Europa, aún queda mucho por hacer
Debemos seguir luchando para que los mayores avances de los últimos años en el Estado del bienestar, como una sanidad y educación de calidad para todos, una justicia equitativa o un período de paz nunca visto antes en Europa, no se vayan al traste porque no nos impliquemos lo suficiente.
Los europeos creo que tendemos a ignorar que estamos ante un momento histórico. La paz, la sanidad pública o la educación para todos son situaciones y servicios que damos por hecho en nuestro Estado del bienestar, pero se nos olvida que nuestros padres y abuelos no tuvieron la misma suerte. Con cierta frecuencia, olvidamos que vivimos en una Europa que nunca antes había disfrutado de una época de paz y prosperidad económica tan duradera como la de ahora.
Sin embargo, es comprensible que, últimamente, cuando los ciudadanos oyen hablar de Europa, les venga a la cabeza la crisis económica y social que tantas vidas ha cambiado en los últimos años. La decepción de los ciudadanos hacia las instituciones políticas, los empresarios, los sindicatos y demás grupos de representación de la sociedad es, en muchas ocasiones, entendible. Prácticamente ninguna institución ha sabido estar ni a la altura de las circunstancias, ni preparada para plantar cara a la crisis. Hoy podemos afirmar que las instituciones creadas alrededor de la libertad de mercado y con una fuerte presencia de los Estados han fallado.
Si puede afirmarse que muchos Gobiernos de los distintos países de la Unión no han sabido estar a la altura de las circunstancias, de Europa puede decirse lo mismo. La creación de la unión monetaria y del euro, sin una Unión Bancaria ni una unión económica que la acompañaran, así como la inexistencia de un plan de urgencia ante la crisis, han provocado una situación que podría no haber sido tan dura de haber sido atajada con los medios correctos en el momento oportuno. Podemos decir clara y rotundamente que se han realizado avances en los últimos años, tales como el 2 pack, el 6 pack o la Unión Bancaria, si bien es cierto que todos estos avances se han llevado a cabo empujados por una situación límite que obligaba a los políticos a actuar. Pero lo hemos hecho y hemos conseguido lo que hace algunos años era impensable.
No obstante, creo que no se nos puede nublar la vista y debemos seguir luchando para que los mayores avances de los últimos años en el Estado del bienestar, como una sanidad y educación de calidad para todos, una justicia equitativa o un período de paz nunca visto antes en Europa, no se vayan al traste porque no nos impliquemos lo suficiente. Ahora es el momento de aprender de nuestros errores e intentar subsanarlos. Debemos continuar el trabajo para establecer la Unión Bancaria, la Unión Económica y la Unión Fiscal, así como la creación de instituciones capaces de actuar ante situaciones de crisis.
En los próximos años se debatirán cuestiones cuyo impacto en los ciudadanos será muy grande y tendremos la oportunidad de seguir construyendo una Unión histórica. Ante esta situación, podemos ignorar estos hechos o decidir implicarnos e intentar crear una Europa más social y mejor, con mayores oportunidades para todos. Las puertas del Parlamento Europeo y, seguro que también las del resto de instituciones, estarán abiertas para que los ciudadanos puedan preguntar, visitar, conocer, opinar y charlar con los que trabajamos en ellas para poder contribuir a crear una Europa mejor. Europa les necesita, porque aún queda mucho camino por delante.