendo en medios, volviendo a apelar a un autor intelectual, que por cierto es una figura jurídica que sólo existe en las dictaduras, que son los únicos regímenes que criminalizan a quien piensa diferente. También los vemos yendo a los platós de televisión a sentar cátedra sobre la actualidad informativa con los mismos parámetros de división, de desencantamiento y de desidia que hace 20 años.
¿Quién tiene la responsabilidad en todo esto?
Todos nosotros, que no dijimos basta ya. Todos nosotros que olvidamos tan pronto que todos íbamos en ese tren. Porque es cierto, dijimos todos en un abrazo ciudadano y un movimiento de solidaridad colectiva apabullante, que todos nos echamos a la calle a ayudar aquí en Madrid por lo menos, y luego a repudiar a unos asesinos. El contraste es tal entre la ciudadanía y sus supuestos representantes políticos y mediáticos que que ya es hora de reconocer a aquellos que durante estos 20 años sí mantuvieron la verdad desde el primer momento y que se merecen de nuevo ese abrazo ciudadano.
Insisto en que este 11 de marzo no lo van a tener. Este 11 de marzo debería de colapsar la Glorieta de Atocha, porque este 11 de marzo debería de ser un día de luto, por lo menos en la Comunidad de Madrid o en la ciudad de Madrid. No quiero decir que qué días de luto se han decretado últimamente, porque parecería un desprecio por mi parte a esas víctimas o una omisión respecto a sus conflictos, que no es el caso. Lo único que estoy diciendo es que aquí, en el 11 de marzo de 2004, murieron uno de cada dos madrileños y madrileños por actos de terrorismo y que van a estar solos este 11 de marzo a las 10:30 en Atocha y van a volver a estar solos en la calle Téllez, que es a donde después van a llorar sus víctimas y van a estar solos de nuevo también en estaciones de Santa Eugenia y el y El Pozo.
También habla en el libro del famoso SMS del "pásalo", que fue la primera vez que fue primera la gran movilización digital que hubo en España. ¿Por qué a su juicio no se tendría que haber ido frente a la sede del PP en Génova?
Yo ahora me arrepiento de haber participado en las redes que convocaron el 13 de marzo de 2004 unas concentraciones frente a las sedes del PP, porque había algo de electoralismo en ello. Nosotros estamos pidiendo el castigo de un partido político cuyo representantes estaban mintiendo sobre la peor matanza que habíamos sufrido y continuaba mintiendo y continuaron mintiendo. El día 14 el candidato Mariano Rajoy dijo textualmente en una entrevista que por cierto, era ilegal publicar aquel día, que tenía el "convencimiento moral" de que aquello era ETA.
Como si la realidad dependiera de tu convencimiento moral. Es decir, como si un partido fuera una secta, como si un militante fuera un yihadista, un etarra, una secta ideológica que está enajenada y que según su convencimiento moral, va decidiendo lo que ha ocurrido en la realidad.
Me arrepiento de haber participado por la carga de electoralismo y de castigo electoral que estaba pidiendo, pero no me no me arrepiento en absoluto de haber convocado aquella jornada. ¿Por qué? El 13 de marzo del año 2004 los únicos que decían la verdad sobre quién había cometido los atentados eran los terroristas.
ETA decía que no habían sido ellos y Al Qaeda ya no sabía como decirlo ni por cuantos medios. Una población que acude a votar sobre algo tan importante solo tenían información fidedigna de los terroristas. Esto no son unas elecciones legítimas.
El 13 de marzo puso en la picota a quienes mandaban en el sistema político informativo de este país y les dijo "queremos que nos digáis la verdad".
No debimos de haber ido a las sedes del Partido Popular, debimos haber ido donde luego fueron muchísimos de los que allí se congregaron, que fue a Atocha. El 13 de marzo debimos haber ido directamente a hacer aquella vigilia laica que se hizo en Atocha, donde había muchísima gente, incalculable. Toda la calle Atocha estaba llena de gente que descendía hacia la estación y que se pasó allí gran parte de la madrugada.
Imagínate que hubiéramos hecho esto en todas las estaciones de trenes de España. Habría sido algo muchísimo más limpio y más ciudadano. Por eso pido que ahora les demos un abrazo ciudadano, el día 11 de marzo a las 10:30 en Atocha.
¿Sigue existiendo la teoría de la conspiración?
Totalmente. La teoría de la conspiración ha estado vigente hasta la celebración del último aniversario. El año pasado, tres grupos parlamentarios exigieron, junto con la asociación minoritaria, más la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pidieron la no prescripción del caso del 11M. Un caso sentenciado dos veces por la Audiencia Nacional y ratificado por completo en su integridad por el Tribunal Supremo.
¿Por qué? Porque no se conocía todavía el autor intelectual y todavía faltan documentos por desclasificar. Claro, esa petición de no prescripción se acompañaba de que también abarcase al icono de lo que es la lucha terrorista con toda la razón, Miguel Ángel Blanco. Es decir, se pretende ad infinitum, hacia la eternidad el confusionismo entre los dos terrorismos.
Por qué es importante resaltar que los beneficios por derechos de autor del libro van dirigidos a la Asociación de Afectados de Terrorismo.
Porque ya se comercia lo suficiente con su dolor, porque yo me lo puedo permitir ya que soy catedrático desde hace tiempo, porque han sido agraviados, porque materialmente están necesitados, porque se merecen mucho más que dinero y porque el dinero es incapaz de pagar todo lo que les debemos y la deuda que mantenemos con ellos.