No tiene nombre, pero se ha convertido en un héroe en el Congo, donde las muertes por el tráfico son un gran problema. Su fama ha traspasado fronteras y Thérèse Kirongozi, la ingeniera que le ha dado vida, está empeñada en que triunfe en el mundo. Ella, como mujer, científica y africana, es consciente de su realidad: "Los africanos debemos ser quienes transformemos nuestros recursos".