Cuando la escuela plantea una redacción, medimos su "modernidad" a partir del tema que se define. Así, si si el tema es "Mi bandera" decimos que es una redacción antigua, típica de una escuela fuera de época; pero si es "Caminos para combatir la intolerancia religiosa en Brasil" todo gira 180º y pasa a ser una redacción fantástica, propia de la revolución educativa en marcha.