Israel, que mantiene ocupada parte de Cisjordania, donde se enclava la ciudad, ha intentado frenar la decisión de la Unesco por ser "distorsionada", a su juicio.
Lo ha hecho por un procedimiento de emergencia para bienes en peligro, con lo que adquiere un estatus especial de protección frente a daños por la invasión rusa.
El alma de los patios es la hospitalidad. Su seña de identidad singularísima es tan puramente humana que la declaración como patrimonio inmaterial no puede ser más justa y representativa del microcosmos de convivencia, vecindad y acogida que constituyen los patios cordobeses.