USA: ancianos al poder

USA: ancianos al poder

"El desinterés de la juventud americana por la política explica que esta esté protagonizada por gente demasiado mayor".

Joe Biden y Donald J. Trump, en el estudio de la CNN en Atlanta (EEUU).MICHAEL REYNOLDS / EPA / EFE

Cuando se celebren las próximas elecciones norteamericanas el 5 de noviembre, Trump tendrá 78 años cumplidos en junio y Biden estará a punto de cumplir el día 20 de noviembre los 82 años. Si en el 2020, los norteamericanos y la comunidad internacional ya vieron con estupor cómo se disputaban la presidencia dos septuagenarios, en apariencia demasiado mayores para soportar con garantías el ajetreo que lleva consigo la presidencia de un gran país, ahora el estupor se vuelve perplejidad al constatar que está a punto de repetirse la contienda, solo que con los mismos candidatos cuatro años más viejos.

La esperanza de vida de las élites norteamericanas es muy elevada, y hay ejemplos de provectos profesionales, intelectuales o artistas de avanzada edad y magnífica productividad. Pero en un rol de tan evidente servicio público como es la presidencia USA parece imprudente confiar tal tarea a personas que pueden no estar a la altura física y mental del encargo. De hecho, todos vimos los balbuceos de un Biden desorientado en el debate del pasado jueves. No parece que aquel anciano con dificultades de coordinación sea capaz, pongamos por caso, de presidir con agudeza durante horas un gabinete de crisis en un momento de excepcional gravedad.

Como es lógico, la opinión pública norteamericana es consciente de ello y está abierta una intensa polémica, tanto en el ámbito del partido demócrata como en el conjunto de la sociedad, que se refleja en la prensa. También el caso ha sido objeto de diversas encuestas. Una encuesta de ABC News/Ipsos de principios de junio reflejó que el 59 % de los estadounidenses piensa que los presuntos nominados son demasiado mayores para repetir mandato; un 27 % adicional dijo que sólo Biden es demasiado mayor y apenas el 3 % de los estadounidenses dijo que solo Trump es mucho mayor para volver a ocupar el cargo, lo cual es una ventaja a su favor pero parece claro que el problema de la senectud afecta ambos. Estamos ante un “duelo de titanes”… en plena decadencia.

En definitiva, la mayoría de los estadounidenses no desean una repetición de 2020. Incluso se señala en los sondeos que, si cualquiera de las partes pudiera presentar un candidato más joven y de calidad, ganaría por abrumadora mayoría. La edad de los candidatos es extremadamente preocupante, piensa una gran parte de los ciudadanos/electores.

Esta inquietud puede ser una prueba más de que el sistema bipartidista norteamericano está muy deteriorado. Es evidente la posibilidad de que cualquiera de los dos candidatos no pueda terminar su mandato por demencia, senilidad u otras razones de salud, lo que demuestra que algo en el sistema de elecciones se rompió y hay que arreglarlo, sostienen los analistas.

Menciona Ugo Stornaiolo, del “The Wall Street Journal”, a Robert Collins, profesor de la Universidad Dillard de Nueva Orleans, quien cree que los estadounidenses sienten que no tienen una disyuntiva real. "Para muchos de nosotros, parece una situación de regreso al futuro", refiriéndose a la película de Robert Zemeckis de 1985. "Es una elección entre los mismos dos ancianos que tuvimos la última vez, y muchos estadounidenses se preguntan cómo sucedió esto y si eso significa que algo anda mal con nuestra democracia", agrega.

La respuesta es que sí. El cuatrienio inquietante del populista Trump en la Casa Blanca y sobre todo la intentona golpista de ocupar el Congreso tras la victoria de Biden en 2020 con la evidente complicidad de Trump son pruebas de que la democracia USA no está en su mejor momento. La recentísima sentencia del Tribunal Supremo que declara un gran margen de inmunidad para Trump en su campaña confirma que que problema no es solo político sino también ideológico y social.

Tras las últimas pruebas de decrepitud de Biden, todas las soluciones son malas porque obligarían a improvisar una salida informal. Pero es urgente que se reciba el mensaje: el desinterés de la juventud americana por la política explica que esta esté protagonizada por gente demasiado mayor. Y no se puede ceder a esta inercia: Con independencia de que los políticos más experimentados pongan sus ideas al servicio de la nación, la actividad del Ejecutivo ha de ser llevada por personas en plenitud de condiciones, que no arrastren los pies ni tengan lagunas de memoria.