Armamento 'made in Spain' desde los 'puertos de la muerte' para Arabia Saudí
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau desvela en un informe que desde España se han cargado al menos 35.000 toneladas de armas y municiones entre 2016 y 2023 con destino al país de Medio Oriente, que han podido ser usadas en la guerra de Yemen.
España vende armas a Arabia Saudí. Lo hizo en el pasado y lo sigue haciendo ahora, con gobiernos de derecha y de izquierda en La Moncloa. No ha importado que pueda emplear ese material en guerras como la de Yemen ni han afectado a las relaciones comerciales crímenes encargados por Riad, como el del periodista Jamal Khashoggi. Entonces, en 2018, hubo revuelo entre socios en el Ejecutivo, pero nada más. La vida sigue igual.
Eso es lo sabido. Lo más complicado es conocer el qué y el cuánto se vende al reino saudí. Ahora, una investigación del Centre Delàs d’Estudis per la Pau lo pone negro sobre blanco. Del documento elaborado por Luis Arbide, Jordi Calvo, Abril Cortacans y Camino Simarro se extrae que los puertos españoles han cargado al menos 35.000 toneladas de armamento made in Spain con destino a Arabia Saudí durante la guerra en Yemen, esto es, entre 2016 y hasta el verano de 2022. En las instalaciones de Bilbao, Santander, Motril, Sagunto y Cádiz se han entregado más de un millón de municiones, bombas y explosivos en este tiempo, más de 1.200 contenedores con un valor de venta de 489 millones de euros, de los 2.000 millones de euros transferidos en una década en armamento.
El 25 de marzo de 2015, una coalición de países encabezada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos intervino en Yemen a petición del presidente, Abd Rabu Mansur Hadi, con el objetivo de instalar de nuevo en el poder al gobierno internacionalmente reconocido. Desde entonces, Riad ha cometido violaciones de derechos humanos que podrían constituir crímenes de guerra, ha indicado hasta Naciones Unidas. Con una media de diez ataques de la coalición al día, se han producido bombardeos contra instalaciones civiles, que deberían ser intocables. La organización Human Rights Watch ha documentado, por ejemplo, tres bombardeos en enero de 2022 que dejaron 80 civiles muertos y más de 150 heridos. En este momento, hay abiertas negociaciones para poner fin al conflicto.
Los investigadores del Centre (con sede en Valencia) han detectado en los años investigados al menos 43 atraques de la naviera oficial del Ministerio de Defensa saudí Bahri en puertos citados. "Todo indica que con mucha probabilidad se hayan dado muchos más", añaden. Lo que se llevaba esta naviera era variado: "municiones, proyectiles, espoletas, cartuchos, cargas propulsoras, disparos de 155 milímetros, ojivas, bombas, granadas, municiones fumígenas, municiones iluminantes, cohetes con carga explosiva y, bombas de guiado láser Paveway II. A estas hay que añadir lanchas patrulleras y vehículos militares URO-Vamtac", señalan.
Se ha detectado un descenso de las ventas en 2019 y 2020 que "es muy probablemente fruto del momento de mayor crítica social sobre la participación europea a través de las exportaciones de armas en la guerra de Yemen". Sin embargo, "las cifras de grandes exportaciones hacia el mar de Arabia vuelven a recuperarse en 2021 y en el primer semestre de 2022, y que seguirán al alza tal y como indican las autorizaciones de casi mil millones del primer semestre de 2022".
Un "negocio" en el que participan ejecutivos, navieras, empresas armamentísticas, sindicatos de estribadores, cuerpos de seguridad y bomberos, porque por manos de todos, de una manera u otra, pasa esta mercancía.
Luis Arbide, uno de los autores del informe y representante de La Guerra Empieza Aquí, explica por correo electrónico a El HuffPost la gravedad de la guerra de Yemen en la que supuestamente se usa este material. "Ha sido descrita como la peor crisis humanitaria del mundo. Aún así, es un conflicto desconocido e ignorado por gran parte del mundo. Arabia Saudí, dictadura sin escrúpulos que hemos visto como no duda en asesinar a cuantos opositores le surjan, intervino militarmente en Yemen en 2015 tras unos conflictos internos que se remontan a las Primaveras Árabes. De está manera, el reino saudí mantiene su mayor conflicto bélico en Yemen. Por otra parte, España le suministra constantemente armas y sobre todo, municiones. No hay que ser muy avispado para inferir que si alguien necesita constantemente alimentar una larga campaña bélica y España es uno de sus proveedores, España (entre otros) está alimentando la guerra de Yemen", defiende.
Es por eso que en el informe se defiende que España está vulnerando el derecho internacional humanitario. "Las exportaciones de armas españolas, al igual que todas las demás, están obligadas -entre otros- por el Tratado sobre el Comercio de Armas, que prohíbe las exportaciones de armas "si existen indicios de que puedan ser utilizadas para vulnerar derechos humanos. Sin embargo, es conocido que en la guerra de Yemen se actúa brutalmente de forma continuada contra la población civil, bombardeando repetidamente espacios civiles y familiares".
