En los últimos meses he tenido un debate algo agrio con algunos colegas europeos sobre qué significa la unión bancaria. Muchos desconfían aún de ese grupo de países al que tan desafortunadamente denominan PIIGS (Portugal, Ireland, Italy, Greece, Spain). Absurdo, porque o el club es uno o salta por los aires. Y, al final, no habrá otro remedio que esa unidad, aunque sea a trompicones.