La comunidad conmemora el 40º aniversario de las masivas manifestaciones para reivindicar su autonomía y el reconocimiento como nacionalidad histórica.
En la historia de España, han sobrado los principios y ha faltado el diálogo. Porque el diálogo, para que merezca tal nombre, exige aceptar que todos participamos en él en igualdad de condiciones. Exige reconocer que nuestra sociedad, como cualquier otra, está compuesta de elementos heterogéneos, dispares, con distintas ideas e intereses, incluso principios, y que todos tenemos derecho a ser respetados.
Tantas cosas se hicieron en el gran cambio que introdujo el PSOE con Felipe González al frente, que los hijos de aquellos tipos legendarios y honestos ven natural imitarles. Aunque no lo hayan teorizado, por edad o por adoctrinamiento malicioso de frikis oportunistas, sencillamente quieren ser como sus mayores, a los que admiran sin darse cuenta, como algo natural.
España vivió uno de sus momentos más convulsos cuando estaba acabando la dictadura de Franco y el príncipe Juan Carlos se preparaba para sustituirle. De todo esto se habla en El dosier del Rey, un libro que refleja que tan cierto como que Juan Carlos se apoyó en la CIA y en su Gobierno para alcanzar el poder, lo fue que llegado el caso les mintió para conseguir introducir en la Transición elementos a los que se oponían los estadounidenses.
Tuvo que dejar esas salidas y el gimnasio. Su mujer siguió en su empleo; pero, después de cinco años en paro del miembro de la familia que mayor renta incorporaba, la vida no es la misma y, sobre todo, junto con los ahorros, se han volado las expectativas de dar los mejores estudios a sus dos hijos. ¿Se es clase media cuando se han perdido las expectativas de que tus hijos vivan mejor o, al menos, con el mismo bienestar con que tú has vivido?
La hora menos que tiene Canarias con respecto al resto de España tiene cosas malas y buenas. Malas, por ejemplo, que el golpe de Estado de Franco empezó una hora antes; buenas, que Franco murió una hora antes, y que la Transición también empezó una hora antes. Una hora en el sentido que la Biblia da a los días.