Draghi: salvamento europeo

Draghi: salvamento europeo

"Europa debe invertir en su modernización colectivamente, al tiempo que afina su gobernanza, acentúa su integración y actúa con cierta audacia en la dirección adecuada".

Mario DraghiANDREAS SOLARO via Getty Images

El expresidente del BCE, que salvó a Europa de la crisis sanitaria del 200 al asegurar que Europa “haría todo lo necesario” para salir de aquel atolladero, ha presentado ahora un grueso informe sobre la competitividad de Europa a la presidenta de la Comisión Europa. En síntesis, el sesudo análisis mantiene la tesis de que la UE, que está experimentando desde hace tiempo un gran retraso agravado por la guerra de Ucrania, necesita movilizar al menos entre 750.000 y 800.000 millones de euros al año para seguir el ritmo de sus grandes competidores, Estados Unidos y China. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, tiene ahora cinco años para digerir y aplicar este repertorio de recomendaciones, capaces, según el italiano de detener la “lenta agonía” de Europa.

De entrada, conviene tener en cuenta que el informe sale al paso de quince años de declive europeo, por una falta constante de iniciativas por parte de los 27 y de las instituciones comunitaria. El propio Draghi, que fue primer ministro italiano, dimitió en julio de 2022, 18 meses después de su designación, porque no encontró receptividad para sus planes económicos e industriales nacionales. Los datos son bien claros y específicos: según el Fondo Monetario Internacional, las 27 economías de la UE representan hoy el 14% de la producción mundial en términos de poder adquisitivo, frente a más del 20% en el 2000. Las causas son complejas pero en especial el retroceso se debe a que la recuperación dela UE de la pandemia de Covid-19 fue más lenta que la de los Estados Unidos y China (a pesar delios fondos Next Generation, que hoy resultan insuficientes), y el continente sufrió un golpe muy duro con la guerra de Ucrania, que disparó los precios de la energía. Muchos pensamos que desde 2008, con la gran crisis, Europa ha entrado en un bucle de mediocridad debido sobre todo a su gobernanza: la superestructura política de Eurpa no supo combatir aquella crisis ni tampoco restañarla, y todos tuvimos la fatalidad de decaer en la crisis sanitaria de 2020 cuando todavía nonos habíamos recuperado de la anterior. Además, el Brexit ha complicado las cosas, evidentemente, pero el declive actual tiene su origen en la decedencia del eje franco alemán: lños dos países, asediados por la extrema derecha, parecdn incapaces de recuperar la energía y el camino correcto.

La recomendacio´nde Draghi es compleja pero puede sintetizarse con fines pedaógicos: en primer lygar, Europa debe movilizar conjuntamente entre 750.000y 800.000millones de eurs al año para seguir el ritmo de sus principales comptidores, Estados Unidos y Chiuna.Para ello sería preciso que el porcentaje de inversión de la Unión Europea pasasen el 22 % del pip actual al 27 %, deteniendopor tanto el declive delosçultimos años. Para ello, sería necesario una financiación común y unamovilizacion eficientede la inversión privada.

En segundo lugar, hay que reorientar los esfuerzos colectivos para cerrar la citada brecha, en especial en alta tecnología. “El problema no es que Europa le falten ideas o ambición […] sino que la innovación está bloqueada en la siguiente fase: no conseguimos traducir innovación en comercialización”. Conel mundo al borde de una gran revoluciñon provocada por la inteligencia artificial —dice Draghi— “Europa no puede permitirse quedarse estancada en las tecnologías e industrias del siglo pasado. Debemos dar rienda suelta a nuestro potencial innovador”. Y de ahí la necesidad de que Europa cuente con una estrategia industrial, enciendo la incapacidad que ha demostrado hasta ahora. Y de nuevo señala a la mala gobernanza como causa: “debido a su lento y disgregado proceso de elaboración de políticas, la UE es menos capaz de dar una respuesta de este tipo”.

Y finalmente Deaghi pone el ejemplo más ilustrativo en este momento: la industria del automóvil, en el que Europa está naufragando (la crisis de Volkswagen es la punta del iceberg). Para resolver la situación, la UE no debe cae en “las trampas fel proteccionismo” sino efectuar un “planteamiento global que abarque todas las fases”, desde la investigación y la extracción hasta los datos, la fabricación y el reciclado”.

En definitiva, Europa debe invertir en su modernización colectivamente, al tiempo que afina su gobernanza, acentúa su integración y actúa con cierta audacia en la dirección adecuada. No está claro que el tándem Scholz-Macron sean capaces de entender del todo este mensaje, que España debe reforzar en la medida de sus posibilidades.