Duelo al sol entre Cospedal y Santamaría en Iberdrola
Una vez que ambas han logrado colocar a sus maridos en Iberdrola y Telefónica respectivamente, ahora buscan influir en empresas clave como las eléctricas, dado que los dos grandes bancos se les resisten.
Estaba cantado que en la macrorreunión de este miércoles del PP no iban a aflorar los movimientos que hay dentro del partido para ocupar posiciones en el supuesto caso de que Bárcenas y la financiación ilegal se llevasen a Rajoy por delante. La batalla interna por el poder se está extendiendo a los centros de influencia económica. Las maniobras en las que las alumnas aventajadas del presidente -Soraya y Cospedal- están empeñadas no trascienden a la opinión pública. Una vez que ambas han logrado colocar a sus maridos en Iberdrola y Telefónica respectivamente, ahora buscan influir en empresas clave, como las eléctricas, dado que los dos grandes bancos se les resisten. Es más fácil controlar cualquier situación si uno maneja el respaldo económico. No en vano, Aznar llegó al Gobierno y situó a sus amigos al frente de los primeros bancos y empresas del país.
La primera empresa que está sirviendo de experiencia piloto para medir las fuerzas entre los conocidos como Los Sorayos -incluidos los gemelos Nadal- y la Secretaría General del partido, es Iberdrola. Su presidente, Ignacio Sánchez Galán, hace lo que puede para que no le muevan la silla y defender su puesto. En el sector no ha pasado por alto el cambio radical que ha experimentado Galán durante el último año. De ser una especie de escracher de los diferentes Gobiernos, siempre dispuesto a dar la batalla rompiendo incluso el lobby eléctrico, a convertirse en el gran apoyo del Gobierno Rajoy. Todavía se recuerdan sus palabras en Londres a final del año pasado: "Tenemos el mejor Gobierno desde la Transición". Sobre todo teniendo en cuenta que el sector se encuentra en una de las peores situaciones de la historia, tras sumar a la crisis y la caída de la demanda, los recortes del Gobierno.
El amigo de Rajoy y el marido de Cospedal
Cuando Rajoy ganó las elecciones en noviembre de 2011, Sánchez Galán ya estaba bien situado con los populares. Tenía en casa al íntimo amigo del nuevo presidente del Gobierno, Fernando Becker, como director de Recursos Corporativos. Se podía ahorrar la jugada que tuvo que hacer con el Gobierno Zapatero de fichar a Amparo Moraleda, una ejecutiva próxima a los socialistas cuyo nombre había sonado para ministra en 2004. Sin mover un dedo, contaba con un ministrable en la directiva. Lo que no podía imaginar Galán era que Becker fuera capaz de decir no a Rajoy cuando le ofreció la cartera de Economía antes que a Luis de Guindos. Su amigo de la infancia le agradecía el detalle pero prefería la comodidad de un buen sueldo sin tantos sobresaltos como le esperaban al frente de Economía.
Sánchez Galán comenzó a sentir una extraña sensación en el estómago. Los diarios más influyentes daban por hecho que Becker era el favorito para ser consejo delegado en Iberdrola, dado que los fondos de inversión obligaban a separar las funciones de presidente y consejero delegado por el código de Buenas Prácticas, que Galán concentraba desde la marcha de Íñigo Oriol de la eléctrica. Con la agilidad que le caracteriza, visualizó el peligro de que le colocaran a un consejero delegado con hilo directo con el Gobierno. Le podía puentear con el mismísimo Rajoy, así que optó por el nombramiento inmediato de José Luis San Pedro como consejero-director general para que quedase claro quién mandaba. A la vez, hizo consejero al exministro de Interior Ángel Acebes.
Inteligente y estratega como es, Ignacio Sánchez Galán ficha un mes después a Ignacio López del Hierro, marido de María Dolores de Cospedal. La operación no podía ser más certera; muy poco humana tendría que ser la secretaria general del PP para no tomar nota del detalle. Su consorte acababa de renunciar a la entrada en Red Eléctrica ante la presión mediática. Un trago por el que no tuvo que pasar Soraya Sáenz de Santamaría cuando tan solo una semana después Alierta fichó a su marido para Telefónica. La afrenta estaba servida.
La guerra entre las dos mujeres más poderosas del PP se trasladaba así a las empresas, obligando a Galán a nadar entre dos aguas. El apoyo tan sorprendente que el presidente de Iberdrola mostraba con el Gobierno se interpretó al principio en el sector como gratitud al Ejecutivo por desmontar la enmienda Florentino que tantos dolores de cabeza le había dado.
Mientras Becker sigue en el mismo puesto que hace años y a la espera de un mejor destino, López del Hierro en sólo ocho meses ha ascendido de consejero a miembro de la Comisión Ejecutiva de la división de Ingeniería y Construcción, la más importante del grupo eléctrico. Un revés para la vicepresidenta, que según fuentes del sector, está interesada en controlar más directamente la empresa que preside Sánchez Galán.
Con la llegada de Alberto Nadal, gemelo del jefe de la Oficina económica, a la Secretaría de Estado de la Energía, los Sorayos tienen más posibilidades de aumentar la inquietud de Sánchez Galán. Y eso que ni tan siquiera Florentino Pérez ha sido capaz de moverle la silla en los siete años que lleva intentándolo.
Claro que tampoco nunca el de Iberdrola se ha visto en medio del fuego cruzado de dos mujeres como Sáenz de Santamaría y Cospedal.