Arbide pone ejemplos. "Se han bombardeado mercados, escuelas, hospitales, ceremonias, etcétera, llegando hasta el asesinato de más de cuarenta niños en un autobús escolar en agosto de 2018. Aquel ataque saudí se hizo utilizando las tristemente famosas "bombas inteligentes" que según obscenas declaraciones de una ministra y un ministro españoles 'no podían equivocarse porque son inteligentes y guiadas por láser'", indica. "Ese mismo modelo de bombas, que masacró a esos niños cuando un día de agosto iban de excursión, fue enviado en número de 400 por el Gobierno español a Arabia Saudí en septiembre de 2018 (tan solo un mes tras la masacre infantil) desde Santander, en el Bahri Jazan", ahonda.
Pese a la contundencia de estos datos, desde los Gobiernos se sigue justificando la venta. Pedro Sánchez, ahora en ejercicio, aludió en el Congreso a la responsabilidad y el compromiso con los empleados que dependen de los contratos de Arabia en factorías como las de Navantia en Cádiz. "No siempre se pueden conseguir" los ideales, dijo en su última intervención sobre la materia, insistiendo en que mantiene la venta de armas a Arabia para defender "los intereses de España".
¿Por qué se sigue normalizando y legitimando esa venta? Arbide da varias razones. "Por un lado, porque es un gran negocio y el lobby armamentístico, muy poderoso, está perfectamente integrado en las esferas del poder político. Hemos visto en sucesivos Gobiernos como las puertas giratorias funcionaban sin ningún pudor en la doble dirección, de ministerio a presidencia de consejo de empresa armamentística y viceversa. Para decirlo con más claridad, hemos visto cómo ilustres personajes pasaban de traficantes de armas a ministros, y viceversa", sentencia.
Y luego, prosigue, está "el poder militar". "Aunque oficialmente no forma parte de los poderes del Estado, ejerce de forma fáctica y demanda constantemente alimentar su máquina de guerra. Precisamente ahora, con la invasión de Ucrania, estamos en el momento de mayor gloria de esa insensata teoría de 'rearmar la guerra para acabar con la guerra'".
Para "nutrir" estos dos sectores, que "viven de su constante realimentación", indica el analista, "se realizan frecuentemente por todo el mundo, lujosas y obscenas ferias de armas donde se exhibe sin pudor los últimos avances para asesinar con mayor eficiencia, como la FEINDEF que en este año de 2023 se celebró en Madrid, en el pasado mes de mayo".
España no es una excepción. Los países de nuestro entorno se comportan de una manera similar. "La cultura militarista resulta dominante en la geopolítica mundial y las inercias en el modo de resolución de conflictos, hacen que, lejos de apaciguarse, esos modelos de confrontación, sigan aumentando de forma sofisticada en detrimento de las vías diplomáticas y negociadas", explica Arbide. Sitúa el marco, para entenderlo todo mejor, con presiones como las aplicadas por Estados Unidos para que los países miembros de la OTAN incrementen su gasto militar hasta un mínimo del 2% de su PIB. "Todos se han plegado al crecimiento hasta esa arbitraria cifra y, en nuestro caso, con las últimas decisiones del actual gobierno en inversión y gasto militar, España ya ha superado ese umbral", tal como lo analizan los investigadores del Centre Delás en su informe número 58.
Según desveló la Alianza en marzo, España es el segundo país de la OTAN que menos porcentaje del PIB dedica a Defensa, el 1,04 , sólo por detrás de Luxemburgo. Sánchez ya se ha comprometido a llegar al umbral reclamado por Washington y asumido por el liderazgo atlantista.
Arbide añade que "vivimos en la era de la inteligencia artificial, y todos los días alguien nos habla de sus peligros, pero pocos de lo que supone la aplicación de este desarrollo a la creación de armas autónomas, capaces no ya sólo de matar autónomamente, sino de hacerlo con criterios prefijados y sin control humano instantáneo". "Esta monstruosidad de permitir que determinados algoritmos puedan decidir sobre la vida o la muerte de las personas, es algo que preocupa y ha activado a una plataforma internacional denominada Stop Killer Robots, que se moviliza por algo tan básico y que, aunque parezca sorprendente, aún no hay un consenso internacional para poner límites y regular ese abominable desarrollo tecnológico". Los riesgos, pues, se multiplican.
Gestos de contestación
No obstante, en el informe se deja claro que en España algo se mueve, más allá de los parlamentos o gobiernos. Hay contestación social, hay oposición a la venta de armas a Arabia, por más que sea una fuente de empleo importante en determinadas regiones. No todo lo justifica. El caso más destacado fue el del bombero Ignacio Robles en el Puerto de Bilbao, cuya actitud llevó a que la carga se trasladase a Santander y, al final, a los muertos del Mediterráneo, sobre todo.
Arbide habla de un "páramo de insensibilidad portuaria" roto por este empleado, quien hizo objeción de conciencia "en su rutinaria labor de protección a la carga de mercancías peligrosas". "Un día detectó que se estaban cargando bombas para Arabia Saudí y se negó a colaborar en ello. Además, esta acción y su posterior proceso sancionador, motivó que mucha gente nos fijáramos en lo que estaba sucediendo en nuestro puerto", explica.
