"¡Que gobierne la lista más votada!": una idea que contradice al sistema electoral español
La idea de que el partido con más votos debe gobernar es recurrente y suele manifestarse cuando existe una hegemonía de un partido en un campo ideológico. Pero choca frontalmente con el diseño del sistema recogido en la Constitución.
Es una idea recurrente que viene y va como las mareas. Cada vez que se aproxima un ciclo electoral en España algún partido, a derecha o izquierda, resucita una consigna: que gobierne la lista más votada. Los partidarios de esta idea, además, suelen llevar una cierta ventaja sobre su principal competidor y ser la formación hegemónica de su eje ideológico.
Y la precampaña para el 23 de julio, cuando se celebrarán las elecciones generales, no ha sido una excepción. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, obtendrá la primera posición en número de votos, según las encuestas. Durante una entrevista que concedió a la Cadena SER el pasado lunes, el candidato popular sugirió de forma velada que al PSOE "no le importaba que el PP pactara con Vox" porque no cree que vayan a otorgarle la abstención en una hipotética investidura a pesar de que su partido apunta a ser el más votado.
La idea de que el partido que más sufragios cosecha tiene por esa razón el derecho primordial a gobernar, incluso con la abstención de su principal competidor, también se ve en la izquierda, concretamente en Extremadura. Allí el PSOE pide la abstención del grupo de María Guardiola, que no ha conseguido llegar a un acuerdo con Vox para poder gobernar, con la baza de que aunque Guillermo Fernández Vara no consiguió más escaños (PSOE y PP empataron) sí ganó en votos.
Vistos los mimbres, empiezan las preguntas. ¿Es suficiente ser la fuerza mas votada para enarbolar la bandera del derecho a ser jefe o jefa de un Ejecutivo? Para empezar, conviene mirar a los lugares donde sí sucede de esta manera. Javier Lorente, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos, señala hacia el Reino Unido: "Allí el país se divide en torno a 630 circunscripciones que eligen un solo representante, y quien obtiene más votos, se lo lleva. Da igual que el primer partido tenga un 12% de los votos". Es un sistema que de base favorece el bipartidismo.
Por tanto, sí existen esos marcos. Pero, y este pero no gustara ni al PSOE extremeño ni a Feijóo, en España las cosas son diferentes. Reino Unido y su sistema antes descrito se basa en un sistema de representación mayoritario, y España, en cambio tiene uno proporcional, tal y como recoge el artículo 68.2 de la Constitución. Este sistema rige en otros países europeos como Bélgica, Holanda, Alemania o muchos países de América Latina, expone Lorente.
"El sistema español es proporcional y parlamentario, por lo que tiene poco sentido la idea de la lista más votada salvo cuando la diferencia entre el primero y el segundo es tan grande que esa mayoría, ese primer puesto, significa algo realmente", sostiene Lorente. Para este experto, el PP recurre a esta idea porque "parece que quedar primero es mejor que quedar segundo, pero si el segundo sumo con otro y en votos son más" obtienen la legitimidad para formar un Gobierno.
Gabriel Colomé es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Director del ICPS, también conocido como el CIS catalán. Coincide con Lorente en que la idea de tener que gobernar por ser la lista más votada no casa con el marco del funcionamiento del sistema, que define como "consociativo", o lo que es lo mismo, que obliga a las partes a buscar consensos.
"Tú puedes ganar unas elecciones, pero esa es la primera parte del partido. La segunda parte es la investidura, que es donde tienes que conseguir la mayoría, y si no la tienes, por mucho que hayas ganado las elecciones, no vas a obtener el Gobierno", abunda Colomé, que pone como ejemplo las elecciones municipales de Barcelona, en las que el candidato de Junts, Xavier Trías fue el más votado pero solo sacó 11 de los 41 concejales y fue superado finalmente por la unión del PSC, En Comú Podem y el apoyo del PP.
El director del ICPS, sin embargo, señala que no se trata solamente de que sea una idea con poco sentido dada la naturaleza del sistema, sino que acarrea más inconvenientes: "Este tipo de discursos crean mucha tensión en el sistema porque manda el mensaje de que tiene que gobernar quien gana. Pero eso sería un sistema presidencialista, y no estamos en esto". Para Colomé, "hace falta más pedagogía" ya que en España "desde los 70" las elecciones se han articulado en torno a estas ideas más cercanas al presidencialismo que acostumbraron a los ciudadanos a que el debate fuera "Felipe González-Aznar, o Mariano Rajoy-Zapatero".
Moisés Ruiz es experto en liderazgo por la Universidad Europea de Madrid, y afirma que lo que falta a este respecto es "un debate serio". "Si de verdad queremos aceptar el paradigma de que es la lista más votada es la que tiene que gobernar, se necesita modificar el reglamento para que se imponga ese mecanismo, si no, pues habrá que aceptar el actual hasta las últimas consecuencias, y si hay que pactar con Vox pues se pacta con Vox y si hay que pactar con Bildu pues con Bildu". Y sobre todo, insiste Ruiz, lo importante es dejar de reivindicar la idea según convenga, ya que solo se consigue confundir a los ciudadanos.
Con respecto a esa conveniencia, Lorente señala que el PP no defendía esta idea en 2019, cuando la derecha estaba muy dividida debido al auge de Ciudadanos, y sin embargo ahora que es "hegemónico" y aprovechando que "se ve fuerte" vuelve a recurrir a ella.
El sesgo mayoritario en España
España es, por lo tanto, un país con un sistema proporcional en el que la idea de que gobierne la lista más votada tiene poco juego, ya que el marco empuja a pactar y buscar consensos. Sin embargo, la propia configuración de las circunscripciones electorales puede llevar a deformaciones de la norma que la configura su aspecto hacia un marco mayoritario.
Lorente explica que esto ocurre debido a la existencia de muchas provincias en las que se reparten muy pocos escaños, por lo que automáticamente el partido que más votos consigue se lleva más asientos en el Congreso: "En Palencia, por ejemplo, si el PP tiene un 33% y el PSOE un 30%, el PP se lleva dos y el PSOE uno, y quizás el tercer partido se queda con ninguno y un 10% de los votos. Ahí gana el 66% de los escaños el primero".
Colomé abunda en el sesgo: "Hay 28 provincias que reparten menos de siete diputados. Entonces, la proporcional funciona a partir de ese número. Es un problema matemático, esas provincias juegan con mecánicas mayoritarias que favorecen al bipartidismo".
Lorente concluye con un símil futbolístico: "Digamos que el sistema en España es más como la Liga que como la Champions. Lo importante es ir sumando puntos, no ganar unos cuantos partidos y ya".