La ejecución del periodista crítico con Riad en su consulado de Estambul hizo que el mundo diera la espalda al heredero Bin Salman. Duró un suspiro: los intereses diplomáticos y económicos se impusieron y no hay justicia, reparación ni memoria.
El periódico habla por primera vez con un miembro del grupo donde se filtraron los documentos y señala a un entorno ultraderechista, religioso y amante de las armas.
No, no son sólo las cajas con documentos oficiales de Mar-a-Lago: un equipo de expertos informáticos copió registros estados clave como Georgia, Nevada y Michigan.
El periodista que hundió a Nixon tiene claro que la grabación desvelada por 'The Washington Post' es "la pistola humeante", la flagrante prueba del delito.