"A mi juicio, vivimos unos niveles de movilización antimilitarista muy preocupantes -explica el entrevistado-. No hay un clima social para trabajar por la paz y por la noviolencia, y lo vemos en la prensa cada día. El jefe de la diplomacia europea, el señor Borrell (uno de los que cantaron loas a las bombas inteligentes GBU Paveway), traicionando la misión diplomática para la que está encomendado, exhorta en sus frecuentes ruedas de prensa a ganar la guerra con más guerra. Ese discurso cala socialmente y gran parte de la población cree que la guerra de Ucrania se puede ganar en el campo de batalla con más sufrimiento y muerte. Francamente, creo que vivimos malos tiempos para el pacifismo", se duele.
Eso, en lo político; en lo laboral, "el panorama es más desolador aún, sí cabe". Cita casos en Italia de plantes grupales, pero en España hay casos aislados, personales. "Por el contrario, en otra ocasión pudimos ver como la mayoría de los trabajadores de los astilleros de Navantia en Cádiz se movilizaban cuando en septiembre de 2018 el Ministerio de Defensa había paralizado temporalmente la venta de las -antes mencionadas- 400 bombas de precisión láser del ejército español a Arabia Saudí, y éste amenazó con la retirada del pedido de cinco corbetas".
La dificultad de lograr datos
Uno de los principales retos de los expertos ha estado en hacerse con datos que, desde el Gobierno, no se dan. El comercio de armas "está rodeado de opacidad y secretismo" y no se logra esta información ni siquiera por el cauce más oficial posible, como son las preguntas parlamentarias hechas a los Ejecutivos en el Congreso o las que, por ejemplo, Amnistía Internacional eleva al Gobierno cada vez que un buque Bahri atraca en un puerto español-Sagunto, sobre todo, en tiempos recientes-. "Le suceden respuestas evasivas acogiéndose a la franquista Ley de Secretos Oficiales, aún vigente", denuncia Arbide. Algo bastante inaudito en un estado democrático, más de 40 años después de la Transición.
La "capacidad de observación, seguimiento y detección de estas cargas es muy limitada", reconoce el colaborador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, y "aún así vemos -como se puede apreciar en el informe-, ingentes cantidades de armamento saliendo por nuestros puertos. No es aventurado suponer que gran parte de ello escapa a nuestros ojos".
En el caso de Arbide, pertenece a una plataforma ciudadana en defensa de las personas refugiadas, Ongi Etorri Errefuxiatuak, que en 2017 detectó un "comercio regular de armas" con Arabia Saudí desde el puerto de Bilbao. Entonces se formó un grupo de trabajo, "entendiendo que las guerras son uno de los principales motivos de causa de expulsión de personas de sus territorios". "A este grupo le pusimos el más que explícito nombre de La Guerra Empieza Aquí, para desde él, estudiar lo que estaba sucediendo de forma callada en nuestras proximidades, haciendo un seguimiento y recopilación de la máxima información que pudiéramos obtener de este sucio negocio, así como la difusión de todo ello por nuestras redes sociales y todos los medios posibles", profundiza.
Al principio, las informaciones que tenían surgían de su "observación ocular desde el puerto", donde iban cuando tenían noticia de la llegada de la naviera real, "para observar en lo posible lo que cargaba" y manifestarse, además. Luego llegó la colaboración de diputados y senadores, que empezaron a hacer preguntas respecto a "qué cargaban esos barcos saudíes que frecuentaban nuestros puertos", aunque las respuestas no siempre eran lo completas que deseaban. Los puertos de salida fueron cambiando por la "incomodidad" de este movimiento social y, con los traslados, comenzaron relaciones con otros grupos de activistas. Acciones e informaciones conjuntas que se mantienen hasta hoy y que se han extendido a otros puertos europeos, como los de Génova y Livorno, en Italia.
"Otra importante fuente de información fue la colaboración con un grupo de estudiantes de un máster de investigación que realizaron también un magnífico trabajo de rastreo de información en el puerto de Bilbao", añade el autor del estudio. De ahí ha salido el informe que ahora se acaba de publicar en un organismo como el Centre, con el que hay constante comunicación, y también documentales como el rodado por Joseba Sanz, La guerra empieza aquí.
La denuncia queda hecha pero, ¿hay posibilidades reales de cambiar las cosas, de frenar esa venta de armas a Arabia Saudí? Arbide reconoce que no es muy optimista al respecto. "Sólo veo las salidas tradicionales de intentar ampliar el espectro pacifista y antimilitarista, que incluso en la izquierda está bajo mínimos, como antes comentaba.
Que el gobierno más "progresista" que hayamos podido tener, haya sido y esté siendo, el más armamentista y militarista, no nos deja mucho espacio a la esperanza", concluye.
"La guerra comienza, sabemos, en nuestras fábricas y polígonos industriales, pasa por nuestras carreteras y vías de tren, atraca en nuestros puertos y transita por nuestras aguas. Y es aquí, por tanto, donde podemos y debemos pararla", confluyen el informe.