CaixaBank - Bankia: una operación financiera con trasfondos políticos
El 'Govern' busca que la nueva entidad, la mayor de España, tenga sede en Cataluña.
El seísmo económico de la fusión entre Bankia y CaixaBank puede mover los cimientos del procés. Los principales bancos de Madrid y Barcelona se dan un abrazo en pleno intento de relanzar la mesa de diálogo entre Moncloa y Generalitat para resolver el conflicto político catalán.
La crisis del coronavirus congeló el diálogo entre ambos Ejecutivos y, ahora, propicia una unión financiera que forjará la entidad bancaria más grande de España por volumen de activos. Todo un contrarrelato para la agenda independentista.
“Puede haber alguien por ahí que use la fusión como mensaje contra el secesionismo. El propio Gobierno estará contento porque llegue a buen puerto. Se puede usar como relato contra el independentismo. Ya en 2017, tras las sucesos independentistas, La Caixa salió de Cataluña. Pero la realidad es que la mayor parte del negocio de CaixaBank no está allí. El mito de que la entidad es catalana, vale, pero apenas tiene negocio allí ya”, cuenta a El HuffPost Antonio Carrascosa, exresponsable del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y exconsejero ejecutivo de la Junta Única de Resolución (JUR) en Bruselas.
Lo cierto es que detrás de esta asociación entre gigantes está el riesgo de solvencia de los bancos. Con los tipos de interés por los suelos y el negocio inmobiliario parado, no tienen mucho margen para aguantar beneficios. La Unión Europea lleva meses, desde que estalló la pandemia, trasladando la idea de que algunas fusiones serían inevitables. El presidente del Mecanismo Único de Supervisión europeo, Andrea Enrica, ya dijo que algunos bancos podrían no resistir y terminar fusionándose.
La economía española sufrió una debacle durante el segundo trimestre del año y el PIB se despeñó un 18,5%, el mayor derrumbe de la historia en tiempos de paz. Con la recesión en la puerta, los bancos pueden ser más reacios a prestar para no incrementar su morosidad y entrar en pérdidas. Y, aun así, se espera que se dispare la morosidad tras un fuerte aumento de la liquidez concedida a las empresas para que aguanten las turbulencias.
En el Govern, la fusión se ha recibido con cierto recelo. Fuentes de la presidencia de la Generalitat no entran a valorar cómo afectará la unión al procés. Eso sí, el presidente Quim Torra critica que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, “no haya dicho nada sobre el reparto de dividendos en Bankia”.
El grupo BFA-Bankia tuvo que ser rescatado en 2012 con una inyección de dinero público de 22.400 millones, pero 8 años después apenas se han recuperado 3.300 millones a través de la venta de participaciones y de los dividendos distribuidos por el banco. Esa es la razón por que Torra ha lanzado la pulla a Iglesias con uno de los temas que más ha capitalizado Podemos para llegar al poder: el dinero público para rescatar bancos.
Puede que, por eso, el secretario de Estado de Derechos Sociales, el morado Nacho Álvarez, se haya revuelto contra esta operación, que considera “preocupante” porque profundiza “la oligopolización del sector financiero”, que “no es una buena noticia para la competencia del mercado”.
El president insiste en mantener la mesa de diálogo con el referéndum de autodeterminación encima. Solo el consejero de Empresa, Ramon Tremosa, ha advertido de que, si finalmente se fusionan CaixaBank y Bankia, el Govern querrá saber cómo queda realmente la representación de cada parte: “En principio no tenemos por qué estar en contra de una fusión. Me gustará ver la sede, domicilio fiscal, mayorías... La Caixa es una entidad muy potente. Bankia es un banco rescatado y, por tanto, mantenido artificialmente”, ha apostillado
Tremosa también ha deseado que la sede de La Caixa vuelva a Cataluña: “Marchó de una manera poco edificante y el lugar natural de La Caixa entendemos que es Barcelona, y trabajaremos para que así sea”. No obstante, Carrascosa, quien conoce a la perfección el sistema bancario español, no cree que esta fusión afecte al procés directamente, porque hay nula politización en el gobierno de CaixaBank.
“En primer lugar, no estamos hablando de cajas de ahorros, en las que los Gobiernos regionales tenían ciertas responsabilidades, especialmente a través de los órganos de control de esas entidades. Lo que se fusionan son bancos, cuya supervisión corresponde al Banco Central Europeo. En segundo lugar, la alta dirección de CaixaBank ha demostrado una sobrada independencia de criterio a la hora de gestionar la entidad. Por tanto, para mí, la politización de las Cajas no afectó a CaixaBank”, cuenta el exresponsable del FROB.
El Ejecutivo, por su parte, explica a este diario que “el fondo de reestructuración está analizando las condiciones de mercado con el fin de proteger el interés público de la participación en Bankia”. “El Gobierno tiene una prioridad en relación con Bankia: proteger el interés general de los ciudadanos españoles, maximizar el valor de la participación pública y reforzar la estabilidad financiera del país. Estos son los principios que guiarán cualquier decisión en este ámbito”, precisan fuentes de Moncloa, que escabullen valorar cómo afecta esto al procés y a la mesa de diálogo.
Apetito por albergar la sede de la nueva entidad
Bankia y CaixaBank tienen en la actualidad su sede social en Valencia, aunque sus sedes operativas están en Madrid y Barcelona, respectivamente. Bankia llevó su sede a la capital de la Comunidad Valenciana desde que se fundó en 2010. Mientras, CaixaBank trasladó su sede en octubre de 2017, en medio de la gran incertidumbre generada por el proceso independentista de Cataluña.
El Gobierno del banco catalán optó por Valencia por ser la segunda gran ciudad de su estructura. Ahora, el presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, aprieta por consolidar su región como guardiana de la principal entidad bancaria española. “La Generalitat entiende que lo lógico y lo razonable sería que la sede de la entidad resultante estuviera en la ciudad de Valencia. Sería un hito muy positivo para la Comunitat Valenciana”, apuntó Puig.
Los valencianos, no obstante, tienen competencia: fuentes cercanas a Torra recalcan a este diario que el presidente quisiera que La Caixa volviera a Barcelona antes de que se materialice la fusión. La operación, no obstante, aún tiene margen de tiempo para concretarse. Pero algunos analistas, como el periodista Enric Juliana, la ven como un “movimiento estratégico”.