El pasado día 21 de diciembre el Tribunal de Justicia de la Unión Europea señaló que el territorio del Sahara Occidental no forma parte de territorio marroquí. Esto tiene un efecto económico importante: los productos originarios del Sahara no pueden entrar libremente en la Unión Europea como venía ocurriendo hasta ahora.
La próxima vez que entres en un supermercado o un restaurante de sushi, plantéate usar el poder de tu cartera para decir a la industria atunera que en tu plato no hay sitio para la devastación de los océanos ni para el abuso laboral.
Cualquiera que haya estado en Grecia un tiempo habrá observado una peculiar característica de sus habitantes: su obsesión por pescar. Pasear por el puerto, con un griego, es sinónimo de hablar solo, porque él o ella te estarán escuchando, pero tras unas cuantas respuestas del tipo Um, Ne, aja, po, po po... te darás cuenta de que su atención está en otro sitio; en el agua; a ver si algo se mueve.
Es hora de que el Gobierno demuestre cuál es su opción para los océanos. Es el momento de dar pasos firmes para cumplir con la legislación europea y de apostar por el futuro de los océanos y la pesquerías con un modelo de pesca sostenible, donde no tienen cabida los Monster boats.
Los pequeños estados insulares están sufriendo mucho los efectos del cambio climático y la subida del nivel del mar. Entre otros, el agotamiento de los recursos, la degradación de los suelos, la contaminación o la recurrencia de fuertes tormentas que hacen retroceder en años su nivel de desarrollo.
La creciente población humana, junto al poder adquisitivo en alza, aumenta la demanda en un momento en que las zonas de pesca del mundo alcanzaron su máximo potencial o comienzan a declinar. Cerca del 90% de los bancos pesqueros han sido explotados o sobreexplotados.
Estamos en precampaña electoral para las elecciones europeas. Es el momento perfecto para no tener memoria de pez y cumplir con los compromisos adquiridos. Porque necesitamos recuperar las poblaciones de peces y reducir la sobrecapacidad de la flota comunitaria.
La campaña de publicidad que tenía como lema Pezqueñines, no gracias comenzó su andadura en los 80 y nos sugería de una forma directa y amena que el consumo de peces de pequeño tamaño era inapropiado. Más de 20 años más tarde parece que hemos hecho caso omiso.
Estos días es noticia todo lo que está aconteciendo en Gibraltar, como la colocación por parte del Gobierno gibraltareño de 70 bloques de hormigón para la creación de un arrecife artificial. Estas estructuras no son raras y podemos encontrarlas desde Cataluña hasta Andalucía pasando por Valencia y Baleares.
Quiero que los océanos se recuperen del colapso hacia el que se encaminan como consecuencia de la esquilmación de los caladeros por parte de la flota industrial. Porque el futuro de la pesca no es una batalla entre pescadores y ecologistas, tal y como quieren hacernos creer los peces gordos.